Macri se enfrenta a los viejos fantasmas de Argentina

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Protestas para exigir la anulación de los "tarifazos" en los servicios públicos en Buenos Aires, el miércoles.

La crisis económica que enfrenta Argentina, revelada por el préstamo solicitado al FMI, se suma al descontento social por el que venía atravesando el gobierno, motivado por importantes reformas y el aumento de las tarifas de servicios públicos.


Mauricio Macri camina por terreno rocoso, a poco más de dos años desde que asumió la Casa Rosada. Luego de un creciente descontento social ligado a las principales reformas que su gobierno ha intentado llevar a cabo en Argentina y a la desconfianza de la población sobre algunas de las principales promesas de campaña de Macri, esta semana la situación de ese país mostró una cara "oculta".

El martes, Mauricio Macri anunció que pedirá un crédito al Fondo Monetario Internacional (FMI) como una suerte de salvavidas para la crisis financiera por la que atraviesa el país, debido a la depreciación que ha sufrido el peso argentino, en parte a causa del alza del dólar a nivel global. El jueves, el ministro de Hacienda argentino, Nicolás Dujovne, se reunió con la directora del FMI, Christine Lagarde, para discutir el otorgamiento de este préstamo, que se calcula que sería cercano a US$ 30.000 millones.

Aquello ha dejado en evidencia que el modelo económico "gradualista" que proponía el Presidente Macri, que se proyectaba como la solución a los desequilibrios macroeconómicos heredados de la administración anterior de Cristina Kirchner, no ha surtido efecto.

"El error original a mi juicio es no haber presentado en un primer momento con mayor precisión la magnitud de la crisis heredada", sostiene a La Tercera el analista político argentino José Di Mauro. Aquello, ha puesto en evidencia la derrota del gobierno, al menos por ahora, en su promesa de derrotar la inflación. En esa línea, los errores del mandatario transandino, en palabras de expertos, son "haber creído que la inflación era un problema de fácil resolución, y no haber aceptado implementar una serie de acuerdos básicos con la oposición", asegura Di Mauro. El director del Centro de Opinión Pública de la Universidad de Belgrano, Orlando D'Adamo concuerda: "Seguramente el no haber logrado una política antiinflacionaria más eficaz debe anotarse como una falencia", sostiene.

Costos políticos

A juicio de los analistas, los costos políticos de la turbulencia económica que sacude hoy a Argentina no pasarán desapercibidos precisamente para Macri.

La crisis económica actual ha revivido el fantasma de la catástrofe de 2001. Para ese año, Argentina llevaba acumulada una deuda que derivó en el desempleo de uno de cada cinco argentinos, que profundizó la pobreza en el país, y generó enormes protestas y saqueos. El peso argentino se deprecio en casi un 70% y el FMI estableció en ese entonces duras exigencias para cobrar los préstamos solicitados por Argentina.

Aquel episodio, que le costó el puesto al presidente Fernando de la Rúa, ha desencadenado la desconfianza de la sociedad argentina frente a esta nueva crisis y el rol que jugará el FMI. "El FMI es un nombre que está asociado a muy malos momentos del país, aunque se presume que este organismo internacional aprendió de sus recetas fallidas anteriores y ya no es el de los 90, genera una imagen negativa en la opinión pública que será muy difícil desactivar en el corto plazo", comenta D'Adamo.

Pero el descontento social ya se venía percibiendo. Los cánticos contra Macri se han vuelto una constante en los partidos de fútbol. "El malestar de la sociedad, está en lo económico-social. A fines del año pasado fue por la reforma previsional, en abril por el aumento de tarifas y ahora por la subida del dólar y la inflación, que son consecuencias a nivel popular de la corrida cambiaria", señala el analista Rosendo Fraga.

Así, la reforma previsional se ha consagrado como la más polémica en la gestión de Macri. La legislación tiene como fin reducir el déficit fiscal, y ya desató una ola de violencia en diciembre a las afueras del Congreso, mientras esta reforma era discutida.

Otro caso es la reforma laboral, que ha generado molestia por parte de los sindicatos que aseguran que se trata de una propuesta que perjudica a los trabajadores y beneficia al empleador.

Pero uno de los últimos dolores de cabeza del gobierno argentino ha sido el constante aumento en las tarifas de servicios públicos como la luz, el agua y el gas. La oposición en la Cámara de Diputados tomó este asunto como caballito de batalla e impulsó una legislación para frenar este aumento, que fue aprobada el jueves. Sin embargo, el gobierno rechaza la norma, puesto que asegura que atenta contra su plan de reducir el déficit fiscal.

Por otro lado, los analistas concuerdan en que el timing de esta crisis económica no es el más favorable para el panorama político por el que atraviesa hoy Argentina. Según Di Mauro, esta crisis estalla en un momento en que la oposición peronista está en plena reunificación, lo que implica que el adverso camino por el cual atraviesa Macri, favorece a esta oposición.

"No hay nada mejor para una oposición que una economía complicada, que afecta fuertemente a cualquier oficialismo", asegura. "La irrupción del FMI Fondo Monetario en la escena política argentina es música para los oídos del kirchnerismo, por ejemplo, que encuentra un elemento perfecto para construir la imagen que siempre trató de imponer respecto de Mauricio Macri y su gobierno", añade el experto.

También, la situación complicaría la relación en el bando del partido de Macri, Propuesta Republicana (PRO), con sus socios de la coalición Cambiemos, es decir la Unión Cívica Radical y Coalición Cívica.

La popularidad de Macri, en tanto, ha llegado a su peor momento desde que asumió en el cargo, en diciembre de 2015. La imagen negativa del mandatario argentino llegó a 46,7%, mientras que la positiva descendió a 35%, según datos de la encuestadora Query Argentina. En abril de 2016, su imagen positiva era de 53%.

Además, los analistas concuerdan en que la crisis desatada esta semana afectará aún más en su imagen popular. Lo que aquello supondría sería un importante efecto para los comicios de octubre de 2019, para los cuales Macri ya había manifestado su intención de presentarse a la reelección. "Si esto termina en el corto plazo y la situación se estabiliza, el costo político decrecerá, pero si se instala una situación de turbulencias permanentes ese costo crecerá hasta el extremo de hacerse sentir en las elecciones del 2019", concluye Orlando D'Adamo.

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