Joven que asesinó a exnovio arriesga 35 años de prisión efectiva en Argentina

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Nahir Galarza ante un tribunal en Gualeguaychú, Argentina, el pasado 26 de junio de 2018.

El próximo 24 de julio, los magistrados darán a conocer los argumentos de la histórica condena contra Nahir Galarza y las partes tendrán 10 días para apelar.


La madrugada del 29 de diciembre de 2017, dos disparos terminaron con la vida de Fernando Pastorizzo, de 20 años, en la ciudad de Gualeguaychú, al norte de Argentina. Desde el comienzo de la investigación, la autoría del crimen apuntó a una sola persona: su expareja, Nahir Galarza, de 19 años.

La joven estudiante de derecho se convirtió hoy en la primera menor de 20 años condenada a prisión perpetua en el país transandino, desde la entrada en vigencia del actual Código Penal. Así, pese a los reiterados intentos de su defensa por negar la relación de pareja entre Galarza y Pastorizzo e insistir en que "todo fue un accidente", no logró convencer a la justicia de que era víctima de violencia de género, arriesgando el cumplimiento de un mínimo de 35 años de cárcel.

Lo que viene

Por ser "autora del homicidio calificado" de su novio, siempre y cuando se mantenga firme la condena de primer instancia, Galarza permanecería tras las rejas hasta los 54 años, ya que según la última modificación a la ley de ejecución de la pena en Argentina, recién después de cumplir 35 años de prisión efectiva podría pedir revisión y aspirar a libertad condicional.

Sin embargo, la condena a reclusión perpetua ordenada por el tribunal de Gualeguaychú todavía debe ser ratificada por instancias superiores, y recién el 24 de julio, cuando los magistrados den a conocer los argumentos de la sentencia, vendrá una nueva etapa para el emblemático caso criminal que sacudió a ese país.

Por el momento, Galarza continuará tras las rejas en la Cárcel de la Mujer y el Menor de la ciudad de la provincia de Entre Ríos, pero luego de que se publiquen los fundamentos del fallo tanto la defensa como la parte querellante tendrán 10 días hábiles para apelar.

Según el padre de la víctima, Gustavo Pastorizzo, esta jornada demostró que "la única vencedora es la justicia", y agregó que "el fallo es una caricia al alma. No me siento aliviado, sí tranquilo. La gente sabe que fue un asesinato a mansalva, y de una manera cruenta. Siempre fuimos con la verdad y de frente".

Desde la otra vereda, Horacio Dalgainz, el abogado de Galarza -que estuvo ausente de la sesión en tribunales durante la lectura de sentencia, al igual que su familia- puso en duda la condena.

"Hasta que no tengamos el fallo completo no voy a hacer un análisis, pero lo que me llama la atención es que con mi equipo, que somos entre 15 y 20, nos llevó mucho tiempo analizar las pruebas; entonces no entiendo cómo en tan poco tiempo el tribunal pudo analizar todo", sentenció.

Pero la unanimidad del veredicto pone cuesta arriba el futuro de la joven. El juez Mauricio Deruddi, encargado de leer el veredicto, explicó que la justicia había entendido que los disparos no fueron accidentales, sino que estuvieron "dirigidos a menoscabar la vida de Pastorizzo", destruyendo la hipótesis de involuntariedad levantada por la defensa de Galarza .

En un artículo publicado por el diario transandino La Nación, la psicóloga Graciela Tobar, quien atiende a la joven desde marzo, señaló que actualmente se encuentra "bastante angustiada y ansiosa" debido a sus declaraciones en tribunales donde tuvo que repasar en su relato el vínculo que tenía con la víctima. "No es una psicópata. Nahir no volvería a matar. Fue un accidente lo que pasó. Ante las amenazas quiso resguardar la figura paterna, porque tiene muy idealizado a su padre. Nahir es una víctima de violencia de género y hoy podría no estar contando la historia. Ella quiso resguardar el arma de su padre y ocurrió lo que ocurrió", indicó.

Pese a lo anterior, la decisión de los magistrados va totalmente en contra de las apreciaciones de la especialista, ya que además de constatar el homicidio calificado por vínculo, confirmando la relación entre ambos jóvenes, desestimó que ella hubiera sido víctima de violencia de género.

Con todo, las dos balas que salieron de la pistola nueve milímetros, propiedad de su padre, sellaron el futuro de Galarza, quien podría hacer historia en la línea de tiempo criminalística de Argentina.

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