Incluso antes de asumir la Casa Blanca, hace poco más de un año, ya reinaba el caos en el equipo de Donald Trump. Ante la ausencia de un hombre fuerte y una ruta clara, la designación de los principales colaboradores fue gestionada de manera improvisada, por presiones del Partido Republicano o simple capricho del Presidente. En muchos casos ni siquiera fueron necesarias las entrevistas para el personal. En su libro Fuego y Furia, el periodista Michael Wolff lo resumió así: "Reince Priebus (entonces jefe de gabinete) observó alarmado con cuánta frecuencia Trump ofrecía a las personas empleos en el momento –a muchas de las cuales no conocía con anterioridad- para ocupar cargos cuya importancia no comprendía particularmente".

A pesar de que Trump ya lleva un año en la Casa Blanca, ese caos inicial no se ha detenido con el paso del tiempo. Así, ahora el palacio presidencial más parece la sede de un reality show, en el que Donald Trump cumple el mismo rol que tuvo en The Apprentice. En una cena con periodistas el fin de semana pasado en el Gridiron Club, el propio mandatario hizo esta comparación: "En un trabajo me tocaba manejar un elenco de personajes despiadados, desesperados por tener tiempo en pantalla, sin la menor capacitación para sus papeles y tareas, aterrados de que se los expulsara; y en el otro trabajo era el presentador de un tremendo hito de televisión".

Trump se está quedando cada vez más solo, siempre con la "trama rusa" como telón de fondo. La última "deserción" ocurrió la noche del martes, cuando renunció su mayor asesor económico Gary Cohn, enfrentado con la política comercial de su jefe. Cohn no será el último ni es el primero que se va. La semana pasada se anunció la partida de la jefa de comunicaciones de la Casa Blanca, Hope Hicks, de 29 años y una de las pocas colaboradoras que quedaban de la época de campaña. Ocurrió que a Hicks se le ocurrió decir ante un comité que investiga la trama rusa que a veces ella decía "mentiras piadosas" en favor de Trump.

Hicks ya estaba "complicada" por su relación sentimental con Rob Porter, el ex secretario presidencial de la Casa Blanca, cuyas dos ex esposas lo acusaron de violencia marital. "La Casa Blanca (está) cada vez más parecida a un reality show", sentenció la agencia The Associated Press.

Del equipo inicial han partido varios peso pesados: Michael Flynn, asesor de Seguridad Nacional; Reince Priebus, jefe de gabinete; Sean Spicer, vocero de la Casa Blanca; Anthony Scaramucci, jefe de comunicaciones; Steve Bannon, asesor clave y un largo etcétera. Como si fuera poco, han surgido versiones en cuanto a que Trump tiene ahora problemas con el principal sostén del Ejecutivo: su propia familia. En ese sentido, según AP, el jefe de Estado estaría evaluando si le conviene o no que su hija Ivanka y su esposo, Jared Kushner, concentren tanto poder.

De todos modos, para Trump todo se trata de un complot en su contra. "La narrativa de las noticias falsas es que hay un caos en la Casa Blanca ¡Mentira! La gente siempre vendrá y se irá y yo quiero un fuerte debate antes de tomar la decisión final", ha dicho en Twitter.