Corría el año 1990 y Xuxa se consolidaba a nivel latinoamericano como una de las figuras infantiles más importantes. La Reina de los Paquitos contaba con un programa de TV y una serie de pegajosas canciones que traspasaron las barreras de los idiomas y las culturas continentales. Era el tiempo en que la televisión infantil no sólo daba créditos, sino que sus figuras llenaban estadios y entretenían tanto a grandes como a chicos. Y en el peak de su carrera, Xuxa llegó al Festival de Viña a presentar un espectáculo de mucho baile, luces y poco canto.

Pero no importaba, la gracia era ver como la alegría brasileña y el mensaje de paz llenaba a la Quinta Vergara. Fue una presentación inolvidable, aunque también sería la última en mucho tiempo para la actriz.

https://www.youtube.com/watch?v=dAwZ0569Icw

El tiempo pasó y sus fanáticos crecieron. También las leyendas urbanas que hablaban de mensajes satánicos escondidos en sus discos. Xuxa se alejó del mundo infantil y comenzó a ser invitada a estelares. Luego conocimos el pasado oculto de la actriz, que participó en varios filmes para adultos que ahora se pasaban de mano en mano. Pero Xuxa también estaba en otra postura: había sido madre y también, madurado. El público chileno, por desgracia, no.

Así es como en el año 2000, el Festival trajo de vuelta a Xuxa para celebrar los 10 años de su presentación en Viña. Una suerte de recuerdo que buscaba llevar al Monstruo a su infancia. El problema es que el Monstruo ya no era un niño, sino que un adolescente, que no dudó en mostrar su peor cara cuando Maria da Graça Meneghel se subió al escenario ya sin su minifalda ni sus botas, ni su larga cabellera rubia.

En uno de los momentos de interacción con el público, Xuxa pide que hagamos memoria y recordemos uno de sus mayores éxitos: el Ilarie. La tarea era simple: cuando Xuxa decía "Ila Ila Ilarie" el público debía responder "Oh Oh Oh", tal como lo hizo hace 10 años. Pero las cosas habían cambiado y la picardía del chileno ya había inventado una forma de responder con una grosería que, en esa época, era un signo de liberación.

Obviamente Xuxa no estaba al tanto de esto, y la Quinta Vergara la pilló desprevenida. El resultado de esto, uno de los momentos más vergonzosos que hemos visto por parte del, en ese momento, muy bien llamado monstruo.

https://www.youtube.com/watch?v=qlUk7z81eBA

La situación es desagradable por varios motivos: Xuxa de verdad no sabía que estaba pasando, y además, era la primera vez que llevaba a su hija Sasha a verla sobre un escenario. Todo este diálogo absurdo con el público va acrecentando el morbo mientras Xuxa dice que no entiende lo que la gente le dice y se acerca para escucharlos mejor. Ahí, tiene que acudir a alguien de palco para que le explique y obviamente no le gustó para nada.

Luego siguió su show hasta que aparecen los animadores. Y acá es donde todo se complica aun más, y dejamos en claro lo cruel que puede llegar a ser el monstruo.

https://youtu.be/o_0jLRaQhGg?t=21m43s

Antonio Vodanovic sale en búsqueda de Xuxa, quien ya estaba en los camarines, probablemente muy enojada con todo lo que había pasado. Antonio sale a buscar a la cantante y le propone al público volver a cantar el Ilarie, pero esperando que ahora si hicieran lo correcto. Vodanovic le pide a Xuxa volver a cantar, a lo que ella responde aun metida en su personaje alegre y distentido "¡Claro! Pensé que ellos no me querían", tras lo cual Xuxa rompe en llanto en el escenario.

Luego de una serie de palabras del animador, Xuxa decide cantar su último tema, el que también sería lo último que haría en suelo chileno. Se dice que tras bambalinas, indignada, devolvió la Gaviota de Plata que se le entregó y prometió nunca más volver a la Quinta ni a nuestro país, lo que no ha hecho tras 18 años desde aquel incidente.

Sabemos que el público de Viña es impredecible, es antojadizo, malcriado cuando no le dan lo que quiere o muy cariñoso cuando llega el artista de sus amores. Pero aquella noche del año 2000, el monstruo mostró su peor cara. Una que había demostrado que el tiempo no había pasado en vano y que ya no era un niño, sino que un adolescente que aun no pasaba la edad del pavo. Por favor, nunca más.