Nueve días para una liberación: la breve historia del puma en Lo Barnechea

puma lo barnechea
Imagen referencial de un Puma chileno.

Tras un largo rescate y una posterior semana de recuperación en el Zoológico Nacional Metropolitano, el puma que fue capturado desde un árbol de Lo Barnechea hace nueve días, fue liberado la tarde de ayer a los pies de la Cordillera de Los Andes, pero se fue con un "recuerdo" del Servicio Agrícola Ganadero (SAG): un collar GPS con el que podrán hacer seguimiento de sus pasos si es que el felino vuelve por los sectores precordilleranos habitados.


La historia es poco común. El avistamiento de un puma en la calle Pastor Fernández, comuna de Lo Barnechea, alertó a los vecinos del sector durante la calurosa tarde del miércoles 2 de enero: una mujer se encontraba regando su patio trasero, cuando un puma de aproximadamente dos años y 33 kilos apareció frente a ella. Asustada, avisó a su vecino, Nicolás Blanchard, quien fue hasta el lugar para ayudarla. Durante esos minutos, el animal desapareció, pero no sería hasta unas horas después, que los perros de otra casa vecina habrían alertado de su presencia: el puma se encontraba arriba de un frondoso pino del patio delantero.

Con el felino ya ubicado, los vecinos se comunicaron entre ellos vía WhatsApp y llamaron al departamento de seguridad de la municipalidad, la cual llegó con funcionarios del Servicio Agrícola Ganadero (SAG) y del Zoológico Nacional Metropolitano. A eso de las 19.00 comenzaron las labores de rescate, sin lograr el objetivo. Los ladridos de los perros, el ruido de los autos y el mismo operativo espantaron al puma e hicieron que escalara aún más arriba del árbol, de aproximadamente ocho metros.

Jueves 3 de enero

Las labores del SAG y el Zoológico continuaron hasta las cinco de la madrugada y fueron retomados a las 9.00. A diferencia de la noche anterior, donde solo se podía visibilizar la silueta y el brillo de los ojos del animal, la luz dejaba observar enteramente al felino.

Con la presencia de vecinos, la prensa y el personal encargado del rescate, el procedimiento no fue fácil. El puma había escalado los ocho metros del pino, pero la pendiente del terreno generaba una distancia de 15 metros hasta el suelo. La dificultad del procedimiento aumentaba aún más, ya que una mala caída podría haber generado fracturas en el animal, o incluso la muerte.

La demora del procedimiento que mantuvo al puma por 16 horas sobre el árbol dio paso a cuestionamientos sobre el actuar del SAG. El director nacional de la institución, Horacio Bórquez, dijo lo que nadie más se atrevía a decir: "No hay protocolos para animales silvestres en zonas urbanas. No los hay".

Posteriormente, Juan Machuca, encargado regional de Recursos Naturales Renovables del Servicio Agrícola Ganadero (SAG), explicó a La Tercera PM que "no existen protocolos de distritos que nos digan cómo debemos reaccionar frente a este tipo de casos, que por lo demás son sumamente esporádicos". Según Machuca, el último problema que habían tenido con pumas fue en Lo Curro hace cuatro años, el cual se encontraba dentro de una casa. "El problema que tenemos es que cada especie en sí es diferente. El caso de este puma es que apareció en un sector precordillerano y al ser animales silvestres -donde hay una infinidad de especies- no existe una forma definida como para los animales domésticos o ganado de abasto. Por eso en estos escenarios, cada caso se tiene que evaluar en sí mismo". agregó.

Machuca dijo, además, que se han ido generando una suerte de "formas de trabajo" basados en la experiencia acorde a estos casos, pero nada escrito, todo se ha traspasado de boca en boca. "Es muy complicado confeccionar un manual que no dé cuenta de las múltiples variaciones que podría tener una situación así", aseguró.

El descenso del puma se fraccionó en dos momentos. Tras intentar fallidamente inyectar dardos con calmantes para adormecerlo y continuar con su rescate, el animal cayó hasta la mitad del árbol, luego que las ramas sirvieran de amortiguador. Minutos después, el animal volvió a caer pero llegó al suelo de forma violenta, justo a la entrada de autos de la casa.

En ese momento, la directora del Zoológico Nacional (s), Alejandra Montalba, señaló que el puma cayó en colchonetas instaladas en la parte baja.

Desde esa contingencia, los funcionarios mantuvieron al puma en las dependencias del Hospital de Grandes Mamíferos del zoológico, en un sector aislado, oscuro y lejos de presencia humana, para lograr controlar los niveles extremos de estrés a los que estuvo sometido.

Durante la evaluación médica que realizaron los veterinarios del recinto, las radiografías que se le hicieron dieron cuenta que estaba en perfecto estado de salud, pero que había hallazgo de impactos de perdigones de su piel. Desde el Ministerio de Vivienda y Urbanismo indicaron que aquello correspondía a "intentos de caza, lo que está prohibido al ser una especie protegida".

Tras la liberación del ejemplar, realizada ayer en la tarde en la precordillera, el ministro del Minvu, Cristián Monckeberg, dijo que "se concretó la liberación del animal, siendo trasladado a una zona ideal para su normal desarrollo, con condiciones propias de su hábitat, donde hay presencia de agua y fauna silvestre que forma parte la dieta de los pumas. Esto demuestra la importancia de tener un equipo de especialistas en el Zoológico Nacional que desde años vienen trabajando en la conservación de la fauna chilena pero también en el bienestar animal".

Eso sí, una nueva visita del felino a la ciudad ya no debería ser motivo de sorpresa. El SAG el instaló un collar con un GPS, para monitorear sus pasos.

Huilo y Maqui

La posibilidad de que el puma haya sido víctima de intento de caza no es menor.

En el Refugio Animal Cascada de Las Ánimas, en el Cajón del Maipo, actualmente viven dos pumas: Huilo, de 15 años, y Maqui, de seis. Huilo nació en cautiverio, por lo tanto, no puede ser liberado, y Maqui fue encontrado de cachorro en 2013, cuando fue divisado cerca del sector de El Toyo, en San José de Maipo. Si bien no saben qué fue lo que pasó con él, dicen que "seguramente mataron a su madre y el cachorro bajó a buscar alimento al pueblo", explica Kendra Ivelic, bióloga y encargada del centro de rehabilitación y exhibición. En este caso, el SAG tomó la decisión que el animal no podía ser liberado.

Sobre el puma de Lo Barnechea, para Ivelic "es difícil determinar lo que va a pasar. Esto es una traslocación, a él se le encontró en una zona y se le va a liberar en una zona diferente de donde se le encontró. Las traslocaciones pueden ser complejas, pero lo más probable es que vaya bien con este puma, está en buen estado y se va a liberar en una zona similar".

Acerca de las razones para que el animal se haya encontrado en un sector urbano, la bióloga afirmó que puede haber muchos elementos que afecten: "Una es la pérdida de hábitat, la ciudad está cada vez más grande, cada vez más alta. Segundo es la falta de alimentación, antiguamente en la Región Metropolitana había guanacos y ya no hay porque la gente los cazó a todos. Ahora dependen de conejos y la gente también caza. Así cada vez los animales se quedan con menos alimento". Por los perdigones encontrados en el cuerpo del puma, dijo que "eso también es una amenaza directa para que el puma se encuentre débil y baje a la zona urbana a intentar encontrar comida".

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