El PP, Ciudadanos y Vox disputan el voto de derecha en España

El líder del Partido Popular, Pablo Casado, en una conferencia en Madrid, el viernes.
Los líderes de estos partidos buscan marcar un perfil propio para conquistar al electorado en los comicios del 28 de abril.
El enemigo común es doble: (el líder socialista) Pedro Sánchez y los secesionistas catalanes. Pero los adversarios electorales son en realidad quienes están dispuestos a pactar tras las elecciones. El Partido Popular (PP), Ciudadanos y Vox, las tres colectivades abiertas a acordar para desalojar al Partido Socialista Obrero Español (PSOE) de La Moncloa, empiezan a marcar diferencias entre sí para atraer el voto del electorado de centroderecha. El PP revive un posible pacto de Ciudadanos (Cs) con el PSOE, mientras el partido de Albert Rivera acusa al PP de entregarse en el pasado al nacionalismo.
El líder del PP, Pablo Casado; de Ciudadanos, Albert Rivera y de Vox, Santiago Abascal, coinciden en la respuesta ante el conflicto catalán. Los tres apuestan por una intervención de la autonomía vía Artículo 155 prolongada en el tiempo y más dura que la anterior, y rechazan el diálogo con los independentistas. Solo Vox pide además la supresión de las comunidades autónomas.
Pero con una sintonía tan importante en el que será uno de sus principales ejes de campaña, los tres partidos que se disputan el voto de centroderecha tienen que marcar perfil propio para ganar la batalla electoral. Los ataques cruzados ya han comenzado.
Abierta la disputa electoral, se terminó la tregua entre el PP y Ciudadanos, que hasta ahora evitaban atacarse con el foco puesto en el gobierno socialista. Casado y Rivera inauguraron los reproches mutuos, de momento de forma sutil y sin nombrarse directamente. Sus segundos espadas sí son más directos.
El líder del PP revivió ayer en un acto en Madrid el fantasma del pacto entre Ciudadanos y el Psoe, aunque Rivera arrancó la campaña con el compromiso de intentar mandar al Psoe a la oposición.
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Casado se refirió, sin nombrar a Ciudadanos, a "un partido que dice que aún no ha decidido si va a pactar con el Psoe, y no lo ha descartado". Junto a él, la candidata del PP a la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, acusó a Ciudadanos de ser "naranja por fuera y rojo por dentro". La metáfora, que jugaba con el color naranja con el que se identifica Ciudadanos, sonó, eso sí, muy inspirada en Vox, que ya había llamado al de Rivera "el partido pomelo".
El candidato de Ciudadanos explota por su parte dos puntos débiles de los conservadores. Uno, sus pactos en el pasado con los nacionalistas. Como en el mitin del PP, Rivera no fue el líder más explícito, sino la portavoz en Cataluña, Inés Arrimadas. "Tanto el Psoe como el PP nos han vendido, nos han entregado como un botín a los partidos nacionalistas", criticó Arrimadas en Barcelona.
"Seamos justos", dijo, "todo lo que está pasando en Cataluña no es solo culpa de Pedro Sanchez". En realidad, la frase escondía un dardo doble. "¿Recuerdan la sensación de abandono de diferentes gobiernos del PP? ¿De cómo nos vendieron, nos silenciaron? Durante tantas décadas". "¡Qué gran idea, señores del PP, el pacto del Majestic!", enfatizó.
El líder de Ciudadanos se centró en el segundo flanco: el de contraponer modernidad con pasado, donde sitúa al bipartidismo. "Estoy cansado de escuchar a Pedro Sánchez hablar de Franco y a Pablo Casado del aborto", subrayó Rivera. Rivera presenta el 28 de abril como una pugna entre liberales y conservadores (Ciudadanos y el PP) para echar a Pedro Sánchez. "Lo único que tienen que dirimir los españoles es quién preside ese gobierno, quién encabeza el proyecto. Si un proyecto liberal, moderno o un proyecto conservador, con cincuenta y tantos casos de corrupción y hablando del pasado. Confío en que los liberales somos más", argumentó Rivera.
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