Cataluña se transforma en el desafío número uno para Pedro Sánchez

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Foto: AP

El presidente del gobierno se reunió con los líderes de los principales partidos para discutir la situación en la región. Este miércoles se produjeron nuevos disturbios.


Barricadas, encapuchados, contenedores de basura y autos en llamas y la policía antidisturbios algo sobrepasada. Por tercera noche consecutiva, Barcelona y otras ciudades catalanas registraron masivas y violentas protestas luego que se conociera el fallo del Tribunal Supremo que condenó entre nueve a 13 años de cárcel a nueve líderes independentistas.

Ante este panorama, el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, ofreció un discurso en La Moncloa, en el que agradeció a las fuerzas de seguridad su trabajo, debido a que "es la mejor respuesta a los extremistas".

Sánchez hizo referencia al presidente de la Generalitat, Quim Torra, y dijo que "no puede ocultar su fracaso con cortinas de humo y fuego". También le advirtió que tiene el deber "moral y político" de condenar los actos violentos que se están produciendo en Cataluña.

Durante la noche, tras el emplazamiento del jefe de gobierno español, Torra dijo que la culpa de los disturbios es de "infiltrados y provocadores", y que "no hay justificación para quemar autos ni para actos vandálicos".

El discurso de Sánchez se produjo luego de la reunión que tuvo con el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, para analizar la situación. Además, el líder del PSOE se reunió con el presidente del Partido Popular, Pablo Casado, quien le pidió que envíe a Torra un "requerimiento" para que cumpla sus "obligaciones constitucionales y legales" como paso previo a la activación del artículo 155 de la Constitución, que permite al Ejecutivo asumir competencias concretas de la Generalitat, previa aprobación del Senado.

El líder de Podemos, Pablo Iglesias, por su parte, se comprometió a apoyar al Ejecutivo si "desinflama" la crisis catalana, rechazando lo que plantean Casado y Rivera, quienes instan a destituir al presidente de la Generalitat y recuperar las competencias penitenciarias.

Sánchez ha puesto así la crisis catalana en el centro de su agenda política, justo en medio de la campaña de cara a las elecciones del 10 de noviembre, en la que su partido lidera los sondeos con un 25%. Sin embargo, ha sido criticado porque para muchos está utilizando la actual situación con fines electorales. Hay analistas que creen que las movilizaciones en Cataluña complican un entendimiento entre el PSOE y Podemos después de los comicios.

El diario español Última Hora apunta que algunos politólogos creen que el PSOE podría ver reforzada su imagen como partido centrado y de Estado. De hecho, Sánchez se afana en asegurar que garantizará la seguridad en Cataluña. Algunos también consideran que este escenario es el propicio para que pueda darse un pacto entre el PSOE y el PP, que permita gobernar a los socialistas con la abstención de los populares.

Enfrentamientos

Las protestas por el fallo del procés (nombre que recibe el proceso del independentismo catalán) volvieron a derivar en disturbios. El diario El País consignó barricadas incendiarias con contenedores y que se quemaron seis autos en la calle Roger de Flor. Los manifestantes lanzaban piedras y petardos a los policías antidisturbios. Una situación similar se vivió en Girona, localidad cercana a Barcelona. Algunos manifestantes, señaló El Diario, fueron hasta la Conselleria de Interior (Secretaría de Interior) y lanzaron papel higiénico al aire en protesta por la sentencia, para "limpiar" la "injusticia" que a su juicio supone el fallo.

El ministro catalán de Interior, Miquel Buch, quien pidió "aislar" a las personas violentas, advirtió que los Mossos d'Esquadra continuarán reprimiendo cuando haya excesos. Por eso algunos manifestantes pidieron su salida.

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