Cuatro días antes de que ocurriera el incendio en el edificio del Parlamento (Reichstag) en Berlín, el 27 de febrero de 1933 en la génesis de la Alemania nazi, el excomisario Siegfried Sauer se enteró que Rosa, su novia con quien había huido a Viena, había desaparecido. Dos meses antes, Rosa decidió dejar la ciudad austríaca para volver a la capital alemana, con una misión secreta: infiltrarse en el partido de Adolf Hitler para “dinamitarlo” desde adentro.

Esta es la trama que el autor italiano Fabiano Massimi narra en Los demonios del Reich (Alfaguara), un thriller histórico ambientado en el ascenso de la Alemania de Hitler. En esta novela, inspirada en hechos reales, Massimi continúa la saga que inició con El ángel de Munich (2020), que aborda el supuesto suicido de Geli Raubal, una de las sobrinas del Führer.

“Cava una fosa y siéntate en su interior”. Ese fue el mensaje codificado que Rosa le envió a Sauer para informarle que se encontraba en peligro. Ese “recado” fue transmitido a través de Karl Julian, un agente doble y amigo de Sauer. Tras recibir este inquietante mensaje, el excomisario regresó a Berlín para dar con el paradero de su antiguo amor. Así, comenzó una búsqueda en clubes nocturnos, fiestas secretas y albergues.

“Después de haber escrito El ángel de Munich y durante el proceso creativo de Los demonios del Reich descubrí muchas similitudes entre la Alemania en 1931 y la actualidad. Sin embargo, lo que más me choqueó fue lo cercano que estamos a la misma revolución que pasó en 1933″, dice el propio Massimi a La Tercera vía Zoom, desde una escuela en Italia en la que es profesor.

En su libro, ya disponible en librerías chilenas, Massimi se concentra en la historia de Sauer y Rosa, con el incendio del Reichstag como telón de fondo. Mientras Sauer busca a su novia, se da cuenta de una trama secreta para incendiar el edificio del Parlamento. “No se puede confiar en nadie en los sistemas totalitarios, cualquiera podría ser un traidor”, explica Massimi.

Portada de Los demonios del Reich.

La obra del autor italiano se ha convertido en un éxito en Europa. De hecho, el diario Corriere della Sera la calificó como “una novela capaz de tocarnos la fibra, con tramas que se entrelazan y, como telón de fondo, un país preso del populismo, devastado por una polarización ideológica y una violencia extrema. Un cuadro que encuentra un trágico reflejo también en la sociedad occidental contemporánea”, dice.

¿Por qué decidió contar esta historia a través de la desapareciendo de Rosa y relacionar ese hecho con el incendio del Reichstag?

Primero tenía que pensar cómo traer de vuelta a Sauer en la historia. Sin embargo, desde El ángel de Munich él no quiere tener nada que ver con los nazis, por lo que nunca pensaría en volver a Berlín. Entonces, ¿cómo hacer para que fuera a la cuna de Hitler? Había que encontrar algo muy poderoso que lo convenciera de volver y eso era el amor, porque antes de Rosa él nunca pensó que podría amar. Ella cambió su vida completamente, por lo que pensé que la única razón de Sauer de abandonar Viena e ir a Berlín sería Rosa, quien había desaparecido. Además, desde el prólogo sabemos que el incendio va a ocurrir y que hay alguien atrapado adentro, pero no sabemos quién o por qué está ahí, solo tenemos la información de que en cuatro días el Reichstag estará en llamas. Entonces, lo que quise hacer, era que el lector dudara de si era o no Rosa quien estaba adentro del incendio.

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Fabiano Massimi, de 44 años, ganó el premio Asti D’Appello y se posicionó número uno en ventas en Italia con El ángel de Munich. Esa novela también es un thriller histórico donde Sauer duda que la muerte de la sobrina de Hitler se trate de un suicidio.

Si bien Los demonios del Reich es la secuela de El ángel de Munich, Massimi explica que su última obra se puede entender por sí sola.

Con respecto a la historia de la sobrina de Hitler y Rosa. ¿Su intención era hacer un símil entre ellas?

Totalmente. Decidí crear a Sauer con la misma edad que Hitler, así como también con Rosa y Geli Raubal. Esto fue con la intención de mostrar que incluso si tienes la misma edad y experiencia, puedes escoger caminos diferentes. Además, en cierto modo, Sauer no puede salvar a Geli, porque está muerta, pero ahora sí puede salvar a Rosa. De manera que salvarla a ella es casi lo mismo para él.

¿El incendio del Parlamento fue clave para la consolidación de Hitler en el poder?

Completamente. En ese momento Alemania tenía un presidente muy viejo, Paul von Hindenburg, con una personalidad muy carismática, pero les temía muchísimo a los comunistas y cuando ocurrió el incendio del Reichstag tenía tanto miedo que le dio completo poder a Hitler, quien en ese momento era canciller. Sin el incendio, Hitler no hubiera llegado al poder. Incluso una semana después hubo elecciones federales, pero con el incendio se encarcelaron a judíos, socialistas y comunistas. Básicamente dejó afuera a quien quiso de la elección y puso a sus hombres con armas afuera de los locales de votación para generar miedo. Es importante destacar que según la investigación que realicé, es posible que los nazis hicieran el incendio del Reichstag como un montaje para corromper la democracia.

En una parte del libro el comisario Sauer piensa: “Incluso la democracia más imperfecta sigue siendo preferible a cualquier dictadura”. ¿Qué quiso decirle al lector con esa frase?

Esa frase es en realidad un parafraseo de algo que dijo una vez Winston Churchill: “Se han probado y se probarán muchas formas de gobierno en este mundo de pecado y aflicción. Nadie pretende que la democracia sea perfecta o sabia. De hecho, se ha dicho que la democracia es la peor forma de gobierno, salvo todas las demás que se han intentado de vez en cuando”. Si lo relacionamos con la actualidad, nadie piensa: “Ojalá que las fuerzas poderosas vuelvan, para ser pisoteado”. En democracia, nadie tiene el derecho de pisotearte, pero en los totalitarismos sí está permitido hacerlo si es que estás en el lado equivocado, el lado de los reprimidos.

La creación de Hitler

Massimi cuenta que mientras narraba las desventuras de Sauer en el marco del incendio del Reichstag, en Estados Unidos los seguidores de Donald Trump intentaban tomarse el Capitolio, en enero del año pasado. “En ambas ocasiones se intentó corromper la democracia. Es lo mismo con 90 años de diferencia. Entonces me sorprendí no solo por descubrir que los tiempos son similares, sino que estamos cerca para que algo así pase de nuevo”, reflexiona el escritor italiano.

“Si bien entre la Primera y Segunda Guerra Mundial existieron muchas libertades y no había prejuicios sociales en Berlín, sí hubo un contexto económico complejo, donde las personas estaban perdiendo sus trabajos y no había suficiente dinero. Es por eso que los políticos culpaban a otros políticos o de lo contrario, culpaban a los polacos o a los judíos. Ahora decimos que la culpa de los problemas nacionales es de los inmigrantes, de ‘esas personas que quieren meterse a nuestro país’”, dice Massimi.

El autor italiano explica que “hay que entender que el nazismo llegó después del fascismo, que fue inventado en Italia y creo que todavía no hemos resuelto nuestro problema con esa corriente. Todavía hablamos de esto e incluso hay personas que quieren eso de vuelta aquí y en el extranjero. Algo tan increíblemente complejo fue inventado y todavía no somos capaces romperlo”.

¿Por qué usted ha planteado que el fascismo es algo que no se ha resuelto como sociedad, especialmente en Europa?

Cuando tenía 18 años aprendí que el siglo XX fue el inicio de una nueva era para la humanidad, porque ocurrieron una serie de descubrimientos que nos revelaron que somos una parte muy pequeña de un gran mecanismo y en realidad no somos nada. El fascismo, nazismo y la sovietización son totalitarismos, lo que significa que eres un pedazo pequeño del total, por lo que eres desechable. Entonces, ¿qué es lo que haces cuando te sientes débil e inútil? Te unes a los demás. Por lo que ser parte de un gran organismo se convierte en una buena respuesta para un temible problema. Actualmente ocurre lo mismo a través de las redes sociales, donde te puedes sumar a millones de personas masivamente. Creo que el problema que teníamos en el siglo XX y trajo a Hitler, Mussolini o Stalin, es el mismo que estamos viendo ahora, solo que ahora se masifica por internet. Escribir estos libros me hizo entender las diferencias entre ese entonces y hoy.

¿Por qué cree que las ideologías nacionalistas han resurgido en los últimos años?

El problema es que hay personas que quieren ‘los buenos viejos tiempos’ de vuelta. Ahora en Europa, específicamente Italia, no ha habido una guerra hace 77 años y las personas se han olvidado lo que es estar en una y muchos piensan que tener una guerra estaría bien.

En Los demonios de Reich se menciona bastante el tema de la propaganda de los nazis. ¿De qué manera en la actualidad se estaría dando una lógica similar en torno a la política en Europa?

Es interesante, porque antes de que Hitler llegara al poder, ningún político había hablado en la radio y él fue el primero. En el cine la actriz y cineasta, Leni Riefenstahl, inventó el documental político y transformó a Hitler en un hombre gigante. Por eso podemos decir que Hitler fue el primer político creado como una imagen y una voz, por lo que después de él todos los políticos han hecho lo mismo. Hemos aprendido todo de los nazis. Por ejemplo los trajes de la milicia de los nazis (las temidas SS) fueron diseñados por Hugo Boss. Eran muy buenos en construir belleza e imagen, podían hacer las cosas hermosas en términos estéticos. Hay quienes aún sienten algún tipo de atracción por esas cosas, aunque realmente hayan hecho cosas horribles. La “belleza” en la política entró con Hitler y ahora buscamos eso en la actualidad.

La figura de la Alemania nazi está aún presente en algunas sociedades e inspira a grupos nacionalistas. ¿Qué lecciones aún no se han aprendido de la Segunda Guerra?

La lección más grande es que puedes empezar una guerra, pero no sabes cuando o cómo va a terminar y quién ganará. En 1942 nadie habría adivinado de que Estados Unidos entraría al conflicto y los alemanes perderían. La segunda lección es que ahora para los gobiernos es muy fácil quitarte las cosas. De hecho, es uno de mis miedos de la pandemia. Soy pro-vacunación y estoy seguro de que el Covid-19 es algo malo, por lo que he hecho todo lo que me han dicho las autoridades, pero los gobiernos no olvidarán lo fácil que fue encerrarnos por meses.

El populismo y los nacionalismos han puesto en cuestión a la democracia. ¿Usted cree que la historia es cíclica y que en un futuro cercano la democracia podría enfrentar un desafío aún mayor?

Una vez Churchill dijo que “quienes no conocen la historia estarán condenados a repetirla”. En ese sentido, la historia tiende a repetirse y ahora la democracia está enfrentando un momento desafiante a nivel mundial y está en peligro. En general en los países de Europa existen dos polos políticos con una escasa diferencia de adhesión, por lo que pequeños actores pueden hacer cambiar grandes cosas. Eso fue lo que pasó también en 1933. Si es que el Reichstag no se hubiera incendiado, la historia sería distinta con Hitler, así como también si las Torres Gemelas no se hubieran caído en 2001 o si los votantes de Trump no se hubieran tomado el Capitolio, todo sería diferente. El sentimiento que te da es que no se extraña tanto de que algo malo así pase y eso no está tan lejos.