Luis Arce Catacora, candidato presidencial de Bolivia por el MAS: “El estallido en Chile es un ejemplo más del exceso de neoliberalismo”

Luis Arce junto sus simpatizantes en el aeropuerto de El Alto, en enero pasado.
Luis Arce junto sus simpatizantes en el aeropuerto de El Alto, en enero pasado.

En conversación con La Tercera desde La Paz, el exministro de Economía de Evo Morales sostiene que en las elecciones del 3 de mayo “puede haber un fraude, uno muy moderno y bien planificado”.


La nominación como carta presidencial del exministro de Economía, Luis Arce Catacora fue para muchos una sorpresa, incluso para él. El político de bajo perfil, reservado y tecnócrata asumió la misión de retornar al Movimiento Al Socialismo (MAS) al poder en las elecciones del 3 de mayo después de la caótica renuncia de Evo Morales en octubre tras casi 12 años en la presidencia. Durante este período, el denominado “gestor del milagro económico boliviano”, vivió un breve exilio en México.

Desde su retorno a Bolivia, el paceño que milita en el socialismo desde los 14 años, lidera la intención de voto en las encuestas. En conversación con La Tercera desde La Paz, el economista recuerda que entre sus referentes políticos aparece Marcelo Quiroga Santa Cruz, líder boliviano del Partido Socialista-1, Ernesto “Che” Guevara, Fidel Castro, Salvador Allende y Víctor Jara. Los ideales socialistas calaron tan hondo en él que nombró a sus hijos como Rafael Ernesto y Luis Marcelo.

¿Fue una sorpresa ser elegido candidato presidencial del MAS?

Desde que ingresé al MAS mi único objetivo era trabajar por mi país. Hay que recordar que Bolivia tenía el índice de pobreza más alto de la región, un PIB de apenas US$ 2.500 millones, analfabetismo, concentración del ingreso en muy pocas manos, la esperanza de vida más baja de la región. Esa era Bolivia y me preguntaba qué podía hacer para mejorar la situación. Después de regresar de un postgrado en Inglaterra empecé a diseñar, junto a Carlos Villegas, un modelo económico alternativo al neoliberal. Cuando asumimos el ministerio sabíamos que teníamos que aplicarlo. El año pasado cuando sucede el golpe de Estado, me preguntaban en México cómo es posible que en un país donde tuvieron los mejores resultados económicos y sociales pueda ocurrir algo así. Cuando aparecí entre los cinco precandidatos que se barajaban, comencé a pensar que quizás me iba a tocar el rol más difícil de desempeñar que es ser candidato a la presidencia.

Pero, ¿fue una sorpresa?

Por supuesto. Ha sido agradable que el trabajo del MAS sea reconocido por las organizaciones sociales y en las calles porque tenemos muy buena aceptación en el pueblo boliviano. Lo que da una muestra clara de que los compañeros en Buenos Aires tuvieron la claridad suficiente para identificarme como el potencial candidato que pueda generar la votación que necesitamos el 3 de mayo.

Usted lidera la intención de voto y su principal rival en los sondeos es Jeanine Áñez, quién es Presidenta y candidata a la vez...

La actual Presidenta de facto está haciendo todo lo que criticaba. Desde nuestro punto de vista somos la única candidatura que representa al pueblo boliviano frente a los otros siete binomios que son lo mismo: el regreso del modelo neoliberal y al pasado. Aunque muestren caras nuevas son todos la derecha recalcitrante de nuestro país, o sea, son todos lo mismo. Así que estamos solos en esta contienda contra todos ellos.

Mucho se ha especulado con respecto a un probable fraude electoral en mayo. ¿Como candidato tiene temor a que suceda esto?

Nosotros ratificamos esas dudas que están latentes en el pueblo boliviano. No solo tiene que ver con el hecho de que la actual Presidenta dijo que no sería candidata y ahora sí, sino que ella determinó la composición del Tribunal Supremo Electoral. También hay nexos del presidente de la Corte Suprema con Carlos Mesa, Jeanine Áñez y con Tuto Quiroga, todos candidatos. Hemos sufrido una persecución política con juicios que nos quieren hacer no solo al binomio, sino hasta a dirigentes sindicales. Lo cierto es que las condiciones para hacer una campaña electoral no están dadas en Bolivia, no hay Estado de derecho. Áñez ha dicho: “No queremos que estos salvajes vuelvan al gobierno”. Si ganamos las elecciones, ¿ella no nos va a entregar el gobierno?, ¿va a llamar a una dictadura militar otra vez? No sé. Quién puede garantizar que las elecciones serán transparentes. Con todo esto cómo no van a existir dudas razonables para creer que puede haber un fraude, uno muy moderno y bien planificado, puesto que este gobierno no está solo, sino que está recibiendo cooperación internacional.

¿Su nominación generó consensos en el MAS o dejó heridas?

Previmos que la derecha iba a tratar de dividirnos como es normal en la estrategia política y que la gente lo iba a creer, pero esto no ocurrió. Nos mantenemos más unidos y fuertes que nunca.

¿Cómo enfrenta los cuestionamientos de que Evo tendría una gran influencia en su eventual gobierno?

Cuando yo estaba de ministro varias veces tuvimos discusiones con Morales, lo que es normal, pero ahí me daba cuenta que quién toma la decisión al final siempre es el Presidente. Por lo tanto, me queda claro que estando de Presidente el que tomará las decisiones voy a hacer yo, no hay más, así como asumir la responsabilidad de aciertos o desaciertos.

Estallido social en Chile

De ser electo, ¿qué tipo de relación le gustaría tener con Chile?

Vamos a continuar con nuestra política exterior. Tenemos temas delicados con Chile, lo conocemos porque nuestro vicepresidente, David Choquehuanca, fue canciller del hermano Evo. Vamos a actuar sobre la agenda y temas que se abordaron durante nuestro gobierno como MAS-IPSP.

¿Pero le gustaría acercarse más?

No sé si es necesario acercarse. La relación la ha marcado La Moneda, no nosotros. Continuaremos con nuestra política exterior marcada no solamente para Chile, sino para todos los países. En el tema económico queremos complementariedad, no competitividad.

Áñez dio un giro en la política exterior de Bolivia. ¿Con quién buscará aliados en la región?

Vamos a volver a nuestras viejas relaciones con Venezuela y Cuba, países que han sido alejados por un gobierno boliviano que no tiene legitimidad del voto popular.

El gobierno interino pidió el regreso de un embajador de EE.UU. ¿Mantendrán esta decisión?

Lo vamos a evaluar en función de la reacción que podamos tener del gobierno de EE.UU. en estas elecciones.

Dos días antes de las protestas en Bolivia tras los comicios, Chile vivía un estallido social. ¿Cómo vio el descontento en nuestro país?

Es absolutamente normal lo que ocurrió no solamente en Chile, sino en Colombia, Ecuador y Brasil. Ese es el efecto que tiene la aplicación del modelo neoliberal en la región, que concentra los ingresos en pocas manos y que siempre genera una división en la sociedad entre los que tienen y los que no. Lo que ocurrió en Chile es una simple manifestación más de cuando hay un exceso de neoliberalismo, donde el Estado está cada vez más ausente de equilibrar y mejorar la calidad de vida, especialmente de los más pobres.

¿Cómo ve el futuro de Evo?

El rol del compañero Evo ha trascendido nuestras fronteras, es un líder internacional. Continuaremos con la política económica y la política social que hemos venido aplicando desde 2006, porque hay mucho por hacer. Evo marcó una línea que nosotros seguimos. Ahora el expresidente continuará siendo un líder indiscutido del proceso de cambio.

En caso de que el MAS sea electo, ¿Evo puede regresar a Bolivia?

Primero tenemos que abocarnos a las elecciones. Todavía no hemos hablado nada de lo otro.

Si se dan las irregularidades electorales que usted señala, ¿podrían repetirse las protestas de octubre?

Ojalá que no se cumpla lo que anda diciendo la Presidenta de facto y algunos políticos. Si nosotros ganamos, que nos entreguen oportunamente el gobierno porque Bolivia hoy vive una crisis económica profunda y cada día que pasa se cae a pedazos la economía boliviana y estamos a un paso del abismo.

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