ONU advierte por riesgo de fractura y éxodo en Etiopía

Etíopes huyendo de la región de Tigray caminan hacia el río que separa Etiopía y Sudán, cerca de un campamento de refugiados en Hamdeyat. 1 de diciembre 2020. REUTERS/Baz Ratner/File Photo.

El subsecretario general de Asuntos Humanitarios de la ONU, Martin Griffiths, mostró profunda preocupación por la estabilidad de esta nación de 115 millones de habitantes de más de 80 grupos étnicos distintos.


Etiopía corre el riesgo de hundirse en un círculo de violencia sectaria y experimentar un éxodo masivo parecido al ocurrido en agosto en Kabul si el conflicto alcanza la capital Adís Abeba, advirtió un alto responsable de la ONU.

En una entrevista a la AFP, el subsecretario general de Asuntos Humanitarios de la ONU, Martin Griffiths, mostró profunda preocupación por la estabilidad de esta nación de 115 millones de habitantes de más de 80 grupos étnicos distintos.

En su opinión, este conflicto de más de un año ha desencadenado una de las crisis humanitarias más preocupantes del mundo y las necesidades aumentarían “de forma exponencial” si la batalla llega a la capital.

“Lo peor desde una perspectiva humanitaria (sería) si hay una batalla por Adís Abeba o agitación allí, llevando a un incremento de la violencia comunitaria en el país”, dijo Griffiths.

“Si eso pasara, estaríamos enfrentándonos a algo que no hemos enfrentado durante muchos, muchos años. Nos enfrentaríamos a la fractura (...) del tejido de Etiopía”, alertó.

El caos provocado por tal situación sería mucho peor que lo ocurrido en los últimos 13 meses, tiempo en que murieron miles de personas, dos millones fueron desplazadas y cientos de miles cayeron en la hambruna, según las estimaciones de la ONU.

Evitar combates en la capital

El conflicto comenzó en noviembre de 2020 cuando el primer ministro Abiy Ahmed mandó al ejército a deponer a las autoridades de la región norteña de Tigré, el Frente de Liberación del Pueblo de Tigré (TPLF).

Los rebeldes contraatacaron meses después, recuperando la mayoría de Tigré en junio y avanzando hacia las regiones de Amhara y Afar.

El conflicto dio un giro brusco hace un mes, cuando el TPLF aseguró haber tomado puntos estratégicos camino a la capital. Pero la semana pasada, el mismo Abiy Ahmed se trasladó al frente y el gobierno asegura haber recuperado terreno.

Griffiths pidió terminar con la violencia.

Incluso, si los combates acechan la capital, “deberían evitarse grandes blancos” como el aeropuerto o la misma ciudad, con una población de cinco millones, “donde es inimaginable pensar en una batalla así”.

“La preocupación real y elemental es que el conflicto mute en violencia sectaria en diferentes partes del gobierno, en vez de un conflicto entre el gobierno y grupos específicos (...) Eso convertiría todo exponencialmente peor”, añadió.

“Miseria”

La ONU pretende mantener las líneas de ayuda, pero entre los expatriados crece el miedo a vivir escenas similares al caos ocurrido durante la evacuación del aeropuerto de Kabul tras el regreso de los talibanes al poder de Afganistán en agosto.

Temen “que pueda ocurrir lo mismo que ocurrió en Kabul”, dijo Griffiths. “Creo que podría (pasar), pero espero que no”, añadió.

Griffiths señaló que 3.000 de los 41.000 millones de dólares requeridos por la ONU para ayuda de emergencia para 2022 están destinados a atender las necesidades de Etiopía, que probablemente aumentarán.

El Programa Mundial de Alimentos de la ONU dijo la semana pasada que el número de personas necesitadas de su ayuda en el norte de Etiopía era de más de nueve millones. Además, 400.000 pueden estar en hambruna.

Preguntado si puede repetirse la hambruna que mató a un millón de etíopes a mediados de 1980, Griffiths esperó que “no volvamos a ver ese tipo de miseria”.

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