Alberto Dougnac: “A ningún paciente Covid-19 le faltó cama UCI”

Dougnac asumió en noviembre, tras la renuncia de Arturo Zúñiga.

A casi un mes de registrarse la mayor ocupación de camas críticas de toda la pandemia, el subsecretario de Redes Asistenciales hace un balance: señala que hoy el sistema sanitario está menos presionado que para la fecha original de las elecciones. Sin embargo, advierte que la mejoría es lenta, y recién en septiembre podría haber visos de normalidad.


En el escritorio del subsecretario de Redes Asistenciales, Alberto Dougnac, hay al menos 10 pilas de papeles. Entre decretos y resoluciones del ministerio, la mayoría de los documentos corresponden a proyecciones de casos Covid19 y de la ocupación de la red asistencial.

A fines de diciembre -cuando llevaba un poco más de un mes en el cargo, tras la renuncia de Arturo Zúñiga-, le presentó al Presidente Sebastián Piñera tres proyecciones para una segunda ola. Dice que le preocupaba lo que ya estaba pasando en Europa tras el fin del verano. Los escenarios eran tres: de tres mil, seis mil y, en el peor de los casos, nueve mil contagios diarios. Ese último se registró el 9 de abril, con 9.171 casos notificados, justo el día antes de la fecha en que estaba programada originalmente la megaelección.

¿Es ahora la situación sanitaria más segura para concurrir a las urnas? Ayer, a horas de la elección, los casos nuevamente bordearon los siete mil (ver nota secundaria).

Hoy día estamos en un escenario muy diferente al existente cuando se suspendió la elección. De eso no hay ninguna duda. En lo que a mí me corresponde, hoy tenemos, por lo pronto, una capacidad de camas instaladas significativamente mayor, tenemos una disponibilidad de camas mayor y un porcentaje mayor de la población vacunada. Es un escenario con una tendencia de los contagios más bien a la baja. Durante abril, iban al alza.

Dentro de sus proyecciones, ¿está tomando en cuenta la demanda asistencial que podría generar esta nueva alza de contagios?

Sí, todo lo incluimos. Y nuestra proyección indica que a pesar de esta alza particular de día viernes, la tendencia es que (los casos) siguen a la baja. Si hay que definirlo de alguna manera, este es un escenario de estabilidad, con una leve tendencia a la baja. Ese es el escenario proyectivo por lo menos para las próximas dos semanas, que es el máximo que nosotros podemos calcular.

Más allá del proceso eleccionario, ¿cómo definiría el estado epidemiológico hoy?

Mejor de lo que estuvimos hace un par de semanas, pero todavía con cierta incertidumbre respecto de lo que pueda venir en el futuro. Tenemos alrededor de 4.500 camas habilitadas y la ocupación hoy ronda el 92%. Estamos en el orden de 350 camas críticas disponibles en el sistema.

En diciembre hizo esta predicción de nueve mil casos diarios. ¿Qué exigió esa sobrecarga de la red asistencial?

Teniendo esa proyección de casos, calculamos que teníamos entre 45 a 60 días para llegar a la máxima capacidad que puede dar la red. Pero generar y generar camas críticas no es fácil. Requiere una parte de equipamiento que es mecánico, de camas, pero sobre todo requiere de personas que estén capacitadas y ese personal lo teníamos agotado.

Hace casi un mes se registró la mayor ocupación de pacientes Covid-19 en UCI, con un peak mucho mayor que en la primera ola: de seis mil a nueve mil casos. ¿Temió el colapso de la red?

A ver, si esto seguía subiendo, teníamos que entrar a implementar estrategias diferentes de manejo clínico, como habilitar otros recintos hospitalarios que fuesen capaces de acoger pacientes fuera de la estructura de una UCI, box de urgencias, y montar ahí, como se hizo en las zonas de recuperación o pabellones, nuevas camas. También se pensó en hacer salas comunes más grandes, donde hubiese muchos pacientes ventilados, transformar otro grupo de hospitales completos en recintos únicamente para Covid-19. Eran estrategias bastante radicales.

¿Pero no se llegó a ese punto?

No. Alcanzamos a cubrir la demanda con las 4.500 camas reconvertidas en unidades hospitalarias bastante tradicionales, por llamarlo de alguna manera. Es un escenario al que se llegó de manera parcial, pues el Hospital Metropolitano, la Posta Central y el San Borja Arriarán -tras su recuperación- albergan solo pacientes Covid-19.

Hospital San Borja Arriarán habilitado como recinto Covid-19.

A semanas de haber pasado el peak de ocupación, ¿puede asegurar que nunca se llegó al dilema de la última cama?

A ningún paciente Covid-19 le faltó cama UCI.

¿Y puede haber existido en el peor momento una merma en la calidad de la atención o del manejo que recibió el paciente?

No, eso no sucedió. Y en eso yo soy categórico por dos cosas, y tengo cómo demostrarlo. Primero, porque las estadías promedio en las unidades críticas bajaron. El deceso fue en más de dos días en promedio. Y segundo, porque la mortalidad disminuyó.

¿Cómo ha variado la mortalidad en UCI?

Aún estamos calculando con las cifras actuales, pero de manera objetiva, la mortalidad en UCI bajó entre siete y 10 puntos respecto de la primera ola. Murieron menos personas, así que nadie puede decir que le faltó cama, que se le dejó morir o que lo que se montó haya sido de calidad inferior. Al contrario, en la segunda ola los pacientes recibieron una atención de tanto o de más calidad que en la primera ola. La mortalidad en UCI que registramos en Chile es comparable con la de países desarrollados. Lo cual, obviamente, nos deja bastante tranquilos en ese sentido.

Sin embargo, los decesos suman 27 mil. ¿Fallaron aspectos como la comunicación de riesgo o reforzar la trazabilidad para contener la diseminación del virus?

Yo puedo hablar de lo mío. Y nosotros fuimos tratando de abordar sistemáticamente aquellos nudos que podían ser complejos. Nos preocupamos de la infraestructura, de los servicios básicos, de que los hospitales contaran con el oxígeno suficiente para satisfacer una mayor demanda. Tomamos las precauciones para asegurar la provisión de medicamentos, de insumos, de respiradores. Después, con el tiempo, seguramente va a haber un espacio para pensar y reflexionar, mirar hacia atrás y ver qué podríamos haber hecho distinto o mejor, pero por esfuerzo no nos quedamos.

Subsecretario Dougnac en el balance Covid-19

¿Tiene en el horizonte la proyección de una tercera ola de Covid-19, pero con “efecto vacuna” de por medio?

Todo está pensado. Nosotros sabemos que de las personas que se infectan y que están vacunadas, las que van a ir a UCI son una proporción mínima. Y en el peor de los escenarios, sabemos que vamos a tener más o menos un 10% de los contagiados en camas críticas una vez que tengamos a todos vacunados. Sin embargo, estamos considerando que hay un 20% de la población que no se va a vacunar porque no quiere o por lo que sea. Hay un pequeño reservorio de gente que se puede contagiar y entonces todo eso nosotros ya lo tenemos más o menos calculado. Va a haber circulación viral, no va a desaparecer.

¿Es probable que para el otro año nos tengamos que vacunar de nuevo?

De todas maneras, yo eso no lo pongo en duda. No creo que esta sea una vacunación como la del sarampión, que uno se vacuna una vez en la vida y 20 años después recibe una dosis de refuerzo. Esta va a ser una vacuna más similar a lo que es la influenza.

¿Le pone una fecha al retorno a la normalidad?

Es difícil. Pienso que va a haber una endemia, esto no se va a terminar, sino que vamos a seguir con tasas más bajas, pero permanentes, sin temor a un rebrote de la enfermedad. Esperaría que hacia la primavera. Hay que ‘pasar agosto’ y ese dicho no es porque sí: es porque justamente en los meses de julio y agosto es donde se ve más mortalidad, por distintas enfermedades, no solamente por las respiratorias.

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