Carlos Williamson, rector de U. San Sebastián: "Los derechos se están elevando a una categoría de fetichismo, a una especie de culto"

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Foto: Gentileza USS

El académico sostiene que se está produciendo un fenómeno social en que se rinde culto a los derechos, pero que "como sociedad hemos olvidado los deberes, entre ellos, el deber de justicia y el deber de vivir en un ambiente sin violencia donde nos reconozcamos los unos a los otros y nos escuchemos".


Los guardias arrancaron cuando se vieron sobrepasados por una turba al interior de la sede Bellavista de la Universidad San Sebastián a eso de las 19.30 del viernes 27 de diciembre pasado. El rector del establecimiento, Carlos Williamson -quien a mitad de 2019 fue sondeado como Subsecretario de Educación, pero antiguas críticas al Museo de la Memoria minaron sus posibilidades -, sostiene que el estallido social develó las numerosas fallas que hay en la sociedad, a una clase política que "no ha estado a la altura" de las circunstancias  y demanda que el gobierno asuma su responsabilidad.

¿Presentaron una querella por el ataque a la sede de la universidad?

Presentaremos una querella esta semana para ver quiénes son responsables de este verdadero asalto del cual fuimos objeto el viernes 27. Ahí en la investigación se presentarán todos los antecedentes. Tenemos cámaras que han filmado estos hechos. Además, hay videos que han circulado de todo lo que ocurrió, tanto dentro como fuera de la universidad. Lo que llama la atención es que al principio un grupo de encapuchados importantes fueron los que empezaron, pero hubo también personas que se sacaron las capuchas. A mi juicio, en todos estos ataques vandálicos, está ocurriendo que hay personas que ya sienten que hay una suerte de impunidad, porque no les va a pasar nada y, por lo tanto, pueden mostrar sus caras.  La querella es para quienes resulten responsables. Esperemos que se pueda identificar a estas personas culpables de este asalto, que fue programado y coordinado.

¿Por qué dice que fue coordinado?

El 28 o 29 de octubre prendieron una fogata entre calles Lira y Bellavista. Pararon el tránsito. Y ahí la consigna -porque hay videos que lo muestran-, era quemar la sede de Bellavista. De ahí se congregaron, se acercaron a la reja (de la sede de la Universidad San Sebastián de Bellavista), comenzaron a moverla, a bambolearla con el objeto de botarla. No lo lograron, pero esa fue una amenaza bastante grande. Obviamente que pedimos la intervención de autoridades que mandaron efectivos de Carabineros para disolver.

¿Usted asocia eso a un hecho organizado? Pudo también haber sido algo espontáneo.   

Ese fue un hecho aparentemente espontáneo porque la gente ahí venía de una gran manifestación que había habido en Plaza Baquedano. Pero lo que quedó muy de manifiesto es que nosotros comenzamos a advertir la posibilidad de que esto en algún momento se pudiese repetir, pero no en forma espontánea, sino que bastante concertada.  Y en redes sociales detectamos que se señalaban ciertos objetivos. Otro antecedente es que la Universidad Pedro de Valdivia y la Universidad Mayor, habían tenido conato de incendio o de saqueos. El ambiente que había se mostraba propicio para que nosotros pudiéramos tener algo como esto, habíamos tomado las providencias, pero cuando hay un grupo organizado es bien difícil que se pueda evitar lo que finalmente sucedió.

¿Pero qué es lo que hace que haya sido, a su juicio, organizado y concertado?

El primer hecho sintomático: ellos sabían exactamente por dónde había una mayor debilidad de la reja que era por el costado hacia calle Dardignac. Según los guardias, alguien llegó con una galleta, cortaron la reja en su base y la rompen. Y al mismo tiempo, con un chuzo rompieron la reja que da a Bellavista y andaban con acelerante para fuego. De modo que actuaron concertados los dos grupos, con comunicaciones porque se veían que se hablaban por teléfono unos con otros, de forma de poder entrar simultáneamente y así dejar a los guardias en una situación compleja. Ellos tuvieron que huir.

 ¿Cómo se avizora la realización de la PSU de mañana tras los llamados a boicot? 

El llamado a boicotear la PSU por grupos sin representación alguna, autoconvocados y que en otro contexto pasaría por algo anecdótico sin importancia, pero que hoy provoca temor e impotencia, revela la anomia social que vive el país: la sensación de que los espacios para la política se estrechan y ceden paso al problema contemporáneo más siniestro, como es la incertidumbre, la desprotección y el miedo. Hoy estamos presos de la calle, pero no un ágora para la amistad cívica sino de un espacio vandalizado por poderosas fuerzas. La PSU debe rendirse si o sí. Cualquier otro camino lleva al fracaso de la democracia. Pero yo encuentro esto muy lamentable. Yo encuentro que la mejor demostración de un país que está sufriendo las consecuencias de una suerte de irresponsabilidad de muchos grupos, especialmente, y lo digo con mucha fuerza, creo que la clase política no ha estado a la altura de las circunstancias.

¿Solo la clase política?  

Yo creo que la clase empresarial no ha estado a la altura. Primero porque ha sido tímida primero para condenar los hechos de abusos monopólicos. Estamos frente a una situación en que todos somos responsables. El gobierno tiene que asumir su responsabilidad, tiene que ser menos timorato al momento de hacer uso de la fuerza legítima que le da la Constitución y las leyes y salir a defender los recintos universitarios.  Por otra parte, siento que se está produciendo en nuestra sociedad que, en temas de derechos, se está elevando a una categoría de fetichismo de los derechos, a una especie de culto a los derechos. Me parece bien que tengamos que defender los derechos, pero no está el mismo culto o misma actitud respecto a los deberes. Como sociedad hemos olvidado los deberes, el deber de justicia y el deber de vivir en un ambiente sin violencia donde nos reconozcamos los unos a los otros y nos escuchemos.

¿Cree que existe por parte la educación privada también una responsabilidad en esta crisis? Hay una consigna: el lucro en la educación.

Aquí hay que partir de la base que la crisis es institucional, aquí hay instituciones que no han estado a la altura de las circunstancias. Desde luego, cuando uno tiene instituciones que eran reserva moral… Las propias Fuerzas Armadas con el caso de corrupción, Carabineros, instituciones que eran reservas que tenía el país frente a situaciones violentas como las que se estaban produciendo, han perdido credibilidad frente a la opinión pública. La Iglesia Católica, lamentablemente hay que decirlo también, dejó de ser una reserva moral. Hay una crisis institucional, pero también hay una crisis de valores. Entonces, ¿cómo se forman los valores ciudadanos? Con la educación, y es ahí donde la educación ha fallado: hoy no existe una visión cívica. ¿Ha fallado la educación? Por cierto, la educación básica, la educación universitaria. Creo que nos tenemos que hacer cargo de cómo estamos formando.

¿Y cómo se hacen cargo en la Universidad San Sebastián?

Justamente hoy estábamos dialogando con profesores acerca de cómo vamos a volver a marzo. Primero tenemos que ser sensatos, razonables y con sentido común. Hay mucha juventud enrabiada que se ha dado cuenta de que el país no ha sido capaz de avanzar en resolver las situaciones de abuso económico, el tema de los monopolios, las pensiones y la desigualdad que es hiriente y que es una desigualdad de trato también. No hemos resuelto bien esos temas. Creo que ahí también somos nosotros los responsables, quienes hemos sido de alguna u otra forma los líderes del desarrollo de este país. Creo que hemos fallado como país.

¿Entonces cómo tiene que ser la vuelta en marzo?

Tiene que ser una vuelta en la que tengamos la capacidad de comprender y escuchar mucho y de compartir los afectos. Y el discurso de los manifestantes es válido, porque la gran mayoría de los chilenos se ha manifestado en forma pacífica. Pero hay algo que se ha olvidado, aquí hay una crisis de la familia, porque lo que no se logra entregar o aportar de la educación tradicional tiene que aportase desde la escuela de formación más importante que tiene cualquier sociedad que es la familia. Aquí ha habido un desprecio del rol que cumple la familia.

¿Pero en la Universidad que usted dirige, no se tomarán medidas concretas en sintonía con la crisis?

Nosotros estamos iniciando ahora en enero un claustro académico donde vamos a discutir todo lo que ha sucedido. Vamos a tratar de ponernos un poco en común sobre cómo podemos resolver la crisis. Nosotros tenemos una formación humanista cristiana, eso significa que tenemos que transmitir valores. Tenemos una serie de cursos que estamos tratando de implementar.

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