Eran los comienzos de la década de los 80 y la burbuja de los videojuegos ya comenzaba a inflarse. Luego del boom de las primeras máquinas de arcade vinieron las consolas hogareñas, lideradas en ese momento por el gigante de Atari, que se encargó de llevar la experiencia naciente de los videojuegos al hogar.

En paralelo, una compañía japonesa llamada Nintendo, cuyos orígenes se remontaban a la venta de juegos de cartas a finales del siglo 19, empezaba a acercarse de a poco al mundo del entretenimiento electrónico.

Ya en los 70, en conjunto con Mitsubishi, habían estrenado solo en el país del sol naciente las Color TV-Game, equipos hogareños que básicamente permitían jugar clones del popular Pong y otro clásicos de los arcades en casa. Sería un proyecto exitoso en su país pero nunca saldrían de allá.

El primer hit internacional de Nintendo llegaría en 1981, con el lanzamiento de Donkey Kong, su tercera máquina arcade pero la primera creada a cargo de un joven Shigeru Miyamoto. El juego, donde un plomero saltarín debía rescatar a su novia de manos de un gorila gigante puso el nombre de Nintendo en el mapa internacional y a la compañía sabiendo que los videojuegos serían parte de su futuro.

Pero todo se definiría en el año 1983, en el que Atari, el líder de la industria a nivel global, comenzaba a caer. En tan solo un año pasaron de tener ganancias de 100 millones de dólares por trimestre a pérdidas de 45 millones de dólares. Muchos le echan la culpa a ET, pero en realidad se trataba de una gran cantidad de factores, como la aparición de competencia mucho más barata, una guerra de licencias que impedía llevar cualquier juego a cualquier consola y juegos cuyo costo de producción aumentaba y no vendían las cantidades estimadas.

Fue en ese contexto, en el que la industria de los juegos caseros comenzaba a decaer, que Nintendo decidió ese mismo año lanzar en Japón su proyecto hogareño más ambicioso: el Family Computer o Famicom, como se le terminó conociendo.

En sus inicios, y tal como lo indica su nombre, la idea de la Famicom no era terminar siendo solo una consola, sino que una computadora familiar como era el modelo del Atari pero particularmente de la ColecoVision, pero con una apariencia mucho más atractiva como jueguete, con un diseño que mezclaba colores blanco y rojo con tonos dorados. La consola incluía dos controles, micrófono y un sistema de cartuchos hecho internamente por Nintendo.

Su debut en 1983 fue con tres juegos y siguiendo la tónica de la industria, eran versiones hogareñas de juegos que ya estaban en las salas recreativas: debutó con Donkey Kong, Donkey Kong Jr. y Popeye y durante el año se sumarían otros 6 como Mario Bros. A diferencia de las Color-TV, sus juegos podían reemplazarse cambiando cartuchos y su foco en llevar las versiones más fieles de los arcades a la casa sería su principal gancho.

Pero a pesar de que fue su debut, 1983 tampoco fue un buen año para Nintendo: sus primeras consolas tenían un error en sus placas madre que obligó a Nintendo a retirarlas del mercado y reemplazarlas por aparatos nuevos. Un año más tarde, aprovechando este recambio, la compañía iría All-In: ese año lanzarían sus primeros accesorios como la Ray Gun, un control con forma de pistola que permitía jugar a los disparos, un teclado y una casetera con la que era posible programar en BASIC y crear tus propios niveles para ciertos juegos como Excitebike y lo más importante, se abrieron a compañías como Namco y Hudson a lanzar sus propios juegos en la consola, reteniendo un 30% de los ingresos, lo que permitió que marcas como Pac-Man y Lode Runner llegaran al equipo.

Ese año 1984, la Famicom se convertiría en la consola más vendida de Japón y en el éxito que necesitaba Nintendo para enfocar toda su fuerza en los videojuegos. Un año más tarde debutaría en Estados Unidos con otro nombre, otro diseño y un juego cuyo debut hizo historia: la Nintendo Entertainment System y Super Mario Bros.

Y si bien el equipo gris que todos conocimos por acá fue un éxito, acá terminó abrazando solo la parte de consola, ya que en Japón con el pasar de los años la Famicom siguió recibiendo actualizaciones y expansiones que acá nunca vimos como el Disk System, un accesorio que permitió el uso de diskettes para grabar tus partidas o mejorar el audio, el Famicom 3D System, con el que era posible jugar con gráficas 3D e incluso adaptadores para conectarse a la línea telefónica y comprar acciones en la bolsa o apostarle a caballos.

Hoy el legado del Famicom sigue presente a través de las decenas de series de Nintendo que comenzaron allí como Mario, Metroid, Zelda y Kirby, pero también fue el equipo que sacó a la industria de los videojuegos de su agonía y que hoy las tengamos como una pieza importante dentro de nuestras habitaciones o living del hogar.