La ofensiva conservadora de Ron DeSantis en Florida, el eventual rival de Trump por la candidatura republicana a la Casa Blanca

Ron DeSantis, gobernador de Florida. Foto: AP

Durante su segundo mandato como gobernador, el republicano ha impulsado una agenda educativa que ha terminado censurando libros clásicos de la literatura norteamericana y haciendo cada vez más difícil a los profesores hablar “ciertos temas”, en específico, educación sexual e historia afroamericana.


No fue una orden de Florida, pero muestra bien cuál es el clima que ha venido pesando sobre los colegios y liceos de ese estado norteamericano: hace un mes, la directora Hope Carrasquilla se vio obligada a renunciar a su puesto en la Tallahassee Classical School. Esto, después de que padres del establecimiento alegaran que sus hijos habían sido expuestos a “pornografía” en una clase sobre arte renacentista, y en específico, sobre el David de Miguel Ángel.

El Tallahassee Democrat, un diario local que habló con Carrasquilla, señaló que el protocolo usual es notificar a los padres con una carta, antes de que se les muestre una obra de arte “potencialmente controversial” a los niños, que en este caso tenían entre 11 y 12 años. Según la exdirectora del liceo, uno de los padres que se quejó “sentía que sus hijos no deberían estar viendo estas obras”.

En los últimos años, y con un fuerte énfasis en 2023, los profesores y directores de colegios del estado han visto cómo tienen que tocar, cada vez con más pinzas, los temas y contenidos que enseñan a sus alumnos. Desde el gobierno de Florida, liderado por el republicano y probable candidato a la presidencia Ron DeSantis, se han venido aprobando una serie de leyes que, alegando preservar el derecho de los padres en la educación de sus hijos y peleando una “guerra cultural”, ha llevado, incluso, al cierre de bibliotecas escolares.

El gobernador de Florida, Ron DeSantis, firmando la Ley de los Derechos de los Padres en Educación en un colegio de Shady Hills. Foto: AP

Aunque la censura de libros no es nueva en Estados Unidos, el estado de Florida llevó la práctica a un extremo que, en la práctica, sencillamente cierra bibliotecas escolares. Hace ya un año, Ron DeSantis firmó una ley que requería que todos los libros disponibles para niños en un colegio fuesen “revisados por un empleado del distrito que cuente con un certificado válido de especialista en documentos educacionales”, dígase, un bibliotecario de la escuela. Esto, debido a que el estado argumenta que los profesores “no son de confianza” para evaluar qué textos son apropiados para los niños.

Con esto, muchas de las “bibliotecas en el aula” -libreros puestos por profesores al interior de la sala, y no en una biblioteca aparte- pasaron a ser ilegales. Por eso mismo, muchos profesores tuvieron que, o retirar los libros, o sencillamente poner una cortina para indicar que había que esperar “la revisión” antes de ponerlos a disposición de los alumnos. Según la revista The New Yorker, hasta el momento un tercio de los condados de Florida decidieron, para seguir la ley, restringir el acceso a todos los libros hasta el momento que sean revisados.

Como resultado de la norma, se les pidió a los maestros que prohibieran a los estudiantes el acceso a las bibliotecas escolares hasta que se revisaran los libros. De acuerdo a una investigación de Popular Information, en algunos colegios los libros a aprobar se chequean en un catálogo propio del distrito escolar, de tal modo que si no está ahí, tendrá que esperar una “futura revisión”. Para no violar la ley ni generar algún reclamo de los padres, esto ha terminado por generar que los estudiantes no puedan llevar libros desde su casa hasta el colegio, o incluso, leer en aplicaciones.

El gobernador de Florida Ron DeSantis pronuncia un discurso en la Liberty University, en Lynchburg, Virginia. Foto: Reuters

El año pasado entró en vigor en Florida la “Ley de los Derechos de los Padres en la Educación”, conocida como la ley “No Digas Gay” por sus oponentes. Entre otras cosas, prohíbe que se hable de orientación sexual e identidad de género hasta tercer grado -alumnos de ocho y nueve años-, además de limitarlo en los siguientes cursos si se considera “no apropiado para la edad”. Un problema que trae la ley es que su formulación es tan vaga y amplia como para que sea complicado saber qué está prohibido y qué no, lo que termina forzando a los profesores a sencillamente evitar cualquier discusión.

Entre otras cosas, la medida permite a los padres demandar a los colegios si piensan que sus hijos recibieron clases “inapropiadas”. Además, la legislación no se limita a las aulas, sino que también a las consejerías y cualquier instancia escolar en general.

Críticos de la ley y activistas han señalado que una ley como esta podría marginar a las juventudes LGBTQ, en una etapa crítica del desarrollo. “Este es un asalto y una guerra cultural contra las familias LGBTQ”, señaló a la BBC Michael Rajner, un abogado por los derechos de las diversidades sexuales de Fort Lauderdale, Florida. En tanto, con la ayuda de un Congreso estatal a su favor, DeSantis aprobó una expansión en esta ley este mismo miércoles: la censura a los cursos de educación sexual se amplía a los estudiantes de cuarto grado y hasta el duodécimo. La prohibición cubre entonces desde los cinco años hasta los 18.

Ron DeSantis celebrando su reelección en 2022, junto a su esposa e hijos. Foto: Reuters

Más tarde entró en vigor la ley “de Libertad Individual”, impulsada también por DeSantis y conocida coloquialmente como “Stop WOKE”, donde se buscaba “prevenir la discriminación” en el lugar de trabajo y colegios públicos. Ahora bien, desde el punto de vista de los educadores, existe mucha confusión y esto los ha tenido “caminando sobre cáscaras de huevo” preocupados de no violar la ley.

La ley prohíbe completamente hablar de “teoría crítica de la raza”, además de otros conceptos, en escuelas y universidades, y limitar fuertemente la manera en que se habla sobre esclavitud y otros aspectos de la historia afroamericana en la sala de clases. Por esta misma ley terminaron cancelándose cursos de Estudios Afroamericanos, donde DeSantis argumentó que se enseñaba “teoría crítica de la raza”.

Florida terminó por rechazar tales cursos debido a la ley Stop Woke, ya que esta prohíbe a las escuelas el enseñar algo que pueda hacer sentir “culpa, angustia o cualquier tipo de estrés psicológico” a alguien, basado en su raza, género, sexo y origen. Sin embargo, lo que terminó haciendo la ley fue evitar conversaciones en colegios públicos y universidades respecto a la historia afroamericana e incluso sobre el movimiento Black Lives Matter.

Según DeSantis, tal manera de ver la historia norteamericana -hablar sobre la segregación racial y el legado de la esclavitud- formaría parte del modo en que los profesores les “enseñan a los niños a odiar a su país”.

Ron DeSantis durante un acto de campaña con Donald Trump en Pensacola, Florida. Foto: AP

Por estos motivos, el ambiente de los educadores en Florida está enrarecido. A causa de la Stop WOKE, la Mesa de Educación del Estado generó una regla subsecuente que establece que los profesores puedan perder sus certificados de enseñanza, si es que llegan a violar la ley. Esto no ha pasado por el momento, pero según indica The Wall Street Journal, muchos profesores temen por sus trabajos.

Al final, muchos han terminado “autocensurándose” y prefieren pasar otros contenidos antes de arriesgarse a hablar sobre raza o educación sexual, con el riesgo de ser despedidos. A The Wall Street Journal, Alexis Underwood, un profesor de inglés de Bay County, comentó: “Estamos quitando los libros porque tenemos miedo”.

A medida que se está perfilando como candidato a la presidencia por el Partido Republicano, Ron DeSantis busca promover sus medidas entre los conservadores del país entero, llegando a usar el eslogan “Make America Florida”. Ya en Texas, una ley sobre los “derechos de los padres” se está evaluando en el gobierno estatal para impedir que se enseñe orientación sexual e historia afroamericana.

El periodista de The New York Times, Jamelle Bouie, escribió al respecto en una columna: “Como habrán notado, los ‘derechos de los padres’ parecen nunca tratarse de apoderados comprometidos que quieran escuelas más abiertas hacia los estudiantes de la diversidad sexual. Nunca se invoca para hablar de los padres que quieren que sus hijos sepan más sobre raza, identidad y las partes más oscuras de la historia norteamericana. Y nunca escuchamos hablar de los derechos de los padres que desean que sus escuelas tengan bibliotecas con una mayor oferta de libros y materiales para sus hijos”.

El gobernador de Florida, Ron DeSantis, habla durante una visita a la tienda de armas Adventure Outdoors en Smyrna, Georgia, el 30 de marzo de 2023. Foto: Reuters

Fuera de la agenda educativa, DeSantis también está atacando el derecho al aborto, que se ha visto gravemente disminuido luego de que Estados Unidos revocara en junio de 2022 el fallo “Roe vs. Wade”, que había determinado la legalización de la interrupción del embarazo en todo el país. La semana pasada, DeSantis promulgó una ley que prohíbe el aborto en ese estado después de las seis semanas de embarazo. Hasta el día de hoy, el límite en el estado sureño era de 15 semanas, pero con esta ley eso solo se mantendría en casos de violación, incesto y trata de personas, y solo si pueden presentar documentación oficial que lo respalde, como un informe policial o registros médicos.

De todos modos, según indican las encuestas, de a poco se esfuman las posibilidades de ver a DeSantis en las elecciones presidenciales de 2024. Según explica Jeremy Zogby en “The Zogby Report”, el gobernador es muy popular entre sus propios seguidores, pero es difícil que crezca y les quite votos a los demócratas en una potencial elección. “Creo que el principal problema de DeSantis es que sí, es salvajemente popular en Florida y ganó ahí con una avalancha de votos, pero su batalla es la batalla de la ‘guerra cultural’. Su liderazgo en Florida hace mucho sentido, pero de ahí a pensarlo en una campaña presidencial, aún no es suficiente”, comenta el analista.

Quien fuera antes el protegido de Donald Trump hoy se revela como su rival más fuerte dentro del Partido Republicano. De todas formas, luego de que se imputara al expresidente a causa de un presunto soborno a una actriz porno, DeSantis dejó atrás su habitual rivalidad con el magnate y criticó al sistema que lo juzga, acusándolo de estar “instrumentalizado” para avanzar una agenda política.

Un sondeo de la empresa InteractivePolls para la firma Victory Insights, realizado entre el 6 y el 8 de abril, coloca a Trump con un 46,6% de intención de voto en Florida, mientras que DeSantis alcanza el 31,8%. Esta ventaja llevó al expresidente estadunidense a decir que el gobernador “no es tan popular en Florida como la gente pensaba”.

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