Mercado

¡A la feria, a la feria! La historia de la bolsita que se volvió un mueble.




VICTORIA MOLINA / 2015

Antes de que existieran las bolsas de plástico desechables –que llenaron los océanos de basura las últimas 4 décadas–, en los años 70 fueron muy populares en nuestro país unas bolsas tejidas con fibras de plástico que se usaban para el pan o las frutas y vegetales de la feria. Unos tiempos prehistóricos cuando las marraquetas se compraban frescas y humeantes en la panadería de la esquina y las verduras venían con bichitos y eran imperfectas.

Colorinches y llamativas con sus combinaciones vivaces, morado, rosado, verde, desaparecieron del mapa con la llegada de la moderna bolsa de plástico de un solo uso –afortunadamente hoy en extinción–, pero nos dejaron el recuerdo colorido de sus poderosas franjas verticales que abrazaban varios kilos de papas, choclos y tomates sin anunciar fatiga alguna.

En México, Victoria Molina rescata este material que allá también, incluso hoy, es “comúnmente utilizado en la confección de bolsas de mercado mexicanas” y lo vuelve una puerta corrediza para crear un mueble fresco y ligero.

Conserva los patrones tradicionales de estos tejidos plásticos, los posiciona en horizontal, y con ese pequeño pero decidor gesto le cambia completamente la personalidad a un mueble que si no sería un aparador más de líneas contemporáneas.

Mercado se vuelve más liviano al tener una puerta ‘blanda’. Es perfecto para ambientes relajados como la playa. De hecho, como explica, “es una estantería diseñada para zonas húmedas y de temperaturas altas, como playas y regiones tropicales, donde los objetos que se quieren guardar u ocultar de la vista pueden humedecerse si no reciben ventilación adecuada”. vitoriamolina.mx

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