Mayo, ¿el mes decisivo? El margen de maniobra para Piñera y el peligro de la segunda ola

Personal de UCI.

La amenaza de colapso que se cierne sobre el sistema sanitario a raíz del rápido aumento de infectados -y el peligro de más y más muertes- marcarán lo que pase durante las próximas tres semanas, vistas como cruciales para la contención del virus. Sus consecuencias sociales y políticas incidirán en el destino de la gestión presidencial, cuyas posibilidades de dejar algo parecido a un "legado" dependerán de esto. Es lo que dibujan cuatro voces especialistas en distintas áreas.


13.518 contagiados activos (más de mil diarios por cuarta jornada consecutiva), 508 hospitalizados -419 con ventilación mecánica y 79 en estado crítico-, 294 muertos, un 82% de camas UCI ocupadas en Santiago. En términos gruesos, esta parte del cuadro no debería ser sorpresa para el gobierno porque desde hace meses sostiene que -como lo reiteró ayer la subsecretaria de Salud, Paula Daza- las primeras semanas de mayo iban a recibir el peak de infecciones, el peor momento y la fase crucial para ver si el sistema de salud resiste o colapsa. Pero con el virus lacerando ahora las comunas más vulnerables de la Región Metropolitana, la cuarentena obligatoria más masiva hasta la fecha (5,5 millones en el país) y la presión por aliviar la crisis de cesantía y financiera, los 23 días que le quedan a mayo se perfilan como vitales.

No es solo la “batalla de Santiago” que ha predicado el ministro de Salud, Jaime Mañalich. ¿Transitamos ahora por un mes decisivo? Mayo es ahora la cancha donde todas estas variables podrían incidir decisivamente en el control sanitario y económico de esta crisis. Después, viene el invierno. Por lo mismo también impactarán en el devenir político del gobierno, partiendo por un Presidente Sebastián Piñera que se juega sus cartas con más margen -que no demasiado tampoco- que el que tenía después de octubre.

Es un panorama en el que coinciden, desde sus respectivas veredas, cuatro observadores especializados que sopesan lo que viene. Lo primero son las proyecciones clínicas.

Las próximas dos semanas

En estos días clave se vivirá no sólo el peak de contagios y, por consiguiente, de uso de camas críticas y ventiladores. Todos insumos que tienen un número de tope. A este ritmo más vigoroso de contagios, la semana que viene y la subsiguiente arrojarán pistas decidoras porque -no olvidar- un infectado tarda en acusar síntomas y en caer hospitalizado o con ventilador, si es su caso. Es lo que cree, por ejemplo, el doctor Pablo Vial, experto en infectología y virología, académico de la Facultad de Medicina de la Universidad del Desarrollo y miembro Consejo Asesor del Minsal por COVID-19: “Si bien ahora comenzó una cuarentena más masiva, todos los casos adquiridos (contagiados) esta semana van a presentar síntomas la próxima, con el período de incubación de seis días”.

“Entonces, la semana que sigue aumentará la demanda de hospitalizaciones, camas críticas y ventiladores. Eso hace pensar que el peak puede llegar la próxima semana, con buena parte de la Región Metropolitana afectada”, sigue, pero advierte que “también la subsiguiente pueden aumentar esos requerimientos”.

Algo parecido sostiene el exministro de Salud Emilio Santelices, también médico, cuando dice que “si estimamos que los números que tenemos hoy serán los más altos que tendremos, en los próximos diez días veremos un impacto en el número de camas que se requerirán”.

El miedo al colapso persiste. El Colegio Médico habló hoy de un “tsunami” para el sistema público. Esta semana el ex subsecretario de Redes Asistenciales, Luis Castillo, dijo que no puede dar garantías que se podrá cumplir lo prometido por el Presidente: que todos los enfermos que necesitarán una cama crítica la van a tener y que todos los enfermos que requieran un ventilador lo van a tener. Vial también cree que “es imposible dar esa garantía”, pero hace el punto que “el Minsal de alguna forma lo ha previsto con un sistema interconectado para poder trasladar pacientes y respiradores si se necesitan”.

Pero esto puede no terminar en mayo. Vial hace ver que si bien después de fin de mes “deberíamos esperar que comenzar a disminuir el contagio, acá hablamos de una primera ola. No hay que olvidar que es bien probable una segunda ola: veo que en la zona oriente de Santiago se había dado una baja significativa con la cuarentena, pero en ellas se levantó y ya comenzaron a aumentar. No depende de mayo, sobre todo pensando en el invierno. Esto sube y baja”.

Sube y baja. Santelices repara en el indicador de contagio efectivo (Re) que mide a cuántas personas infecta a cada uno. Según la Escuela de Salud Pública, dice, ésta “había llegado a 1.54 en la Región Metropolitana, después de haber bajado a 1.6. Uno podría prever que con las medidas que se han tomado, con cuarentenas más marcadas pueda bajar nuevamente”. Pero, siempre y cuando “que la gente cumpla con cuidarse”, y que un escenario auspicioso es que el número “baje a -1 a fines de mayo”.

El margen para el Presidente

¿Entonces? Después del error de La Moneda de haber apurado el llamado a la “nueva normalidad” antes del peak que está por caer, ahora todo este panorama clínico -sumado el social y económico- marcan en rojo mayo. “Es el mes más crítico para el gobierno”, remarca Roberto Izikson de Cadem, quien piensa que sí puede afectarle si se dispara el volumen de víctimas fatales, que hasta ahora no lo ha hecho.

“Si se produjera un colapso, el peligro es que también aumenten los fallecimientos, y eso le puede jugar en contra al gobierno”, apunta. Esa es, dice, “la primera batalla” de mayo: “Si logramos pasar mayo sin que aumente la relación de fallecidos por cantidad de habitantes".

Por frío que parezca, dice que trasladar eso al campo de la imagen pública de un mandatario que hasta antes del virus estaba en el margen del 6% y ha ido subiendo depende de esto: “El gobierno y el Presidente podrían seguir administrando hacia adelante la crisis sin que importe demasiado la tasa de contagios, pero manteniendo la de fallecimientos. Este último es el indicador más relevante".

Pero “mayo también será muy duro, más que abril por el golpe en el desempleo y en la economía. Vamos a comenzar a preguntarnos si la gente que cayó en el seguro de cesantía va a volver a sus trabajos o si la van a despedir”. Y que ahí la pregunta será “si el gobierno anuncia más planes de recuperación económica y si hay capacidad para seguir endeudándose”. Y es en la economía donde se evalúan a los gobiernos de derecha.

Cristián Valdivieso, de Criteria Research, piensa que antes de proyectar si la población le cobrará o no cuentas a Piñera, hay que mirar otros factores. “Dependerá de que la gente sienta que el gobierno hace todo lo que pueda hacer, o si piensa que la oposición podría hacerlo mejor", dice, pero que hasta ahora el mandatario tiene la ventaja de que “ese sector está en el suelo” y de que a La Moneda “le favorece haber recuperado el micrófono, de que ha repuntado, considerando que su gran Talón de Aquiles es el rechazo que venía arrastrando”.

Es que -según él- hasta antes de marzo, “el gobierno era irrelevante, no tenía ningún papel en el plebiscito constituyente que se nos venía encima, ante el que era neutral. Ahora la gente mira cómo conduce la crisis”.

Con este mes marcado por el peak, ¿cuánto espacio hay para equivocarse? “Si la gente siente que el gobierno maneja mejor esto habrá mayor tolerancia a errores comunicacionales, pero un error así pone un manto de duda y mina la confianza que puede ir ganando el gobierno. Puede ser un boomerang que instale dudas respecto de toda la gestión”, tercia Valdivieso.

“Margen para cometer errores hay”, piensa Izikson, “pero en la medida que lo fundamental que hemos conversado esté asegurado. Pedir que no haya errores, en la medida que se enmienden, es imposible en una crisis de esta magnitud. Pero la pregunta de fondo sigue siendo cuántos fallecidos vamos a tener, de cuántas camas disponemos, de los planes de reactivación".

Con todo, considera que Piñera “ha tomado decisiones impopulares, pero la percepción de autoridad es el atributo que más ha aumentado”, y acota que Piñera, Mañalich y el ministro Ignacio Briones (Hacienda) “se juegan cada uno su propio partido, aunque estén en la misma cancha”.

Por lo mismo, decidor será cuándo la velocidad de contagio permitirá ir reactivando poco a poco las ciudades. Santelices es de los que cree que “tenemos que hacer coincidir la agenda de salud y la de retorno seguro, no tenemos ninguna chance acá de ser fundamentalistas. La gente tiene que vivir y comer. No podemos hablar solo de epidemiología, sino también de sobrevivir: tendremos que implementar un retorno seguro y responsable, es tan importante como controlar la epidemia”.

Pero también admite que -así como tal vez haya que aplicar y retirar cuarentenas por regiones según cada caso- “mayo será un mes de incertidumbre y habrá que saber tomar decisiones sobre la base de eso. Hasta ahora se ha actuado de manera adecuada para sortear este cuadro tan dramático para esta sociedad tan exigente".

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