Todo comenzó el 17 de noviembre de 2018, cuando unos 280 mil manifestantes, vistiendo chalecos amarillos de seguridad, comenzaron a protestar por el alza del impuesto a los combustibles, bloqueando caminos y carreteras, jornada que terminó con una persona muerta y más de 150 detenidos. El descontento se extendió durante los cuatro días siguientes, en los que continuaron los bloqueos.

Ante este panorama, el gobierno de Emmanuel Macron se mantuvo firme y en ese momento dijo que mantendría el alza. Pero las marchas continuaron y una semana después, unas 100 mil personas protestaron en todo el país, incluido París, donde se desató la violencia. La policía se enfrentó con manifestantes en los Campos Elíseos usando gases lacrimógenos y carros lanzaguas. Los daños a la propiedad fueron estimados en más de un millón de euros. Los bloqueos derivaron en disturbios, barricadas, vitrinas rotas, autos incendiarios y enfrentamientos con la policía.

Fue así como los Chalecos Amarillos, como los denominó la prensa, se transformaron en la mayor crisis del mandato de Macron, que se había iniciado en mayo de 2017. Si en un comienzo el gobernante francés se negó a ceder, la prolongación de las protestas -que pasaron a realizarse cada sábado- lo obligó a ajustar el alza según el precio del petróleo. Esto no dejó satisfechos a los manifestantes, que volvieron a las calles el 1 de diciembre. Así, estallaron más disturbios. Acorralado por las protestas, Macron convocó a un comité de crisis y el 5 de diciembre, en medio de amenazas de más manifestaciones, descartó el impuesto.

A nivel político, algunos ministros del gobierno les atribuyeron la responsabilidad de la crisis a los partidos de oposición, como el sector de Marine Le Pen, quien instó a la gente a congregarse en los Campos Elíseos. Le Pen respondió diciendo que el Ejecutivo era responsable por la violencia al haber permitido que las personas se reunieran en ese lugar. Los manifestantes recibieron el apoyo de políticos de izquierda y derecha.

¿Quiénes son los Chalecos Amarillos? Un movimiento espontáneo, sin colores políticos, que no tiene una organización o alguien que lo dirija, ni portavoces oficiales. En cada pueblo, ciudad o región los franceses descontentos se agruparon a través de las redes sociales. Se trata de un grupo de diversas edades, mayoritariamente de clase media y jubilados de provincia. A ellos se les sumaron jóvenes de la periferia de París y de otras grandes ciudades. Al margen de estos grupos se encontraban los encapuchados.

A medida que la protesta se extendió en el tiempo, las exigencias no solo se limitaron al impuesto al combustible, sino que a otras demandas sociales, como la restitución al impuesto a la riqueza e incluso los manifestantes llegaron a pedir la renuncia de Macron. El 8 de diciembre hubo protestas a nivel nacional. Entonces, vehículos blindados se tomaron las calles de París.

"Gran debate"

En medio del caos, el 10 de diciembre Macron ofreció un discurso televisado desde el Palacio del Elíseo, que tuvo una audiencia de más de 21 millones de personas. El mandatario cambió su tono y apostó por un trato conciliador. Así, aceptó parte de la responsabilidad en la crisis. Pero no solo se quedó ahí, ya que introdujo nuevas medidas, incluyendo un alza del salario mínimo, pago de horas extraordinarias libres de impuestos y exenciones fiscales a los jubilados. Pese a esto, las protestas continuaron hasta fines de diciembre, pero con menor visibilidad. Las manifestaciones dejaron, en total, 10 personas muertas.

¿Qué hizo Macron para aplacar el descontento? El 15 de enero lanzó un debate nacional a gran escala para recabar las opiniones de los ciudadanos sobre la orientación de sus próximas reformas en respuesta a la crisis por los Chalecos Amarillos. En una carta abierta dividió todo en cuatro grandes temas: impuestos, organización del Estado, transición ecológica y democracia ciudadana. Por ejemplo, preguntó qué impuestos había que bajar, qué servicios públicos se debían suprimir, si había nuevas necesidades de servicios públicos y cómo se debían financiar.

El Gran Debate nacional, que se extendió por dos meses, fue un éxito: se realizaron 10.405 reuniones locales, el doble de lo previsto; 16.000 cuadernos de quejas y 1,8 millones de propuestas on line realizadas por 577.000 internautas. Se contrató a dos empresas para procesar los datos y luego las propuestas fueron debatidas por ambas cámaras del Congreso. Al mismo tiempo, Macron cumplió con su promesa de recorrer el país, lo que le ayudó a subir ocho puntos en las encuestas.

En abril, el mandatario anunció medidas entre las que estaban la reducción del impuesto a la renta y el aumento de las pensiones, así como también presentó un proyecto de descentralización.

Macron "era un alpinista que iba hacia el abismo, clavó su piolet en la pendiente y logró subir metro a metro hasta encontrar un saliente más seguro", escribió el director de Libération, Laurent Joffrin.