Los tres factores numéricos que incidirán en el mapa de la elección

Foto: Agencia UNO

Los comicios de este domingo tienen varias incógnitas, pero hay tres claves que ayudarán a analizar y comprender los resultados: cuánta gente acude a votar, cuál será la composición de esa masa de electores en cuanto a edad y si existe o no una diferencia relevante entre las ciudades con mayor población y el resto del país.


1. La participación electoral

La diferencia no es para nada trivial: un millón de votos, lo que perfectamente puede cambiar el resultado de una elección como la presidencial. Entre el escenario de participación que se dio para el plebiscito de octubre de 2020 (50,9%, con siete millones y medio de votantes) y el de las elecciones para convencionales constituyentes (43,4%, con seis millones 450 mil personas) hay una brecha considerable: donde caiga más cerca la aguja incidirá en lo que se vea en la jornada.

Por historia, es probable que el piso esté más cerca de lo que ocurrió en los comicios de mayo de este año. De hecho, en las elecciones de primera vuelta de noviembre de 2017 participaron seis millones 700 mil personas, y según la gran mayoría de los estudios académicos sobre comicios, votaciones tipo referéndums como las del año pasado tienden a incentivar que la gente vaya a votar.

Sin embargo, hay un factor que podría cambiar este escenario. La de este domingo es la primera elección presidencial en mucho tiempo donde no hay un claro favorito, y donde incluso no está claro quiénes pasarán a la segunda vuelta. Una situación así de apretada puede generar movilización adicional, aunque de todas formas si algo así ocurriera debiera estar cerca de las cifras del plebiscito y no llegar al escenario más optimista, que es una elección que tenga en torno a ocho millones de votos.

2. La composición de edad de los votantes

Si la cantidad de gente que vaya a votar es la primera clave, el segundo punto que será relevante de analizar es qué edad tuvieron quienes acudieron a votar. Este análisis no es inmediato: el Servel entrega estadísticas meses después, en base al denominado “pistoleo” de los códigos que registran quienes fueron a votar. Sin embargo, a partir de la composición de las mesas, se pueden hacer algunas estimaciones en los días y semanas posteriores a los comicios.

Esta dimensión es especialmente relevante en estos comicios justamente por lo que se sabe de las últimas elecciones: según el Servicio Electoral, en el plebiscito de 2020 se produjo una fuerte irrupción de votantes jóvenes, en particular menores de 35 años. Pero, a su vez, hubo una disminución fuerte de la participación entre los mayores de 60 años. De acuerdo con estudios de la firma de big data Unholster, este mismo patrón se habría repetido, aunque con diversa intensidad, tanto en las elecciones de convencionales, gobernadores y alcaldes de mayo pasado como en las primarias de julio. Pero la importancia especial y lo disputada de la elección presidencial, más la mejora en la situación general del Covid-19 en Chile, hacen que una de las grandes preguntas sea si volverá a participar gente que no ha ido a votar en los procesos del último año.

3. La diferencia entre las principales urbes y el resto de las regiones

Es una tendencia que se ha acentuado en particular en el ciclo eleccionario que comenzó con el plebiscito de 2020. Las dos regiones que tienen la mayor cantidad de inscritos del país, Valparaíso y la Metropolitana, están entre las que tienen cifras de participación más altas. En una elección con carácter nacional como la presidencial, la influencia de esto es obvia: de mantenerse el patrón, un mejor desempeño en estos dos centros urbanos puede neutralizar resultados más bajos en otras regiones cuyo peso poblacional es menor y donde además la cantidad de gente que acudirá a votar será menos.

Pero además, el número de personas que vaya a sufragar en particular en estas dos regiones puede tener un impacto en la elección parlamentaria. Sumadas, en ambas están en juego 63 de los 155 escaños de la Cámara de Diputados, y la Metropolitana es una de las regiones donde además habrá elección de senadores, escogiendo cinco representantes en la Cámara Alta.

Por la cantidad de habitantes, en cada uno de los distritos de ambas regiones se reparten bastantes cupos: de hecho, cuatro de los nueve distritos entregan ocho escaños, el máximo que existe a nivel país. Si la participación es elevada, esto también puede terminar incidiendo en cuántos cupos logra cada coalición en el Congreso, y en eventuales sorpresas de la noche misma de los comicios.

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