Represión del gobierno de Ortega deja en vilo diálogo en Nicaragua

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Tras meses de silencio, el sábado cientos de nicaragüenses protestaron para exigir la liberación de "presos políticos", pero fueron reprimidos, lo que pone riesgo una salida de la crisis.


Se trataba de la primera marcha convocada por la oposición después de seis meses, tras la decisión del Presidente Daniel Ortega de prohibir las protestas y amenazar con llevar ante la justicia a quienes desobedecieran la orden con el fin de frenar la ola de manifestaciones que exigían la salida del gobierno tras el inicio de la crisis en abril, finalizó con violentas represiones en el país, aun cuando las movilizaciones no se pudieron llevar a cabo.

La alianza opositora, Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB) -que agrupa a más de 40 organizaciones de distintos sectores del país algunos de ellos miembros de la Alianza Cívica, entidad a cargo de la mesa de diálogo que desde febrero intenta lograr consensos con el gobierno para finalizar la crisis- convocó a una manifestación en Managua para exigir la liberación de los "presos políticos".

Una de las exigencias opositoras para continuar las negociaciones era liberar a los más de 670 detenidos en los últimos meses. El viernes, la policía dejó en libertad a 50 de ellos que pasaron a arresto domiciliario al igual que otros 100 liberados hace unas semanas, lo que fue insuficiente para la Alianza Cívica que "amenazó con abandonar el diálogo" y el mismo día la policía informó que no permitiría la convocatoria, por lo que este sábado la capital nicaragüense amaneció "sitiada" por agentes de la Dirección de Operaciones Especiales (DOE) -cuerpo élite de la policía-, acompañados de armas y bloqueos en las calles.

A siete meses desde que los nicaragüenses salieron a las calles a manifestarse contra reformas de pensiones, protestas que fue duramente reprimido por la Policía Nacional y grupos paramilitares que dejaron más de 300 muertos en menos de tres meses, el pánico regresó a las calles de Nicaragua.

Al menos 164 asistentes a la marcha fueron detenidos en medio de golpes, lacrimógenas y balas de goma, entre ellos miembros de la propia mesa de diálogo como Azahalea Solís, Juan Sebastián Chamorro y Max Jerez, al igual que el exministro de Educación, Humberto Belli y otras figuras políticas que estuvieron apresadas por más de ocho horas antes de que fueran liberadas, tras las gestiones del Nuncio Apostólico y representante del Papa en Nicaragua, Waldermar Stanislaw.

"Esto que ha hecho Ortega, pone en alto riesgo la continuidad del proceso de negociación, por culpa de estas decisiones que toman de reprimir con la fuerza, en lugar de permitir que la gente se manifieste pacíficamente", sostuvo Carlos Tünnermann, jefe de la delegación opositora en el diálogo por lo que queda en dudas si participarán en la sesión de negociaciones de este domingo.

La violenta represión que sufrió la oposición en el intento de marcha antigubernamental fue duramente condenada por la comunidad internacional , como Naciones Unidas, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), la embajada de Estados Unidos y la OEA. Mientras que el Parlamento Europeo señaló que evalúa sanciones contra el país y la OEA tiene en proceso la aplicación de la Carta Democrática que podría dejar a Nicaragua fuera del organismo. En tanto, Costa Rica, país que ha recibido a miles de exiliados rechazó "la escalada de represión y uso arbitrario de la fuerza por las autoridades".

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