Bolivia: renuncia jefe de la misión OEA que audita elecciones presidenciales

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El mexicano Arturo Espinosa Silis había publicado la semana pasada un artículo de opinión sobre las elecciones de Bolivia muy crítico sobre Morales, según consignan los medios bolivianos.


Esta noche, el jefe de la misión de la OEA que audita las cuestionadas elecciones de Bolivia, el mexicano Arturo Espinosa, renunció sorpresivamente este viernes en la noche, levantando más incertidumbre sobre esta verificación acordada con el presidente Evo Morales pero rechazada por la oposición boliviana.

"He decidido retirarme de la auditoría para no comprometer su imparcialidad. Debí informar a la OEA sobre manifestaciones (declaraciones) públicas previas acerca del proceso electoral de Bolivia", escribió Espinosa en su cuenta de Twitter, al día siguiente de iniciar la verificación del cuestionado escrutinio de los comicios del 20 de octubre.

https://twitter.com/EspinosaSilis/status/1190421310373056513

La veracidad del tuit de Espinosa, un experto electoral y académico mexicano, fue confirmada a la agencia de noticias AFP por una portavoz de la misión de la Organización de Estados Americanos (OEA) en La Paz.

Espinosa había publicado la semana pasada un artículo de opinión sobre las elecciones de Bolivia muy crítico sobre Morales, según medios bolivianos.

En tanto, nuevas protestas se registraron este viernes en diversas ciudades contra la polémica reelección, mientras miles de bolivianos se volcaban a los cementerios a preparar la festividad tradicional del Día de los Difuntos, que se celebra el sábado.

La Paz registraba cortes de vías en barrios acomodados de la zona sur, los más críticos de Morales, aunque con menos intensidad que en días previos, constató un periodista de la agencia de noticias AFP.

La policía antimotines custodiaba cruces vitales, mientras a cierta distancia de los piquetes opositores se congregaban grupos de leales a Morales dispuestos a rehabilitar por la fuerza la circulación vehicular, por lo que la posibilidad de nuevos choques estaba latente.

Rechazo a la OEA

La oposición, que denunció un fraude electoral a favor de Morales, se niega a avalar la auditoría de la OEA por considerar que se trata de "una maniobra distraccionista para mantener a Morales en el poder". La renuncia de su jefe amenaza con ampliar más esta polémica.

Los opositores ya no demandan un nuevo recuento de votos ni un balotaje entre el mandatario y el opositor Carlos Mesa. Ahora exigen anular la votación y convocar a nuevas elecciones generales (presidenciales y legislativas) "sin Evo Morales", exigencia rechazada por el gobernante izquierdista indígena.

"Vamos a defender la democracia y los resultados" electorales, declaró este viernes Morales, en el poder desde 2006, durante un acto en un poblado rural de Cochabamba, en el centro de Bolivia.

Morales dijo que los bolivianos deben esperar el informe de la auditoría de la OEA, que debe estar listo en dos semanas, una señal de que piensa que le será favorable para sellar un nuevo mandato hasta 2025.

"Ni Mesa ni Evo"

Si bien en las protestas participan todos los grupos de la oposición, algunos movimientos ahora ni siquiera apoyan al expresidente centrista Carlos Mesa (2003-2005), segundo en la primera vuelta, quien inicialmente reclamaba un balotaje con Morales.

Multitudinarias asambleas populares se efectuaron el jueves en la noche en La Paz y la ciudad oriental de Santa Cruz, ratificando el rechazo a la auditoría de la OEA y la exigencia de nuevos comicios.

Esas asambleas o "cabildos", con participación de miles de personas, acordaron seguir adelante con las protestas en las calles, una señal de radicalización del movimiento.

Pero el cabildo de La Paz fue más lejos todavía, al proclamar "¡Ni Mesa, ni Evo Morales!", un signo de independencia política y de que los activistas paceños quieren nuevas elecciones sin ninguno de los dos candidatos que acapararon los votos el 20 de octubre.

Cuando terminó, cientos de pacíficos pero bulliciosos asistentes que portaban banderas bolivianas se mezclaron con miles de familias que, con niños disfrazados, estaban celebrado Halloween en una avenida céntrica de la ciudad.

Simultáneamente, decenas de universitarios trataron de aproximarse a la casa de gobierno, situada en la Plaza Murillo, lo que fue impedido por policías antimotines que arrojaron gases lacrimógenos.

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