El peronismo se reinventa con el albertismo

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Menemismo, duhaldismo y kirchnerismo. Todas estas facciones han llevado al peronismo a la Casa Rosada, una y otra vez. Ahora es el turno de Alberto Fernández.


Tras el retorno de la democracia en Argentina en 1983, seis presidentes han pasado por la Casa Rosada en representación del peronismo o el Partido Justicialista, el movimiento político ligado a la figura de Juan Domingo Perón, de quien heredó, entre otras materias, la adoración por los caudillos.

Otros dos presidentes no peronistas gobernaron en este período (los radicales Raúl Alfonsín y Fernando de la Rúa), pero no lograron terminar sus mandatos, siendo Mauricio Macri el único mandatario no peronista que pudo finalizar su presidencia desde 1929. Sin embargo, su gestión solo duró un período y el peronismo logró volver a la Casa Rosada, esta vez de la mano de Alberto Fernández.

¿Qué permitió el regreso del peronismo? Para estas elecciones la clave fue la unidad de un movimiento que presenta muchas facciones y sectores que se han visto representadas en los gobiernos de Carlos Menem (1989-1999), Eduardo Duhalde (2002-2003), Néstor Kirchner (2003-2007) y Cristina Fernández (2007-2015).

"El peronismo tiene hoy muchas acepciones a lo largo de su historia, y tiene una conformación muy diversa desde su inicio, en 1945, donde se nutre de diferentes sectores, inclusive antagónicos entre sí. Estas tensiones se mantienen. Podemos decir que hay un peronismo kirchnerista, que poco tiene que ver con las banderas que proclama el peronismo más tradicional", explica a La Tercera la politóloga argentina Carolina Barry, del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet).

Para el analista político Carlos Fara, las diferencias en el peronismo han obedecido a los contextos mundiales. "Las diferencias ideológicas son las diferencias de las coyunturas históricas. Menem, que va con la corriente globalizadora, y Kirchner, que va con la corriente de un rol central del Estado en la economía mediante el boom de los commodities", señala a La Tercera.

Menem se caracterizó por personificar el ala más liberal y de centroderecha del peronismo, en un contexto de crisis que dejó Alfonsín. Con una apertura de los mercados y la privatización de varias empresas estatales, como Entel y Aerolíneas Argentinas, Menem se acercó a Estados Unidos e implementó políticas económicas de corte neoliberal basadas en el Consenso de Washington. "Menem, entre la crisis que recibió y el contexto internacional, obviamente fue en busca del apoyo de Estados Unidos y se metió en la lógica del consenso de Washington de los 90 y la globalización", indica Fara.

Luego vino De la Rúa y la crisis de 2001. Posterior a eso, asumieron Adolfo Rodríguez Saá por una semana y Eduardo Duhalde por un año.

A juicio de los expertos, el gobierno de Duhalde representó el ala más tradicional del peronismo. "(Duhalde) levantó las banderas históricas del peronismo sin haberse dejado tentar ni por los avances de una derecha liberal ni por los avances de una izquierda más progresista", dice Barry. El gobierno de Duhalde se enfocó en la búsqueda de la unidad mediante el diálogo, y con una serie de medidas sociales que buscaban aplacar los altos niveles de pobreza.

Y luego vinieron los gobiernos kirchneristas, de la mano de Néstor y Cristina, que representaron el sector más hacia la izquierda del peronismo, con un fuerte proteccionismo estatal. "Kirchner lo que hizo fue, como derivación de la crisis de 2001, una fuerte presencia del Estado, porque la gente repudiaba los 90 y a De la Rúa", recuerda Fara.

Y el progresismo de este peronismo devino en lo que se conoce como kirchnerismo, que significó fuertes divisiones en el movimiento de Perón. Incluso, ciertos sectores se declararon como antikirchneristas. Esas divisiones fueron las que tuvieron que resolver en el peronismo para lograr el triunfo en las elecciones de octubre. "Se vio un tipo de tensión que fue subsanada a partir de estas elecciones con el corrimiento de Cristina Kirchner, sabiendo esta dificultad para aunar bajo su ala a determinados sectores del peronismo", explica Barry.

Y ahora el desafío de Alberto Fernández y del "albertismo" es saber combinar las facciones de este peronismo que se unió, pero que sigue teniendo discrepancias. "En ese sentido, Alberto debería moderar lo que hizo la última etapa de Cristina, moderar un poco el rol del Estado, actuar con mayor racionalidad macroeconómica", plantea Carlos Fara.

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