Milagro bajo las bombas en Kiev: Olga, la madre que salvó a su hija recién nacida cubriéndola con su cuerpo

Olga sostiene a su bebé Victoria mientras su esposo Dmytro está a su lado, en un hospital de Kiev. Foto: Reuters

La mujer de 27 año se recupera de múltiples cortes en la cabeza y el cuerpo tras ser alcanzada por la onda expansiva. Su bebé de seis semanas resultó ileso tras el impacto del misil ruso que hizo estallar los vidrios de su casa.


La imagen de una madre ucraniana que amamanta a su pequeño bebé en un hospital de Kiev se ha convertido en un nuevo símbolo de la guerra en Ucrania. La mujer resultó gravemente herida mientras protegía a su hija de un ataque con misiles rusos.

“Me hirieron en la cabeza y la sangre comenzó a brotar, también sobre el bebé”. Así recuerda Olga, de 27 años, sentada en una cama del Hospital Infantil de Ohmatdyt, en Kiev, el bombardeo ruso que sufrió junto a su familia el viernes pasado.

Todavía conmocionada por lo ocurrido, Olga explica que creyó que su hija estaba herida también al confundir su propia sangre con la de su bebé tras ser alcanzada por los cristales rotos de la ventana de la habitación de su departamento, tras la fuerte explosión provocada por la caída de un misil ruso frente a su edificio, en un jardín infantil de la capital ucraniana. “No podía entender, pensé que era su sangre”, comentó la mujer.

Olga, una mujer ucraniana de 27 años gravemente herida mientras protegía a su bebé de los estallidos de metralla en medio de la invasión rusa, sostiene a su bebé Victoria, en Kiev. Foto: Reuters

Olga se había despertado en medio de la noche para alimentar a Victoria, su bebé de apenas de seis semanas de vida, cuando cayó el misil ruso. Por eso la tenía en brazos y logró cubrirla con su cuerpo y las mantas de la cama. Su abrazo protector probablemente salvó la vida de la niña de la explosión y la metralla.

“Eso fue lo que la conservó viva. La había tapado justo a tiempo. Y después Dmytro nos cubrió con su cuerpo a las dos”, relató la mujer, quien tras ver a la pequeña cubierta de polvo, sangre y vidrio pensó que no sobreviviría. Cuando el padre de Victoria, se llevó a la bebé, Olga dijo que comenzó a gritar que habían cortado a su hija. “Olga, es tu sangre, no es la de ella”, recuerda que respondió Dmytro.

“No me desperté de la explosión. Me desperté con los gritos de Olga y el sonido de los vidrios rompiéndose, porque estaban rotos”, dijo Dmytro a Reuters. “Ni siquiera escuché la explosión, porque el sonido de los vidrios era demasiado fuerte”.

El Hospital Infantil de Ohmatdyt escribió en Instagram que Dmytro y Olga “escucharon fuertes bombardeos en la noche; se acercaban cada vez más hasta que finalmente golpeó el edificio” por la mañana.

“Cuando salí, vi que el proyectil cayó en un jardín infantil cerca de nuestra casa”, dijo Dmytro, citado por el hospital. “Ya no hay techo, y las casas contiguas ya no tienen ventanas ni puertas. Pedazos de vidrios volaron directamente hacia nosotros”.

Ahora Olga está siendo tratada por múltiples cortes en la cabeza y el cuerpo, pero el bebé resultó ileso, aparte de un rasguño y algunos moretones. Anatoly Tymoshenko, médico en Ohmatdyt, comentó a Reuters que el pecho de Olga estaba herido y que tenía “varias heridas profundas en la frente”, pero “la niña no resultó herida”.

“La propia Olga ha recibido numerosas heridas de metralla”, dijo el Hospital Infantil de Ohmatdyt en el comunicado publicado en su cuenta de Instagram. “Los médicos trataron la pierna lesionada del padre y operaron a Olga, extrayéndole múltiples fragmentos atorados en su cuerpo. La familia continúa el tratamiento en nuestro hospital”.

“No nos queda nada por hacer más que mantenernos positivos, solo para creer que fue lo peor, lo más horrible que pudo haber sucedido en nuestras vidas”, agregó Dmytro.

El hospital pediátrico de 750 camas en el centro de Kiev es el más grande de Ucrania, pero el asalto de Rusia a la ciudad y los toques de queda posteriores provocados por los ataques han reducido el personal habitual del hospital de 2.000 a alrededor de 200. La mayoría de los pacientes han sido enviados a otros recintos asistenciales para que el resto del personal pueda concentrarse en tratar a los heridos, destaca el diario The New York Times.

Olga, una mujer ucraniana de 27 años gravemente herida mientras protegía a su bebé de los estallidos de metralla en medio de la invasión rusa, yace en una camilla en un hospital de Kiev. Foto: Reuters

Dan Schnorr, un médico especializado en atención de emergencia, visitó Ohmatdyt con un equipo de Médicos Sin Fronteras para capacitar al personal en el manejo de eventos con víctimas masivas, así como heridas de bala y otras lesiones durante la guerra.

“No están acostumbrados a tratar a adultos, nunca tratan a adultos, y ahora planean hacerlo”, dijo el Dr. Schnorr. “En segundo lugar, tratan el trauma, el trauma normal que encontrarías en un centro médico urbano durante tiempos de paz. Pero ahora, se están preparando para diferentes tipos de lesiones y más”.

Antes de la guerra, las lesiones traumáticas que el hospital solía enfrentar provenían de accidentes automovilísticos y otros contratiempos comunes y corrientes. Ahora, todo eso ha cambiado.

En tanto, las fotografías de Olga, con la cabeza vendada y la parte superior del cuerpo cubierta de cortes mientras sostiene a su bebé han aparecido ampliamente en las redes sociales, en una imagen que resume el alto precio que pagan los civiles en la invasión rusa de Ucrania.

Las autoridades ucranianas dicen que al menos 60 civiles han muerto en Kiev desde que Rusia lanzó lo que llama una “operación militar especial” el 24 de febrero, varios de ellos producto de ataques con misiles contra edificios residenciales.

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