Un saldo de siete personas fallecidas dejaron dos tiroteos ocurridos durante este fin de semana en Estados Unidos. Uno de ellos ocurrió la noche del sábado en la localidad de Dadeville, en Alabama, mientras un adolescente celebraba una fiesta de cumpleaños.

Debido al ataque, cuatro personas que estaban en el lugar perdieron la vida producto de los impactos de balas y al menos otras 20 resultaron heridas.

Los autoridades aún no anuncian si hay detenidos por el tiroteo, sin embargo, el presidente Joe Biden se refirió a los hechos en un comunicado, manifestando “¿a qué ha llegado nuestra nación cuando los niños no pueden asistir a una fiesta de cumpleaños sin miedo?”. Además, hizo un llamado al Congreso para legislar a favor del control de armas para disminuir estos actos de violencia.

El segundo episodio se registró en Minnesota, donde la policía del poblado de Cyrus concurrió a un domicilio tras un llamado por disturbios domésticos. Ahí fue cuando un individuo comenzó a disparar contra los uniformados, resultando fallecido uno de ellos, el oficial Joshua Owen, quien estaba de cumpleaños. En ese contexto, el atacante fue abatido en el lugar y otros dos oficiales fueron heridos.

En Kentucky también ocurrió un ataque con armas de fuego, hecho que se produjo en el parque Chickasaw, en la ciudad de Louisville. Al respecto, la policía informó que un sujeto disparó a una multitud en el parque, y producto de ello, dos personas fallecieron y otras cuatro quedaron lesionadas.

La comunidad de Louisville hace cinco días ya había sido víctima de un tiroteo en un banco, el cual fue transmitido por Instagram por el atacante. En aquella ocasión fueron cinco las víctimas mortales y el tirador de 25 años fue derribado por personal policial.

Finalmente, se reportó este domingo que otras dos mujeres fueron heridas de bala durante un evento de primavera en una universidad en el sureste de Pensilvania.

El tiroteo ocurrió alrededor de las 22 horas del sábado durante el “Yardfest”, un evento anual de primavera en el campus del condado Chester, cerca de Oxford, al que, según los fiscales, asistieron miles de personas. Pese a ello, autoridades de la universidad afirmaron que ninguna de las víctimas era estudiante de Lincoln.