Bolsonaro cede a presión del Congreso y revoca polémicos decretos de armas

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Bolsonaro prueba una subametralladora durante su visita a Israel, en abril pasado.

Decisión se produjo luego de que el Senado aprobara un dictamen que pedía suspender los decretos. La Corte Suprema juzgará este miércoles una solicitud de anulación de las medidas.


Fue una de sus principales propuestas de campaña. Pero bajo la presión de los poderes Legislativo y Judicial, Jair Bolsonaro tuvo que ceder. El Presidente de Brasil revocó dos decretos firmados en mayo que facilitaban la compra y porte de armas de fuego en el país, pero propuso otras tres medidas para su flexibilización con el fin de ajustarse a las exigencias del Congreso.

Las medidas fueron publicadas en una edición extraordinaria del Diario Oficial de la Unión. Los nuevos decretos tratan por separado la flexibilización de las armas para cazadores, la adquisición y porte de armas de fuego y el registro y comercialización. Bolsonaro también decidió enviar un proyecto de ley al Congreso para alterar la legislación sobre el asunto, aunque hasta el momento no especificó el contenido del mismo.

Sylvio Costa, periodista político brasileño y fundador del sitio Congresso em Foco, dijo a La Tercera que la revocación de los decretos de armas representa una "gran derrota" para Bolsonaro. "Era el símbolo de su campaña, armar a la población", agregó. Bolsonaro había dictado en mayo dos decretos sobre posesión y porte de armas de fuego y uso de municiones.

Al cambiar la norma, el Mandatario afirmó que su decisión respondía a que "el pueblo soberano decidió" a favor de la venta de armas en un referéndum celebrado hace 13 años.

Sin embargo, el paquete de cambios fue objeto de críticas y la semana pasada el plenario del Senado aprobó un dictamen de la Comisión de Constitución y Justicia que solicitaba la suspensión de los decretos. Además, estaba previsto para este miércoles el análisis, por parte de la Suprema, de una solicitud para anular los decretos, informó el portal G1 de Globo.

Previo al anuncio de la revocación de los decretos, informada por el jefe de gabinete, Onyx Lorenzoni, en una reunión con senadores, el portavoz de la Presidencia, general Otávio Rêgo Barros, había asegurado que Bolsonaro no revocaría los decretos y esperaría la votación del plenario de la Cámara de Diputados, asumiendo el riesgo de ser derrotado, consignó Folha de Sao Paulo.

Según el diario paulista, después de que la medida fue rechazada por el Senado la semana pasada, el Palacio de Planalto venía negociando una alternativa para evitar una nueva derrota. Así, había dicho, incluso, que pretendía articular que algunos de los puntos del texto fueran presentados por medio de proyectos de ley.

Entre los cambios que el decreto preveía estaban la autorización de nuevas categorías para transportar armas, como políticos con mandato y periodistas en cobertura policial. Asimismo, los adolescentes no necesitarían más autorización judicial para practicar tiro, y la cantidad de munición que se podía comprar se aumentaría. Las armas más letales dejarían de ser de uso restringido de las fuerzas de seguridad y sólo las armas de calibre utilizadas para cazar animales de gran porte quedarían reguladas.

Después de la derrota de los decretos presidenciales en el Senado, Bolsonaro afirmó que su gobierno iba a facilitar la vida de quien quisiera tener armas en su casa incluso si los textos perdían su validez. "Toda buena dictadura es precedida del desarme. Usted lo ve: el pueblo venezolano no tiene como reaccionar. Si lo tuviera no estaría ocurriendo todo eso que está sucediendo allí", afirmó.

Una vez conocida la revocación de los decretos, el presidente de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia, dijo que la decisión apunta a que el gobierno comprendió que es el "mejor camino". "Nosotros conversamos en los últimos días que el mejor encaminamiento era un buen acuerdo, que preservara aquello que es constitucional en el decreto. Que aquello que no cubre el decreto, que el gobierno lo encaminara a través de un proyecto de ley. Creo que el gobierno comprendió que es el mejor camino, para que no parezca que es un movimiento contra el gobierno, contra aquellos que defienden el uso de armas, pero es un tema muy difícil, muy polémico", dijo Maia.

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