¿Se debe priorizar la vacunación contra el Covid-19 donde hay más contagios?

El más reciente informe epidemiológico lo revela: Las Condes es una de las pocas comunas que durante la pandemia han reducido los contagios desde que se inició la cuarentena general en la Región Metropolitana. De 554 casos activos de Covid-19, la comuna del sector oriente hoy cuenta con 263 contagios.

El contraste está en la periferia: Lo Espejo pasó de 171 contagiados activos al inicio de la cuarentena a 335 casos, según el último reporte epidemiológico. Es decir, casi el doble de casos Covid-19.

La comparación respecto del proceso de vacunación en ambas comunas revela un patrón similar. Si la cobertura de la segunda dosis en Las Condes alcanza un 46,4% respecto de su población objetivo a vacunar (285.940), en Lo Espejo los datos arrojan que un 32,5% (de 83.956) de la población objetivo cuenta con su esquema completo, según el Departamento de Estadísticas e Información en Salud (DEIS).

Es por ello que expertos coinciden en que una alternativa para la contención de los contagios podría ser acelerar el proceso de vacunación.

La presidenta del Consejo Asesor en Vacunas e Inmunizaciones (Cavei), la infectóloga Jeannette Dabanch, es partidaria de “impulsar y supervisar que los empleadores entreguen facilidades a sus trabajadores para vacunarse”. Agrega que en comunas del sector oriente “hay más personas que tienen más facilidades para concurrir, en oficinas. Mientras los residentes de Lo Espejo deben tener mayor incidencia de trabajos presenciales, esenciales”.

A esto se suma que en comunas del sector oriente existen más convenios con laboratorios privados que refuerzan el proceso de inoculación general, ya que entrega la posibilidad de agendar horas.

Un paso más allá va la magíster en Salud Pública de la Universidad de Cambridge, Francisca Florenzano, quien sostiene que “la lógica debería ser que cuando ya cubriste por edad a los más vulnerables, cuando ya se cubrió también a aquellos aquejados por comorbilidad, les daría absoluta prioridad a las personas según nivel socioeconómico y condiciones de vida más desfavorables”.

Florenzano añade que “se ha visto, cuando observamos las cifras de dónde se están enfermando las personas, dónde se están muriendo más, es en lugares de menores ingresos y son ciertas comunas. El stock de vacunas, de partida, debería ser mucho más amplio, y no la distribuiría de manera igual, sino que mayor preferencia a ciertas comunas”, concluye.

El alcalde de Las Condes, Joaquín Lavín, sostiene que en la baja de casos de su comuna ha sido clave el rápido proceso de vacunación implementado. “Tiene que ver con que el proceso de vacunación ha sido muy rápido, más de la mitad de la población de la comuna ya tiene la primera dosis y más de un tercio tiene las dos”, explica.

Así, desde inicios de marzo, Las Condes centraliza el proceso de vacunación en el Parque Juan Pablo II, que cuenta con más de 90 puntos de inoculación. ¿El promedio de vacunados diarios? Solo ayer se utilizaron 4.701 dosis, entre las 9.00 y las 17 horas. A ello se suma que la comuna cuenta con seis vacunatorios privados en convenio con el Ministerio de Salud ubicados en las principales clínicas emplazadas allí.

Mientras que en Lo Espejo la situación dista de ser igual. La directora de salud del municipio, Paloma Duarte, explica que hay cuatro puntos en la comuna -entre Centros de Salud Familiar (Cesfam) y colegios que han debido ser habilitados- con alrededor de 50 funcionarios entre vacunadores y digitadores desplegados. Durante los fines de semana, al menos dos de estos puntos deben abrir para atender a quienes en la semana no pueden concurrir en su fecha establecida por calendario, principalmente por motivos laborales.

En Lo Espejo, y según los registros del Minsal, no hay ningún vacunatorio privado en convenio. La lentitud del proceso de vacunación en las últimas semanas se ha agudizado, ya que, según explica Duarte, han comenzado a concurrir rezagados -como enfermos crónicos jóvenes- que, dado el estricto calendario, no han podido ser vacunados. Y esa, sostiene, es “una oportunidad sanitaria que se pierde”.

“El calendario debería ser un poco más flexible en ese sentido. Si la persona ya está ahí, lo ideal sería poder vacunarla, no ponerle trabas”, remata.