Lukashenko: Tres mujeres desafían en las urnas al último “dictador” de Europa

La candidata presidencial de oposición en Bielorrusia, Svetlana Tijanóvskaya es una profesora de idiomas, de 38 años, que enfrentará al mandatario Alexander Lukashenko en las urnas.

Svetlana Tijanóvskaya, conocida como “Juana de Arco”, asumió la principal candidatura de oposición después que su esposo fue detenido en mayo y junto a la coalición femenina busca poner fin a 26 años de gobierno para convocar elecciones “libres” en Bielorrusia.


Los más de 9,5 millones de ciudadanos de Bielorrusia esperan ansiosos el domingo, día en que se realizará una de las elecciones más esperadas y que podrían cambiar la historia del país ante la posibilidad de que una coalición “accidental” impulsada por tres mujeres ponga fin a los 26 años en el poder del Presidente Alexánder Lukashenko y así acabar con la “última dictadura viva en Europa”.

La coalición femenina integrada por la directora de campaña, Maria Kolésnikova junto a la candidata presidencial opositora Svetlana Tijanóvskaya y Veronika Tsepkalo durante un acto de campaña en Minsk.

Lukashenko es una de las figuras más polarizadoras del mundo. El jefe de la exrepública soviética anunció hace dos semanas que a sus 65 años venció “de pie” al Covid-19, al igual que el “97% de la población nacional que es parte del ejército de asintomáticos”. A pesar de lo que a su juicio es una exitosa estrategia, el país tiene 68 mil casos y 583 muertos.

Los discursos de Lukashenko, un exgerente de un Koljóz (granja colectiva soviética) y calificado por sus detractores como un “político autoritario con visión anacrónica”, pasaron de asegurar que el virus era un “invento”, por lo que rechazó decretar un cierre, hasta que la cura de la enfermedad estaba en “trabajar duro, beber vodka, ir al sauna o jugar hockey”.

El Presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko brinda con veteranos de la Segunda Guerra Mundial durante una ceremonia en Rusia.

La visión del Ejecutivo es criticada por los ciudadanos, que ven la escasa modernidad de la nación como una deficiencia. Justamente, a dos días de los comicios, Lukashenko inauguró la primera planta de energía nuclear de Bielorrusia, diseñada y financiada por Rusia, pese a la advertencia de Lituania de que podría convertirse en un “Chernobyl”.

Pero el gobernante, en el poder desde 1994, ha visto con preocupación el pulso que han tomado las manifestaciones contra su gobierno en las últimas semanas y comenzó a denunciar un “complot internacional” en su contra. Ante esto, el Ejército declaró el martes su “total apoyo” al mandatario tras realizar una serie de ejercicios militares en la frontera.

El Presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko plantando árboles en Liaskovichi, al sur de Minsk.

“El pueblo bielorruso está cansado. Toda una generación ha crecido durante estos 26 años y son estos jóvenes los que exigen en las calles un cambio político. Todas las elecciones presidenciales durante el tiempo de Lukashenko se vieron empañadas con represiones violentas, encarcelamiento y desapariciones forzadas de sus oponentes sumado a un ciclo interminable de ensañamiento contra organizaciones cívicas, defensores de derechos humanos y periodistas. La diferencia de este año es que la energía cívica es absolutamente incomparable con los años anteriores. Una sociedad muy diversa dice que ya ha sido ‘suficiente’”, sostiene a La Tercera Sofya M. Orlosky, experta en Eurasia de Freedom House.

La candidata Svetlana Tijanóvskaya en un acto de campaña en Brest.

Coalición femenina de oposición

Ante el creciente rechazo contra Lukashenko y los constantes ataques contra opositores es que surge la imagen de Svetlana Tijanovskaya, una exprofesora de idiomas de 38 años que decidió presentarse en las urnas después que arrestaron en mayo a su esposo, Serguéi Tijanovski, un reconocido youtuber, que competiría por la Presidencia.

En esa sucesión de hechos es que Svetlana, sin experiencia política y denominada “Juana de Arco” se unió a otras dos mujeres que vivieron situaciones similares: Verónika Tsepkalo y Maria Kolésnikova.

Maria Kolésnikova, era directora de la campaña de Viktor Babariko, un exbanquero y principal competidor de Lukashenkoa, pero se unió a Tijanóvskaya.

La primera es una extrabajadora de Microsoft y jefa de campaña de su esposo, Valery Tsepkalo, exembajador en Estados unidos, a quien le rechazaron su registro como candidato y huyó hace unas semanas a Moscú junto a sus dos hijos por temor a ser detenido. Por otro lado, Kolésnijova era directora de la campaña de Viktor Babariko, un exbanquero y principal competidor de Lukashenko, que fue puesto en la cárcel por presunto fraude fiscal.

“No necesito poder, pero mi esposo está tras las rejas. Tuve que ocultar a mis hijos. Estoy harta de guardar silencio y tener miedo”, señaló Tijanóvskaya ante más de 63 mil personas -la manifestación más grande en la historia del país- que llegaron a ver el mitín de cierre de campaña el jueves pasado en la capital, Minsk.

Un hombre, con una máscara para protegerse contra el coronavirus, asiste a una manifestación de la oposición en Bielorrusia.

La prensa internacional denominó a la agrupación de las tres mujeres “alimentada por el descontento de la situación económica del país y la gestión de la pandemia” como una “candidatura accidental” ya que hace unos meses la población no conocía sus nombres.

Para Orlosky, el “hecho de que se le permitiera a Tijanóvskaya -que puede ganar el voto popular- aparecer en la papeleta electoral dice que Lukashenko y sus asesores no la estaban tomando en serio, pero lo que han subestimado es el hartazgo de las personas ante las manipulaciones. Entonces la pregunta es ¿cuál será la escala de represión si se producen protestas por un nuevo fraude”.

Lukashenko ha señalado ante la prensa que una mujer no podría ocupar el cargo de la Presidencia ya que “colapsaría” y tildó despectivamente a la candidata opositora como una “pobre chica que no ha madurado suficiente”.

El Presidente de Bielorrusia, Aléxander Lukashenko en un acto militar.

Según Foreign Policy, el sexto mandato de Lukashenko está casi garantizado ante la imposibilidad de unas elecciones “libres y justas”, pero el “trío improbable de mujeres” enfrenta al autócrata su mayor desafío hasta la fecha. Las encuestas oficiales dan al mandatario un 24% de respaldo, pero los sondeos independientes le dan solo un 3%.

La Unión Europea (UE) denunció hoy que la oposición enfrentó una serie de obstáculos en la campaña y solicitó una votación “pacífica, libre y justa”. Algunos ciudadanos comenzaron a promover la idea de ir a las urnas con pulseras blancas en señal de apoyo. Sin embargo, una de las diferencias es que este año la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) no observará los comicios por primera vez desde 2001. Para el gobierno, la baja presencia de observadores internacionales responde a la pandemia.

Por esto, la atención en los días previos a la votación está enfocada a la posible represión que se desatará contra las protestas. De acuerdo al diario El País, organizaciones de DD.HH. han denunciado que más de 1.100 participantes de movilizaciones ya han sido detenidos.

Oficiales de policía detienen a un manifestante durante un acto contra la expulsión de candidatos presidenciales de la oposición en Minsk, Bielorrusia.

Justamente, en las últimas semanas el gobierno de Lukashenko señaló que detuvieron a 33 presuntos “mercenarios rusos” que serían parte de una operación con injerencia extranjera para derrocarlo. Ante esto, el mandatario bielorruso mantuvo una conversación telefónica con su homólogo ruso, Vladimir Putin para tratar la presunta infiltración previa a los comicios.

De acuerdo a un comunicado emitido por el Kremlin, Moscú tiene interés en que Bielorrusia tenga una “situación política estable” y Putin sugirió que sea el mismo Lukashenko el que libere a los ciudadanos rusos bajo custodia.

A pesar de esto nada parece opacar el plan de la coalición opositora, que no cuenta con un programa político, ya que de ser electa liberará a los “prisioneros políticos” para luego convocar a elecciones transparentes en un plazo de seis meses.

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