Biógrafo del Papa: "Francisco sabe que está en juego la misión de la Iglesia"

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Manifestantes exhiben fotos de víctimas de abusos ayer en Roma con ocasión del inicio de la cumbre convocada por el Papa. Foto: AP

Para Austen Ivereigh, la cita del Pontífice con los obispos chilenos en mayo pasado "sirve de modelo" para la actual cumbre que se realiza en Roma.


Austen Ivereigh, autor de una de las más reconocidas biografías del Papa Francisco (El Gran Reformador) y fundador de Voces Católicas, sigue de cerca lo que está sucediendo estos días en el Vaticano. El miércoles viajó de Londres a Roma para presenciar ayer la inauguración del evento. Y durante las dos horas y media de vuelo aprovechó de contestar un cuestionario de La Tercera sobre los alcances de la cumbre que se extenderá hasta el domingo.

Siendo realistas, ¿qué es posible esperar de este encuentro?

El objetivo del encuentro es la conversión: un cambio de mentalidad. Dicen los expertos que con respecto al abuso, hay los que entienden y los que no. Los que no lo entienden son los que no han escuchado nunca a una víctima, y no comprenden los mecanismos de encubrimiento y de evasión que emplean las instituciones con respecto a un tema muy, muy incómodo. Este encuentro busca acabar con estos mecanismos, sobre todo en Asia, África y América Latina, donde muchos obispos niegan tener un problema, pero sí lo tienen.

¿Hay contradicciones sobre lo que se espera del evento dentro de la propia jerarquía del Vaticano?

El Papa intentó bajar las expectativas porque en tres días no se puede cambiar todo. Al mismo tiempo, como ha dicho monseñor Scicluna, es razonable que después del encuentro se verá un cambio gradual. No existe una crisis legal, sino un reto de liderazgo. Ya existen un montón de leyes y protocolos, pero son insuficientes sin un cambio de mentalidad en los obispos. Cada obispo necesita entender que si no responde enérgicamente a las denuncias que recibe, será removido. Eso lo dirá muy claramente el Papa al final de la cumbre.

Scicluna ha tenido un mensaje muy duro y ha insistido en la necesidad de transparencia. ¿Es una visión mayoritaria en el Vaticano o Scicluna lucha contra la corriente?

Desde 2012, cuando monseñor Scicluna dijo que ya no es aceptable una omertà eclesial, ha sido un valiente pionero en esta área. Pero no es un pistolero solitario. Hay muchos en el Vaticano empeñados en combatir este mal. Después de hablar con gente en Roma que trabaja en el tribunal de la CDF no comparto esta idea, promovida por algunos sobrevivientes, de que en el Vaticano son resistentes o están en negación. Algunos quizás, pero por lo general se puede decir que la lucha contra el abuso es ahora una prioridad para Roma. Se ha aumentado de 10 a 17 el número de jueces canonistas que trabajan en el tribunal, y los procesos a curas acusados son mucho más eficaces y ágiles. Ahora Roma es una parte significativa de la solución, y no un obstáculo como en el pasado. Pero es indudable que Scicluna ha sido un factor decisivo en esta conversión.

¿Qué influencia cree que tiene realmente lo sucedido en Chile en el encuentro de estos días?

Chile ha sido un punto de inflexión para el Papa. Chile le enseña que para combatir este mal no es suficiente implementar los varios protocolos y procesos porque el clericalismo crea no sólo un modus vivendi, sino también un modus operandi et cogitandi que tiende a ignorar o evadir. Entonces hay que ir a la raíz y curar el clericalismo. No me parece una casualidad que el Papa haya convocado un encuentro de tres días en Roma: la cumbre de los obispos chilenos en mayo del año pasado sirve como modelo. El proceso que el Papa intentó abrir en el episcopado chileno es el mismo que ahora buscar abrir en el episcopado universal. Y está muy claro que está aplicando los criterios de renovación que primero empleara en Chile, en sus varias cartas.

Algunos plantean que si no hay resoluciones concretas, el evento pueda terminar ahondando la crisis de confianza en la Iglesia. ¿Cree que ese riesgo existe?

Creo que al final muchas víctimas dirán "muchas palabras, poca acción", porque su desconfianza es muy grande. Pero observadores como yo escucharán a los que salen de la cumbre, y veremos el cambio en la mentalidad.

¿Cuál cree que es la apuesta del Papa con este evento?

El discurso que pronunciará el Papa al final de la cumbre, el domingo, creo que será uno de los más significativos de su pontificado. Sabe que lo que está en juego es la misión misma de la Iglesia.

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