Francia: los efectos tras 40 días de huelga por las pensiones

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La última gran paralización en el transporte había sido en 1986-87 y duró 28 días. El sábado, el gobierno retiró la propuesta de retrasar la edad de jubilación, pero el paro se mantuvo.


Su huelga de transporte más larga viven los franceses a raíz de la protesta contra la reforma de pensiones propuesta por el gobierno de Emmanuel Macron. Iniciada el 5 de diciembre de 2019, ha afectado varios servicios, interrumpiendo principalmente la circulación de trenes en Francia y el transporte público en la región de París. Y ya se cumplen 40 días.

El gobierno buscó una tregua durante las fiestas de fin de año con los principales sindicatos del país, que se oponen al proyecto de reforma. Sin embargo, no tuvo éxito. Como consecuencia, varios viajes en plena Navidad fueron cancelados.

El primer ministro francés, Édouard Philippe, anunció el sábado que retirará "provisionalmente" la propuesta que retrasa de 62 a 64 años la edad para jubilarse con la pensión plena, una de las medidas más controversiales de la reforma. La denominada "edad de referencia" era uno de los obstáculos en las negociaciones con la CFDT, el primer sindicato de Francia. Tras el anuncio, el gobierno aseguró que no había razón para continuar la huelga. Pero las movilizaciones se mantendrán, ya que otros sindicatos exigen eliminar la reforma por completo.

El sistema de pensiones es un tema sensible en Francia, puesto que el país cuenta con un sistema de reparto que es conocido mundialmente por ser uno de los que otorgan mayor protección social. Por eso, entre algunos sectores causa reticencia el plan del gobierno de un "sistema universal", que apunta a eliminar los 42 regímenes especiales existentes, incluidos los planes especiales que permiten, por ejemplo, a los conductores de trenes jubilarse antes. El Ejecutivo de Macron promete un dispositivo "más justo", pero los opositores a la reforma temen una "precarización" de los jubilados con un retiro posterior y unas pensiones más bajas.

Las otras huelgas

"El último 'gran' conflicto por las pensiones fue en 1995, ya vinculado a la abolición de los regímenes especiales de jubilaciones. Tras 22 días de conflicto, el gobierno tuvo que recular, porque el país estaba bloqueado", explica a La Tercera el profesor de la Universidad Paris Est-Créteil y especialista en conflictos sociales, Rémi Bourguignon. "Este año, el conflicto es más prolongado, pero causa menos bloqueo, especialmente porque los camioneros y las refinerías de petróleo han estado poco en huelga. El gobierno tendió a esperar, lo que arrastró el conflicto", agrega.

Pero la actual pugna también ha sido comparada con la de 1986-1987, el más largo del que se tenía registro. Por esos años, la huelga en defensa de los salarios y las condiciones laborales de la empresa de ferrocarriles francesa SNCF duró 28 días sin vacaciones de Navidad, entre diciembre y enero. A principios de ese último mes, la insatisfacción aumentó en otros servicios públicos, como la compañía de transportes de la región parisina (RATP) y la principal empresa de electricidad del país (EDF). Sin embargo, la movilización fracasó tras la sensación de sus organizadores de que no eran escuchados.

Por ello, los actuales 40 días de huelga batieron un récord. Y un paro de tal extensión también requiere un enorme gasto de dinero para mantenerse en pie. La solución: donantes ayudan a que el paro continúe a través de cuentas de aporte en sitios en internet, creados por los mismos sindicatos. Hasta el 28 de diciembre la de Solidaires-RATP tenía más de 3.000 euros, mientras que la de SUD-Rail ya había recaudado más de 67.000 euros. El fondo del sindicato Info'Com-CGT, sin embargo, lidera la carrera, superando el millón de euros.

Como es de esperar, esta prolongada huelga ha generado consecuencias en la vida cotidiana de los franceses. Por ejemplo, en el ámbito judicial, la semana pasada algunos tribunales estuvieron paralizados por la huelga de los abogados.

En el sector estudiantil también se han producido efectos por el paro de profesores, por la seguridad de los alumnos y también por el caos en el transporte. Así, la semana pasada varias universidades tuvieron que posponer sus exámenes debido al difícil acceso a los campus por barricadas en el exterior. También se han tomado medidas excepcionales, como la apertura de un gimnasio para permitir que los estudiantes puedan dormir ahí.

Mientras tanto, el gobierno de Macron apuesta por un desgaste de la huelga y un fin del conflicto. No obstante, los sindicatos se han fortalecido con el pasar de los días. "Esta estrategia del gobierno es un arma de doble filo porque conduce a una escalada. Los que se declararon en huelga durante más de un mes, perdiendo así el salario de un mes, consideran que han invertido demasiado para detener el conflicto. Esto prevé una radicalización", predice Bourguignon.

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