La ofensiva de la Iglesia Católica de EE.UU. contra la vacuna de Johnson & Johnson

La doctora del Ejército de EE.UU., Kristen Rogers. sostiene un frasco de la vacuna contra el Covid-19 de Johnson & Johnson. Foto: AP

La Conferencia de Obispos Católicos de ese país expresó “preocupaciones morales” por el inmunizante contra el Covid-19 aprobado el sábado, debido al uso de células fetales en su fabricación.


La aprobación de la vacuna Johnson & Johnson en Estados Unidos ha causado polémica entre los norteamericanos. El nuevo inmunizante tiene una efectividad de 72%, solo necesita una dosis, acarrearía menos efectos secundarios y es más fácil de trasladar al soportar mayores temperaturas, por lo que la luz verde a su uso de emergencia el sábado en la noche y el anuncio de que la compañía proporcionaría 100 millones de dosis hasta finales de junio fue principalmente motivo de esperanza en el país más afectado por la pandemia, con más de 29,4 millones de casos y sobre 531 muertes acumuladas.

Sin embargo, la Conferencia de Obispos Católicos de EE.UU. llamó a no inocularse con la nueva vacuna y a preferir las predecesoras Pfizer/BioNTech y Moderna. La razón: esgrimen “preocupaciones morales” ante el nuevo inmunizante, por fabricarse a partir de células que provienen de tejidos de fetos abortados.

La doctora del Ejército estadounidense Kristen Rogers llena jeringas con la vacuna contra el Covid-19 de Johnson & Johnson, en Florida. Foto: AP

“La aprobación de la vacuna contra el Covid-19 de Johnson & Johnson para su uso en Estados Unidos vuelve a plantear preguntas sobre la permisibilidad moral de usar vacunas desarrolladas, probadas y/o producidas con la ayuda de líneas celulares derivadas del aborto”, señala el comunicado de los obispos

Al menos seis diócesis estadounidenses han publicado comunicados donde expresan las mismas “preocupaciones morales”, entre las que se incluyen Nueva Orleans, Baton Rouge, Burlington y Vermont.

Johnson & Johnson es la tercera vacuna que se autoriza en Estados Unidos y su fabricación es distinta de Pfizer/BioNTech y Moderna. El fármaco se desarrolló a partir de una línea celular fetal llamada PER.C6, que proviene de un feto de 18 semanas abortado en 1985. Si bien Pfizer y Moderna también utilizan células fetales humanas, solo lo hacen durante la fase de pruebas, que según el comunicado de la Conferencia de Obispos Católicos de EE.UU. es aceptable.

La paciente Susan Maxwell Trumble es inoculada con la vacuna de Johnson & Johnson en el South Shore University Hospital, en Bay Shore, Nueva York. Foto: AP

“Las vacunas de Pfizer y Moderna plantearon preocupaciones, porque se utilizó una línea celular derivada del aborto para probarlas, pero no en su producción”, dice el comunicado.

“Estamos orgullosos de llevar nuestra vacuna contra el Covid-19 al mundo y de contribuir a poner fin a esta pandemia. Nuestra vacuna de dosis única utiliza un vector de adenovirus no infeccioso inactivo –similar a un virus del resfriado– que codifica la proteína spike del coronavirus, y no hay tejido fetal en la vacuna”, dijo Johnson & Johnson a la cadena CNN.

Según la prensa norteamericana, ninguna de las vacunas contiene realmente tejido fetal. Las líneas de células fetales son células que se cultivan en un laboratorio, que descienden de células extraídas de tejido fetal de abortos voluntarios en los años 70 y 80.

Un frasco de la vacuna de Johnson & Johnson se exhibe en el South Shore University Hospital, en Bay Shore, Nueva York. Foto: AP

Los obispos, sin embargo, están alentando a la población católica a preferir inocularse con Pfizer/BioNTec o Moderna. “Si las personas pueden elegir entre las vacunas, deben optar por la que menos esté relacionada con el aborto”, afirman los obispos. “Si uno tiene la capacidad de elegir una vacuna, se deben elegir las vacunas de Pfizer o Moderna en lugar de las de Johnson & Johnson”, agregan.

Sin embargo, los obsipos aseguran en su comunicado que “cuando las vacunas Covid-19 éticamente irreprochables no están disponibles... es moralmente aceptable recibir vacunas Covid-19 que han utilizado líneas celulares de fetos abortados en su investigación y proceso de producción”.

“Si bien debemos seguir insistiendo en que las empresas farmacéuticas dejen de usar líneas celulares derivadas del aborto, dado el sufrimiento mundial que está causando esta pandemia, afirmamos nuevamente que vacunarse puede ser un acto de caridad que sirve al bien común”, dice el comunicado de la Conferencia de Obispos Católicos de EE.UU.

Tanto el Papa Francisco, de 84 años, como el Papa Emérito Benedicto XVI, de 93, se inocularon con Pfizer a mediados de enero de este año. El actual Pontífice calificó la vacunación en esa oportunidad como “una acción ética, porque te juegas la salud, te juegas la vida, pero también te juegas la vida de los demás”, dijo en una entrevista difundida por la televisión italiana.

Trabajadores de Salud Pública del Condado de Harris reciben 12.000 dosis de la nueva vacuna contra el coronavirus de Johnson & Johnson en Houston, Texas. Foto: Reuters

Preocupación por efectividad

A muchos estadounidenses les preocupa que el nuevo fármaco sea un “producto inferior” a las vacunas previamente aceptadas por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), informa The New York Times.

Esto derivaría de la tasa de efectividad que tiene Johnson & Johnson, de 72%, en comparación con el 94% de Moderna y el 95% de Pfizer.

A pesar de ser menos efectiva para prevenir una infección leve que sus predecesoras, datos de la FDA aseguran que el nuevo fármaco es 86% efectivo en prevenir la enfermedad grave y la muerte.

Según el sitio Our World in Data, en Estados Unidos ya se han admnistrado 80,5 millones de dosis de la vacuna contra el Covid-19, lo que equivale a un 24,08% de la población del país.

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