Juan Pablo Mohr, antes de su expedición: “Quiero hacer cumbre en cada región de Chile, instalar refugios de buen nivel y ser un aporte al país”

El montañista nacional -desaparecido hace siete días en el monte K2 de los Himalayas- conversó a mediados de 2020 con MT MAG. y contó sobre cómo veía la actividad en Chile y de sus sueños de profesionalizar más la actividad.




El 23 de mayo se estrenó en YouTube el tráiler del documental Lhotse-Everest Sin Oxígeno. Ese día se conmemoraba el primer aniversario de una travesía inédita del deporte nacional que terminó en un Récord Guinness: con apenas seis días y 20 horas de diferencia, sin ayuda de oxígeno extra ni de sherpas, el montañista Juan Pablo Mohr logró alcanzar la cumbre del Lhotse y del Everest, dos de los macizos más grandes del planeta.

Pero la pandemia no permitió mayores festejos. El obligado confinamiento tiene a Mohr en su casa desde hace meses, lo que le permitió recuperarse de una lesión y recargar energías para los próximos desafíos.

Es que estar quieto y tranquilo no es lo de él, reconoce. Por estos días, mientras disfruta con la compañía de sus tres hijos, construye en su casa de La Laguna de Zapallar un inmenso bulder (una muralla de escalada) que le permitirá entrenar y fortalecer conceptos para cuando estén las condiciones para volver a escalar.

“La montaña me limpia mucho, me saca las energías malas y me deja solo positivas, es como una terapia que necesito, una especie de meditación, cuando estás caminando y agarras sinergia, sin parar y con la mente en blanco, solo con la inmensidad, eso es lo que me gusta”, dice.

De todas maneras, estos días de calma los ha aprovechado al máximo, consciente de que escogió una profesión en la que la mayor parte del tiempo se vive en solitario. “Es complicado este deporte a nivel familiar. Yo estoy separado y mucho es por esto. A veces me iba seis meses a la montaña, y no es fácil para una persona criar sola a tres hijos. Es complicado para la familia, pero la vida te va regalando momentos como los de ahora, en los que he estado un par de meses con los niños. La vida te va guiando un poco, aunque reconozco que me iría feliz a la montaña”, dice.

La conectividad de la que da cuenta Mohr sorprende. Sus palabras denotan una especie de complicidad con estos lugares, donde la muerte es un factor siempre presente. De ahí también las grandes lecciones que dice haber aprendido. “La montaña es como la vida misma, te va mostrando cosas que te van guiando. En mi caso, después de hacer la cumbre del Lhotse, iba rumbo al Everest, cuando nos encontramos con una pareja que estaba con problemas, un búlgaro (Ivan Yuriev Tomov) y una rusa (Nastya Runova). Los intentamos acompañar hasta el campamento, pero el búlgaro estaba con problemas y se murió en las manos. Fue la primera muerte que tuve frente a frente, y fue producto de un edema cerebral”, recuerda.

Sin embargo, esa situación dramática que vivió en la montaña, dice que lo preparó para algo peor. “Cuando estaba haciendo la cumbre del Everest, a mi papá le diagnosticaron cáncer pulmonar. Tenía unas expediciones hacia Pakistán, pero las deseché para poder venir a cuidarlo. Estuve un mes y medio con él, y cuando falleció fue súper parecido a lo del búlgaro, ya que vi cómo se le ponía tieso el cuello antes de morir. Con mi papá fue igual. Por eso, creo que la misma montaña me enseñó cómo enfrentar la muerte, si no hubiese vivido lo que me tocó vivir, no hubiese podido enfrentarlo, es algo muy fuerte que se muera tu papá”.

¿Te hizo replantear cosas?

Claro, eso te hace ver la vida distinta y esto de la casa nueva es parte de eso quizás, de tener algo donde los niños estén a gusto, de armar un buen ambiente, con buenas energías y con un bulder gigante para escalar.

Chile desde lo alto

Juan Pablo Mohr tiene 33 años. Es fundador de la Fundación Deporte Libre, que se dedica a crear infraestructura deportiva en espacios en desuso, como Los Silos, en el Parque de los Reyes, donde las personas pueden aprender a escalar.

Desde niño siempre se sintió a gusto en la montaña. Dice que no le teme a lo que ahí ocurre, aunque como se ve en el tráiler del documental, hay situaciones que lo dejan con el alma en un hilo. “Hubo un derrumbe. Tres segundos más adelante y me caía el hielo encima. Estoy espirituado, quedé con el corazón en la mano”, dice en el adelanto del trabajo audiovisual el embajador de The Norht Face.

Esa expedición a las dos cumbres en Nepal que dejó registrado en el documental es parte del proyecto “Los 14 ochomiles”, que no es más que alcanzar la cúspide de todas las montañas que sobrepasan los ocho mil metros sobre el nivel del mar, siempre sin ayuda de oxígeno adicional ni compañía de sherpas. El primer macizo en lograr fue el Annapurna (2017), luego le siguió el Manaslu (2018), el Dhaulagiri, el Lhotse y el Everest (2019).

Hoy tienes un nombre ganado en el montañismo, pero ¿cómo parte la idea de escalar?

Yo antes hacía harto trailrunning, pero la montaña siempre me motivó desde chico. Hice cursos de escalada, escalé en hielo y glaciares y me empecé a motivar. Pero cuando ya estaba corriendo harto me di cuenta de que lo que me gustaba no era competir, sino ir a la montaña, que al final donde uno tiene competencia ahí es con uno mismo.

Me acuerdo que cada vez que iba al Plomo iba disminuyendo mis tiempos e iba compitiendo contra mí, me iba mirando yo en vez de mirar al del lado. Así empecé con este sueño. Obviamente, el Everest era el sueño mayor, desde la primera vez que subí un cerro. Y cuando decidí ir al Lhotse y al Everest, fue porque me quería poner a prueba, además coincidía con que un amigo (Sergi) también quería hacer los dos. Y ahí nos fuimos.

¿Por qué los 14 ochomil?

Desde chico me llevé bien con la altura, tenía muy buena oxigenización y adaptación. Una parte es por genética, pero también se puede ir entrenando y para eso solo hay que estar en altura, que el cuerpo se vaya adaptando a estar con menos oxígeno. Así me fui dando cuenta de que tenía dotes para andar bien en la montaña, subí el Aconcagua un par de veces, el Ojos del Salado, y estaba bien en estos dos cerros que tienen casi siete mil metros de altura (6.980 y 6.890 msnm, respectivamente), entonces como andaba bien, quería probar algo más grande, así partió este proyecto.

¿Cómo tomaron lo del Récord Guinness?

El récord lo supe ocho meses después, cuando ya fue aprobado. Al principio ni siquiera sabíamos, esto lo postuló la agencia de Nepal con la que fui, pero se demoró por el hecho de que debían comprobar lo de las cumbres.

¿Cómo sigue el proyecto ahora?

Llevo cinco ochomiles y la idea es completar los 14. Este año quería subir otros cinco, pero todo cambió por lo del coronavirus. Ojalá a fin de año pueda hacer uno más.

Con toda la experiencia que tienes, ¿cómo está el nivel del montañismo en Chile?

Estando de viaje en Los Alpes, viendo los refugios que tienen allá los suizos, vi que Chile está en pañales en cultura de montaña con respecto a infraestructura. Tenemos refugios ultraprecarios y no hay ninguno que te permita albergar a 20 personas.

¿Qué se puede hacer?

En aquel viaje a Los Alpes se me ocurrió la idea de hacer las cumbres más altas de cada región y de instalar refugios de buen nivel en esas montañas para hacer crecer el montañismo. Como soy arquitecto, siempre llevo mi libreta a la montaña, ya que a veces te pasas una semana sin salir de la carpa y en esos momentos de calma empecé a dibujar refugios que podríamos tener en Chile. Aún falta para finalizarlos, pero el proyecto se lo presenté a algunas marcas y se están motivando para sacarlo adelante.

¿Qué te motiva de este proyecto?

Dejar un aporte al país, ya que todo esto iría de la mano con un trabajo social importante, queremos hacer talleres de montaña, charlas en cada región para aumentar la cultura de montaña y enseñar de seguridad a las personas para que puedan ir más tranquilos a la montaña.

¿Algún plazo para esta idea?

El objetivo es hacer entre noviembre y diciembre las 16 cumbres más altas. Es un viaje largo que haré de norte a sur y estaré en lugares donde ya hice cumbre, pero ahora voy con otros ojos, voy con la idea de ver dónde emplazar el refugio. MT

*Esta entrevista fue publicada originalmente en julio de 2020.

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