Ofensiva turca en Siria provoca temor sobre regreso del Estado Islámico

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Combatientes sirios proturcos se reúnen en el pueblo de Azaz, al norte de Alepo, en Siria. FOTO: AFP

Los combatientes kurdos fueron muy efectivos en la lucha contra los yihadistas. Se estima que miles de miembros del EI están detenidos en más de 20 cárceles kurdas.


En el segundo día de la ofensiva de Turquía en el noreste de Siria, las fuerzas turcas tomaron control de al menos una aldea de combatientes kurdos. Esto, al tiempo que cohetes y proyectiles cayeron en distintos pueblos fronterizos, dejando 16 personas muertas y más de 70 heridos.

En medio de este complejo panorama, los residentes de las zonas fronterizas comenzaron a huir apenas se inició la ofensiva y hasta este jueves se registraban más de 60 mil desplazados, según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos. La ofensiva ha provocado fuertes críticas de la comunidad internacional contra Turquía, a lo que el Presidente Recep Tayyip Erdogan respondió que si la Unión Europea calificaba la operación como una "invasión", Ankara abriría sus puertas a 3,6 millones de refugiados.

En todo caso, las críticas no solo han apuntado a Turquía, sino que también a Estados Unidos por haber retirado sus fuerzas en posiciones en el noreste de Siria, abriendo el paso para la ofensiva de Turquía. Aunque Donald Trump dijo el miércoles que el operativo militar turco "es una mala idea", el Presidente de EE.UU. está siendo cuestionado por "abandonar" a los kurdos, aliados en la coalición para combatir al Estado Islámico. En este sentido, los analistas temen que la situación podría empeorar al punto de convertirse en un segundo Irak.

El diario The New York Times advirtió que la última vez que Estados Unidos abandonó a sus aliados en Medio Oriente llevó a un conflicto mayor en Irak y existe un temor generalizado entre los funcionarios del Pentágono, que la próxima vez que Washington busque ayuda de combatientes en el terreno en Medio Oriente, no la recibirán.

En este sentido, el periódico recuerda que al final de la Guerra del Golfo Pérsico (agosto 1990- febrero 1991) la negativa de Washington de entregar ayuda a una rebelión contra el régimen de Saddam Hussein (1979-2003), permitió que el líder iraquí no solo se perpetuara en el poder, sino que aplastara a la "insurgencia dejándolo en el poder y a los aliados de Estados Unidos alienados y masacrados".

Por entonces, el Presidente George Bush sugirió que los iraquíes "forzaran a Saddam Hussein a hacerse a un lado". Los chiitas y los kurdos fueron los que respondieron al llamado y comenzaron una rebelión contra el líder iraquí. Sin embargo, Saddam respondió y Estados Unidos no ayudó a los rebeldes y los chiitas fueron aplastados. Un destino similar podrían llegar a tener los kurdos en el actual contexto, advierten los expertos.

Resurgimiento del EI

Una de las mayores preocupaciones de la comunidad internacional y también del Pentágono es que la ofensiva turca puede llevar a la liberación de los miles yihadistas del Estado Islámico que se encuentran en cárceles kurdas.

Durante la lucha de la alianza internacional, liderada por EE.UU., contra el Estado Islámico, los kurdos fueron muy efectivos en su erradicación del noreste del país. Testigos relataban que los Pershmerga (nombre que reciben los combatientes kurdos) iban casa por casa y se enfrentaban a los yihadistas. Se estima que miles de miembros del Estado Islámico y sus respectivas familias se encuentran en sus más de 20 prisiones.

El Presidente francés, Emmanuel Macron, advirtió el jueves que con la ofensiva Ankara corre el riesgo que los yihadistas puedan reconstruir su califato, que establecieron en 2014 y que llegó a tener una superficie del tamaño de Gran Bretaña, ocupando territorio tanto en Siria como en Irak.

Erdogan salió al paso, diciendo que su país eliminaría la amenaza del Estado Islámico en el noreste de Siria. "Haremos lo que sea necesario" para evitar un resurgimiento del grupo yihadista, señaló el mandatario en un discurso en Ankara, consignado por The Washington Post.

Turquía aspira a controlar en la frontera con Siria una franja de 32 kilómetros de ancho y 480 de largo, desde el Éufrates hasta Irak, un territorio hasta ahora dominado por las Unidades de Protección Popular (YPG), columna vertebral de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), que son las fuerzas militares de los kurdos de Siria, a quienes Turquía acusa de terroristas por sus estrechos vínculos con el Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK).

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