Si bien no será hoy ni mañana, es un hecho que las cajas de cambio manuales desaparecerán con el tiempo, apuntando como su gran verdugo a la masificación de los autos eléctricos. Hace solo unos días, Mini despejó cualquier duda al respecto, confirmando que no ofrecerá versión manual en ningún producto futuro.

En una entrevista con Top Gear durante el Salón del Automóvil de Múnich IAA Mobility, Stefanie Wurst, máxima responsable de la firma británica, declaró: “Lamentablemente no tendremos manual”, ante la pregunta sobre si al menos los modelos de combustión seguirían manteniendo la opción de un cambio manual.

Y es que gracias a los avances tecnológicos logrados durante los últimos años y a la comodidad que ofrecen a los automovilistas -sobre todo en tráfico urbano-, las cajas automáticas están comenzando a dominar el mercado de vehículos nuevos.

Eso sí, con ello nos referimos a aquellos segmentos de gama alta y media, pues en los modelos de entrada aun existe una oferta marcada por los cambios manuales.

Particularmente, en Chile, y según datos de Anac, el 57% de los vehículos nuevos vendidos este año equipan una transmisión de tipo manual. Es decir, de las más de 210 mil unidades comercializadas entre enero y agosto, 119.581 de ellas -repartidas entre pasajeros, SUVs, camionetas y comerciales- tienen este tipo de palanca.

La caja de siempre

Como veíamos, si bien cada vez existe una mayor oferta de transmisiones automáticas, todavía siguen siendo mayoría los automóviles que disponen de una palanca para que el conductor seleccione manualmente los diferentes desarrollos disponibles.

Las cajas de cambios de accionamiento manual están diseñadas para durar toda la vida útil del vehículo, que en la mayoría de los modelos actuales supera con facilidad los 300.000 kilómetros. Distancia que supone haber realizado muchos cientos de miles e incluso millones de cambios de marcha.

Para los cuales, el conductor debe desembragar el motor apretando el pedal, actuar sobre la palanca para seleccionar la velocidad requerida y volver a soltar el embrague. Un mecanismo de fricción, a través del cual se transmite a las ruedas, la fuerza producida por la combustión en el interior del motor.

Manejar adecuadamente el cambio no solamente permitirá aprovechar al máximo el potencial del motor y gastar menos combustible. También evitará que se dañe este complejo mecanismo y se generen daños que en ocasiones pueden salir muy caras de reparar.

Según Rodrigo Miranda, ingeniero en Mecánica Automotriz y Autotrónica de DuocUC, “El costo de una avería en una caja de cambios puede variar según distintos factores, como la marca y modelo del vehículo, la gravedad de la falla, la mano de obra involucrada y el tipo de transmisión (mecánica o automática)”.

“Con respecto a las cajas de cambio mecánicas, el componente comúnmente reemplazado es el conjunto de embrague, los costos pueden oscilar desde unos $150.000 hasta $600.000 incluyendo la mano de obra y repuestos, dependiendo del tipo de tecnología, marca del vehículo y qué tan experto sea el profesional que realice esta reparación”, agrega.

A tener en cuenta

Siguiendo unos sencillos consejos, se puede obtener un mejor partido de nuestro vehículo y también conservar a lo largo del tiempo en buen estado:

1.- Evitar mantener todo el rato la mano sobre la palanca

Es una costumbre que tienen muchos conductores y que no debe hacerse, primero porque siempre hay que procurar sujetar el volante con ambas manos por seguridad y también porque el propio peso de la mano sobre la palanca ejerce una presión perjudicial para el sistema.

Ese hábito no es recomendable, ya que genera un desgaste prematuro en los elementos que intermedian, en varillados, engranajes y rodamientos. Ese estrés, a la larga, puede hacer que nuestra caja de cambios no funcione correctamente, pierda precisión, aumente las holguras, nos cueste engranar algunas marchas, o incluso que éstas se salgan solas cuando las consecuencias de la avería se hayan agravado.

2.- Mantener pisado el pedal de embrague

Al llegar a un semáforo, muchos conductores conservan la marcha engranada y en lugar de seleccionar el punto muerto, pisan el embrague durante la detención. Es un error que siempre habrá que evitar porque acelera el desgaste de este importante componente y también incrementa de forma innecesaria la temperatura de la mecánica.

3.- No apretar a fondo el embrague al cambiar de marcha

Si se engrana una velocidad sin que el pedal esté completamente pisado, los piñones y la sincronización del cambio sufrirán y se desgastarán. Apretar el embrague a fondo evita que las marchas “rasquen” al engranarse y con ello se produzcan averías en el cambio.

4.- Arrancar en segunda.

Arrancar desde parado en segunda velocidad en lugar de utilizar la primera exige un mayor esfuerzo al motor, a la transmisión en general y al embrague en particular. Se trata de una mala costumbre que provoca un mayor calentamiento del sistema y acelera considerablemente su desgaste.

5.-Soltar el embrague de golpe.

Una conducción suave es lo más aconsejable para la comodidad de los ocupantes del vehículo, pero también para su mecánica. Soltar con brusquedad el pedal del embrague provoca violentos tirones que perjudican a todo el sistema y dañan sus componentes, como son el propio embrague, los engranajes de la caja de cambios, los diferenciales y las conexiones de las barras de transmisión.

6.- No cambiar a la velocidad adecuada

Los desarrollos de la caja de cambios están calculados para adaptarse a la velocidad del vehículo y habrá que ir seleccionándolos de forma progresiva a medida que ésta aumente o reduciéndolos en el caso contrario.

Así, como norma general en los autos con seis marchas y dependiendo del modelo, habrá que mantener la primera hasta los 15 o 20 km/h; cambiar de segunda a tercera al alcanzar 30 km/h; engranar la cuarta a 40 km/h; meter la quinta después de acelerar hasta los 50 km/h y usar la sexta velocidad a partir de los 100 km/h en adelante.

7.- Saltarse los cambios de aceite

Para un correcto mantenimiento del cambio es imprescindible que funcione bien engrasado. Un aceite de calidad y en buen estado no solamente evitará el desgaste de sus piezas por rozamiento, sino que ayudará a refrigerar todo el sistema evacuando el calor a través del circuito de lubricación.