Bolsonaro: La tormenta perfecta que golpea a Planalto

A medida que las cifras de contagiados y muertos por el Covid-19 aumentan en Brasil, también lo hace la crisis política que ha instalado nuevamente el fantasma del impeachment.


Brasil está perfilándose como el posible nuevo foco rojo de la pandemia de coronavirus, según los expertos. Esto ha obligado al Presidente Jair Bolsonaro a morigerar sus expresiones, luego que inicialmente la calificara de ser sólo una “gripecita”. Si bien ahora habla de un “gran enemigo” que representa “el mayor desafío de nuestra generación”, el Mandatario insiste en que no hay necesidad de imponer las severas medidas que han ralentizado la propagación de la infección en otros países. Así, a medida que las cifras de contagiados y muertos aumentan de forma dramática agravando la crisis sanitaria, de la misma manera lo hace la crisis política que ha instalado nuevamente el fantasma del impeachment en el Palacio de Planalto.

“Aquí tenemos todas las condiciones para que la pandemia se vuelva mucho más seria", dijo a The Associated Press Paulo Brandão, virólogo de la Universidad de Sao Paulo (USP). Brasil ocupa el décimo lugar entre los países con más casos de Covid-19, con más de 91.500 contagios. Sin embargo, una investigación de la propia USP indica que habría alrededor de 1,2 millones de personas infectadas. Además, esta semana también superó a China en cantidad de fallecidos, con más de 6.300 decesos. En ese sentido, Ivan França Junior, profesor de la Facultad de Salud Pública de la USP, señaló a La Tercera que “los datos existentes están claramente subestimados”. Citando uno de los escenarios simulados por sus colegas de universidad, el médico salubrista advierte que “podemos llegar a más de 110 mil muertos”. La crisis sanitaria podría recrudecerse ahora que el país entra en el invierno, que puede empeorar las enfermedades respiratorias. “Creo que (el peak de contagios) será en mayo”, comentó el experto.

En medio de este escenario, exministros de Salud durante los gobiernos de Lula da Silva y Dilma Rousseff denunciaron a Bolsonaro ante la alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, por su actuación frente a la pandemia, según informó Folha de S. Paulo. Los denunciantes acusan al gobernante de “violar el derecho humano a la salud y la vida y de genocidio potencial”, por no cumplir con las recomendaciones de las autoridades sanitarias nacionales y de la OMS. “Bolsonaro es sin duda el factor más letal para la crisis que está viviendo Brasil”, dijo a La Tercera Alexandre Padilha, uno de los exministros que presentó la denuncia. “Bolsonaro se opone a medidas como la cuarentena porque nunca colocó la vida y la defensa de la vida como el tema central de su proyecto de gobierno y de sociedad”, comentó.

Uno de los episodios más recientes, donde Bolsonaro ignoró la pandemia, se registró el 19 de abril, cuando el Presidente sin guantes, sin mascarilla y tosiendo un par de veces, participó en una manifestación que pedía una intervención militar y el cierre del Congreso. Rompiendo la cuarentena, decenas de simpatizantes se congregaron en las afueras del Cuartel General del Ejército en Brasilia para escuchar el discurso del mandatario con motivo del Día del Ejército en ese país.

Salida de ministros

En marzo, cuando Brasil solo sumaba cinco muertes confirmadas por el Covid-19, el 64% de los brasileños ya rechazaba el plan gubernamental de combate al coronavirus, según una encuesta de Atlas Político. En medio de este escenario, Bolsonaro decidió destituir el pasado 16 de abril al popular ministro de Salud, Luiz Henrique Mandetta, tras semanas de enfrentamiento por la política de combate a la pandemia. Y, a la luz de las cifras, la mala evaluación del plan contra el Covid-19 no tenía tanta relación con la gestión de Mandetta. Así, al menos lo reveló un sondeo de esta consultora, según el cual el 64% de los brasileños veía como positivo su trabajo al mando del ministerio, al tiempo que un 76% rechazó su dimisión.

Una semana después de la polémica salida de Mandetta, Bolsonaro se vio enfrentado ahora a la renuncia de su superministro de Justicia y Seguridad Pública y símbolo del combate a la corrupción, Sérgio Moro. El exjuez estrella de la Operación Lava Jato, que llevó a la cárcel al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, dejó el gobierno molesto por la decisión del mandatario de cambiar al jefe de la Policía Federal (PF), Maurício Valeixo. Moro acusó a Bolsonaro de “interferencia política”. Según el exjuez, el Presidente solicitó información sobre investigaciones en curso, amenazando la autonomía de la corporación.

Este lunes el ministro del Tribunal Federal Supremo (STF), Celso de Mello, autorizó la apertura de una investigación sobre las acusaciones que Moro hizo contra Bolsonaro. El magistrado respondió a una solicitud del Fiscal General de la República, Augusto Aras, que solicitó autorización de la Corte Suprema para investigar el reporte del exministro de Justicia. Según un sondeo de Datafolha, un 52% de los brasileños cree en la versión de Moro y un 56% considera que Bolsonaro quería interferir políticamente en la Policía Federal. “No puedo admitir que me llame mentiroso públicamente. Él (Bolsonaro) sabe quién está diciendo la verdad”, dijo Moro a la revista Veja.

“Hay investigaciones importantes que pueden afectar a personas muy relacionadas, muy cercanas al Presidente, y seguramente Bolsonaro quería a alguien de su máxima confianza para dirigir la Policía Federal en este momento”, comentó a La Tercera Paulo Afonso Velasco Júnior, cientista político de la Universidad del Estado de Río de Janeiro. Al respecto, el diario Folha de S. Paulo recordó que los hijos de Bolsonaro son blanco de investigaciones en temas que van desde sus vínculos con milicias en Río hasta la diseminación de fake news contra opositores políticos.

Para la columnista de Brasil/247, Tereza Cruvinel, “de estas investigaciones podría surgir el delito de responsabilidad para respaldar el impeachment” contra Bolsonaro. “Cometió más delitos de responsabilidad al intentar de forzar el cambio del comando de la Policía Federal para blindarse, para controlar las investigaciones”, dijo a La Tercera.

Pero un sondeo de Datafolha muestra que los brasileños están divididos sobre la conveniencia de un proceso de juicio político contra Bolsonaro. Un 45% quiere que la Cámara de Diputados abra un proceso de impeachment contra el Presidente, mientras que un 48% se opone a la medida. En cambio, la encuesta de Atlas Político revela por primera vez que una mayoría apoya esta opción: 54,1% contra 36,6%.

El apoyo a la eventual renuncia de Bolsonaro, en tanto, creció en relación con la encuesta de Datafolha realizada a inicios de abril. En esa oportunidad, el 59% de los consultados dijo que estaba en contra de esta posibilidad. Ahora, es el 50%, casi empatado con el 46% que sí respalda la dimisión del Presidente. A principios de mes, un 37% se pronunciaba por esta última opción.

Impeachment y Centrão

Tras la renuncia de Moro, el expresidente Fernando Henrique Cardoso pidió la salida de Bolsonaro. “Es hora de hablar. El Presidente está cavando su fosa. Que renuncie antes de ser renunciado. Sálvenos, además del coronavirus, de tener un largo proceso de impeachment”, escribió en Twitter.

Y es que el factor Moro ha agudizado la crisis política en Planalto. Bolsonaro ya había experimentado una caída en la aprobación de su gobierno desde febrero debido a su comportamiento errático durante la crisis del coronavirus y el bajo desempeño económico en ese período, pero la renuncia del ministro de Justicia afectó directamente su capital político: 64,4% respondió que desaprueba el desempeño del Presidente, mientras que un 30,5% lo aprueba, según Atlas Político.

Datafolha, sin embargo, muestra que la evaluación general del Presidente permanece estable. Hoy, un 38% considera el desempeño de Bolsonaro como “malo o muy malo”, un 33% lo evalúa como “bueno o excelente” y un 26% como “regular”. En diciembre, esos índices alcanzaban a 36%, 30% y 32%, respectivamente.

Independiente de las encuestas, Vinicius Mota, columnista de Folha de S. Paulo, estima que “la gestión de Bolsonaro entró en modo de impeachment, en el que un gobierno debilitado duerme y se despierta haciendo y pagando cuentas para tratar de evitar que 342 de los 513 diputados federales activen la guillotina presidencial”. “Al igual que con Collor y Dilma, Bolsonaro tendrá que defenderse en medio de una severa recesión. Al igual que con Dilma y Temer, las flechas vendrán del Legislativo, el Poder Judicial y otros sectores de la burocracia, que estrangularán el margen de maniobra del Presidente”, escribió.

Quizá por ello, plantea Velasco Júnior, “Bolsonaro está intentando un acercamiento a los partidos del llamado Centrão”, del cual hizo parte durante sus 28 años como diputado. “Son los partidos practicantes de la vieja política, de la corrupción y el clientelismo, algo contra lo que Moro siempre se opuso. Seguramente estos partidos ayudaron a debilitar mucho la posición de Moro en el gobierno y es muy probable que hayan presionado al gobierno para se librara del ministro de Justicia”, comentó el analista a este medio.

En esa línea, Sylvio Costa, fundador del sitio especializado en cobertura política Congresso em Foco, recuerda que el Centrão reúne a 221 de los 513 diputados. “Es suficiente tener 171 votos, un tercio de la Cámara, para evitar el proceso de impeachment o una solicitud de investigación penal contra el Presidente”, asegura. “En otras palabras: si tiene al Centrão unido a su lado, Bolsonaro podrá continuar en el cargo”, acota.

El presidente de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia, ha evaluado, en conversaciones reservadas, que las solicitudes de impeachment “apenas pueden avanzar”, según destaca el diario Valor Econômico, que recuerda que ya hay 25 iniciativas en este sentido. Esta percepción, apunta el periódico, sería sustentada precisamente por la aproximación entre Planalto y los partidos del Centrão “que podrían blindarlo temporalmente”.

Además, Marcus André Melo, columnista de Folha de S. Paulo, cree “la pandemia reduce la probabilidad de destitución de Bolsonaro”. “En el Congreso, el Presidente no tiene una base de apoyo, pero los costos de coordinar con el Congreso trabajando de manera virtual son muy elevados. Además, la movilización en la calle y en el Congreso no son sustitutos, sino complementarios: si las calles están desiertas, ¿responderá el Congreso a las redes y cacerolazos?”, se pregunta. A su juicio, “el impeachment competirá en la agenda pública con la crisis de salud. La ventana para el juicio político creada por la renuncia de Moro se produce justo antes del peak del flagelo, que lo debilita. O lo hace invisible”.

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