La derecha

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Los diputados UDI Jorge Alessandri, Guillermo Ramírez y Jaime Bellolio se reunieron con Luciano Cruz-Coke, jefe de bancada de Evópoli, en la Cámara. Foto: Dedvi Missene

Si hubiera que elegir un aspecto estructurante de "la derecha", la de ayer y la de hoy, probablemente sería su relación con los colegios. En ese aspecto, Evópoli también es muy sólido. Porque quién mejor que ex alumnos del Apoquindo (QEPD), del Verbo Divino y el Manquehue para liderar la tan necesaria renovación de "la derecha" y así poder continuar con todas las transformaciones necesarias para que todo siga igual.


El lenguaje es sin duda la herramienta más notable y útil que tenemos. Pero a veces, y según cómo lo usemos, también puede ser un instrumento un poco traicionero. Mal utilizado nos da la falsa sensación de creer que entendemos las cosas, cuando en realidad no sabemos muy bien de qué estamos hablando. De hecho, hay situaciones en que pareciera conveniente mantener esa vaguedad, porque nos ayuda a no tener que pensar tanto, a definir menos.

Un caso en cuestión es el uso que le damos a términos como "la derecha". ¿A qué crestas nos referimos cuando usamos ese término? Pareciera que todos sabemos vagamente lo que queremos decir cuando lo utilizamos, pero probablemente también todos vamos a tener una interpretación un poco distinta, subjetiva.

En lo personal, crecí pensando que "la derecha" era todo aquello relacionado con Pinochet (recordemos que eran los 80 y la paleta cultural era más bien limitada). Pero luego, hilando un poco más fino, uno pronto se daba cuenta que ser pinochetista no era equivalente a ser "de derecha". Pinochetista podía ser cualquiera, pero no cualquiera podía ser realmente "de derecha".

"La derecha" tenía una manera particular de hablar, de vestirse, de pensar. Yo los veía en la tele (siempre muy seguros de sí mismos), o me los topaba en algún encuentro familiar. Entonces la relación fue siempre un poco ambivalente. Para la familia solo cariño, para los que salían en la tele, más que nada, desprecio.

Suena raro articularlo así ahora, pero por ejemplo yo entendía que mis primos "de derecha" iban a colegios "de derecha", sus vacaciones (que siempre eran mejores) sonaban "de derecha", se vestían "de derecha", etc. Lo fundamental era que "ser de derecha" era evidentemente más que una opción política; era una manera de vincularse, una condición relativamente estable y perpetua, principalmente heredada, a la que por lo tanto no todos podían acceder. De hecho, la mayoría del mundo "de derecha" con que uno conversaba, por lo general, se declaraba apolítica. Lo de ellos iba más por el sentido común y la política, daba la impresión que pensaban, ensuciaba este sentido común.

Otra característica era que en "la derecha" eran mucho de ir a misa. Tenía una cosa muy fuerte con Dios. Tan fuerte que les permitía justificar o ignorar las atrocidades más grandes que estaban ocurriendo en el país, incluso si estas atrocidades las padecía gente relativamente cercana a ellos.

No olvidemos que ser "de derecha" era también muy aspiracional. Uno lo veía claramente en las manifestaciones del "SI". Era evidente que muchos estaban ahí solo porque era lo más cerca a un buen balneario en el que nunca iban a estar. Era gente que quería pasar por ser "de derecha" pero a la que probablemente solo les daba para ser pinochetistas. Pasaba lo mismo en RN y la UDI, la mayoría de sus dirigentes más visibles eran efectivamente "de derecha", pero había otros que, en realidad, no eran más que pinochetistas con aspiraciones.

Evópoli es quizás el mejor exponente contemporáneo de esa relación utilitaria de "la derecha" (la prístina, la pura), con el pinochetismo. Tan rápido como en su momento "la derecha" se sumó al pinochetismo, e incluso estratégicamente se dejó hasta dominar por él, el minuto en que ya no le sirvió lo desechó igual como uno hace con ese pololo/a que después da cierta vergüenza reconocer que se tuvo. Si hasta los que uno creía pinochetistas por convicción, tipo nuestro flamante ministro del interior, al final resultaron ser más "de derecha" que pinochetistas. Gran decepción. Si vas a apoyar la violación sistemática a los DD.HH., que al menos sea por convicción.

Pero si hubiera que elegir un aspecto estructurante de "la derecha", la de ayer y la de hoy, probablemente sería su relación con los colegios. En ese aspecto, Evópoli también es muy sólido. Porque quién mejor que ex alumnos del Apoquindo (QEPD), del Verbo Divino y el Manquehue para liderar la tan necesaria renovación de "la derecha" y así poder continuar con todas las transformaciones necesarias para que todo siga igual. Reconozcamos eso si que en al menos un punto tienen toda la razón; es mucho más gente ser liberal que ser pinochetista.

Pero no es solo Evópoli. Como hemos visto, el piñerismo ha sido también particularmente eficiente en depurar sus filas y tener casi exclusivamente gente "de derecha" en posiciones de liderazgo. Díganme que no es un alivio que sea una ex alumna del Colegio Los Andes la que esté a cargo de promover la importancia del mérito como movilizador social, y que para apoyarla en esta labor, tengamos un ex alumno del Tabancura.

En fin, se ve que "la derecha" sabe cómo jugar el juego. Bueno, ayuda si eres dueño del tablero y las fichas. Pero hay que reconocerles su habilidad, porque no solo lograron conservar su poder económico y político intacto, sino que además ahora se dan gustitos como celebrar el triunfo del "NO" desde La Moneda (imagino que para los pinochetistas debe haber sido como que tu ex se saque fotos con el pololo nuevo y las publique sabiendo que las va a ver).

Da un poco de pena por el pinochetista real, el que no le da para ser "de derecha". El que ahora, ninguneado, debe estar viendo todo esto con mucha rabia. Y ojo que no deben haber muchas cosas más peligrosas que un pinochetista con rabia. El que entiende esto muy claramente es J.A. Kast, que desde hace un tiempo se ha estado preparando para liderar este gran quiebre. Por lo mismo, quizás, "la derecha" debería empezar a ser un poco más recatada y no seguir subiendo tantas fotos a las redes sociales con su nuevo pololo (el liberalismo, la democracia), porque en cualquier momento, cuando Piñera deje de ser la carta aglutinadora (y falta poco para eso), tal vez tenga que volver a tocarle la puerta, o peor aun, recibir instrucciones de su ex. Y es ahí donde las Jacqueline van Rysselberghe, los Iván Moreira, las Camila Flores, los Mario Desbordes, etc., la van a cobrar cara.

Pero si eso ocurre tampoco va a ser el fin del mundo. Porque "la derecha", digámoslo, siempre se ha podido adaptar excelentemente bien al contexto que le toca vivir. Dios no le falta, ni le va a faltar.

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