Pensiones: la gran partida

Foto Carlos Quezada/ La Tercera.

Llevamos esperando más de una década para que los políticos lleguen a un acuerdo en cuáles serán las transformaciones al cuestionado sistema de pensiones -a los que se suma la falta de políticas que incentiven la formalidad-, en pos de asegurar que todos contemos con los recursos necesarios para vivir una vejez digna. La presentación de propuestas poco audaces, sumado al gigantesco tope que ponen los parlamentarios de oposición para alcanzar avances en la materia, son en gran parte los responsables de que aún no veamos cambios.

Lo anterior, llevó al Presidente a sorprendernos con una nueva jugada al final de su mandato: el envío de un nuevo proyecto de ley que crea una Pensión Garantizada Universal (PGU) de $ 185.000 mensuales para las personas mayores de 65 años (excluyendo al 10% más rico), la cual complementaría al ahorro obtenido en la etapa laboral. Está claro que quiere poner su bandera en la anhelada reforma de pensiones, con una valentía -o quizás desesperación- que no teme fallar otra vez.

Si bien Boric y Kast también proponen una pensión básica universal, además de elevar la tasa de cotización, Kast fue más astuto al tomar propuestas de Briones respecto a la posibilidad de ahorrar vía consumo y entregar transferencias directas desde el nacimiento. Su plan es fortalecer el actual sistema, con una solidaridad que saldría de impuestos generales y una capitalización individual vía cotizaciones laborales, protegiendo la propiedad de los trabajadores y su carácter heredable. Ahora bien, es bastante tímido en sus propuestas de competencia para mejorar la industria.

En cuanto a Boric, ofrece un sistema estatal, donde la solidaridad se financiaría colectivamente con cargo de un tercio de las cotizaciones individuales, es decir, vía reparto (lo que no es sostenible por el envejecimiento de la población). Además, consolidaría los otros dos tercios en un monopolio estatal, que serán “vales por” con retornos “nocionales” destinados a pensiones futuras. La gran duda es si este esto permitirá e incentivará el ahorro individual, en donde la propiedad privada no sea una ficción, y si es que se cumplirán los supuestos retornos “garantizados”.

Estamos en un escenario donde los jugadores -Piñera, Boric y Kast- han tomado como una de sus principales apuestas el dar respuesta al gran problema de las cotizaciones. Al primero, cuyo tiempo se agota, no le queda más que “salir a sorprender”. Los segundos, con el fin de abrirse camino desde posturas diametralmente distintas, se mueven de un lado a otro intentando dar en el clavo a un desafío que aún no logra ser resuelto.

Espero que en estas idas y venidas por encontrar una solución e impulso al sistema de pensiones, lleguemos a una alternativa que respete la esencia de los ahorros individuales y que nos permita solidariamente llegar a vivir una vejez digna. Aún queda mucho por hacer, pues las dos iniciativas que tenemos actualmente sobre la mesa, si bien son muy distintas en contenido, son idénticas en su poca profundidad. Sigan ajustando, candidatos, que “el palo al gato” aún no lo ha dado nadie.

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