El domingo 26 de marzo se celebra en el mundo el día del cáncer cervicouterino. Y como una manera de sensibilizar a la población y hacer un llamado a que las mujeres se hagan sus respectivos controles ginecológicos de manera periódica, este viernes se realizará una actividad organizada por la Fundación Foro Nacional del Cáncer en conjunto con la Municipalidad de Renca, para visibilizar este tema y avanzar en los compromisos con los objetivos planteados por la OPS/OMS (Organización Panamericana y Mundial de la Salud). Uno de los principales objetivos es la detección temprana y el tratamiento de lesiones precancerosas.

Ese mismo llamado hace la doctora Carolina Ibáñez, integrante del Centro para la Prevención y Control del Cáncer (Cecan) y especialista en hematología-oncología de la Universidad Católica: “Hay que insistir que si la paciente tiene síntomas sugerentes como flujo vaginal o dolor en el acto sexual , tiene que consultar a su ginecólogo y testearse. La detección precoz es fundamental, porque es un cáncer que se puede curar, pero es curable en la medida en que uno lo detecta precozmente”.

La especialista advierte que debido a la pandemia muchas mujeres dejaron de consultar, y en consecuencia muchas llegaron en etapas avanzadas a una consulta médica. En ese contexto, explica que “estamos viendo que el 70% de las pacientes está en una etapa localmente avanzada y muchas en etapa tres, y las probabilidades de curar este cáncer en esa etapa son menos del 50%”.

¿Cuáles son los principales síntomas del cáncer cervicouterino?

Puede haber dolor en el acto sexual, sangramiento, dolor pelviano. También puede aparecer un flujo vaginal poco frecuente, a veces con mal olor. A veces estos síntomas pasan inadvertidos. Eso sí, cuando hay síntomas es que el tumor es grande y está produciendo molestias a nivel locorregional.

¿Hay factores de riesgo?

Sí, tener múltiples parejas sexuales, es decir, la promiscuidad sexual es un factor de riesgo, porque hay más riesgo de infectarse con el virus de papiloma, y eventualmente evolucionar a un cáncer. El tabaquismo también se ha asociado al cáncer cervicouterino, incluso se ha hablado de obesidad como factor de riesgo. No estoy diciendo que esto produzca cáncer, pero sí son factores de riesgo. Es como fumar y el cáncer de pulmón, hay gente que fuma y tiene cáncer y hay quienes también lo hacen y no tienen.

¿Cómo se relaciona el virus del papiloma humano con el cáncer?

El virus condiciona a desarrollar cáncer. No digo que tener el virus sea igual a tener cáncer. Sabemos que casi el 100% de las pacientes con cáncer cervicouterino tienen una infección por virus papiloma, pero no todas las pacientes que tienen el virus van a desarrollar el cáncer.

¿Hay un grupo que tenga más riesgo de tener esta enfermedad?

Sí, las personas que tienen inmunosupresión, las personas que son promiscuas sexualmente y quienes tienen infecciones de virus papiloma.

¿Cuál es la mejor manera de prevenir este cáncer?

El tamizaje ayuda bastante. Hoy se invita a hacer cotesteo, eso es hacer citología y PCR u otro estudio para virus papiloma de alto riesgo. El virus de papiloma son muchos serotipos (microorganismo infeccioso clasificado según los antígenos presentes en su superficie celular), y algunos en particular son de alto riesgo, como las cepas 16 y 18. La vacuna también es fundamental para prevenir.

¿Qué rol tiene la vacuna?

Dentro del plan de vacunación están las vacunas para el papiloma y hay una cierta edad de inmunización, que es entre los nueve y 12 años. Es ideal vacunar a todas las niñas, pues se ha visto que es muy efectivo. En países como Australia hay una disminución importante de cáncer cervicouterino, incluso se habla de erradicación y eso se le atribuye a la vacunación.

¿Se puede vacunar fuera de ese rango etario?

Se ha hablado que vacunar a personas hasta de 25 años también disminuiría el riesgo de desarrollar lesiones premalignas que eventualmente evolucionan a cáncer, pero la efectividad de la vacuna a esa edad es menor que la efectividad que adquiere una niña que nunca se ha expuesto al papiloma humano.

¿Cómo se adquiere el virus del papiloma?

Por relaciones sexuales.

¿Cuál es la esperanza de vida del cáncer cervicuterino?

En general, se hablaba que este cáncer se diagnosticaba en etapas precoces, y ahí se hacía un tratamiento local y eso llevaba a la curación sobre el 80% o 90% de los casos. Ahora, y producto de la pandemia y del estallido social, hubo un periodo de pérdida de ventana, como le decimos nosotros, pues las mujeres perdieron la oportunidad de ser tratadas a tiempo, y cuando llegaron a la consulta, llegaron con una enfermedad muy tardía. Una mujer con la enfermedad precoz tiene la probabilidad de curarse del cáncer cervicouterino en una alta proporción, pero las pacientes que vemos son mujeres que llegan en etapas tardías, porque consultaron o fueron evaluadas tardíamente. Esa ventana de tiempo produjo un cambio y de una enfermedad donde el tratamiento tenía una intención curativa pasó a tener intención paliativa.

En cifras, ¿cuál fue el impacto de la pandemia?

Antes de la pandemia cerca del 80% de nuestras pacientes llegaba en etapas precoces y entre 20% y 30% eran etapas tardías, y menos del 10% eran etapas metastásicas. Ahora estamos viendo que el 70% de las pacientes está en una etapa localmente avanzada y muchas en etapas tres, y las probabilidades de curar este cáncer en esa etapa son menos del 50%.

¿Afectó mucho la pandemia del Covid?

El impacto fue brutal, porque las pacientes tuvieron que retrasar sus tratamientos o diagnósticos. Por ejemplo, una mujer con flujo vaginal no iba a consultar, porque no había quién la atendiera, o si lo había, no podían atenderla en un centro de mayor complejidad, porque estaba todo redistribuido para pacientes con Covid-19. Entonces, se perdió la ventana de oportunidad.

La OPS/OMS estableció en 2020 una estrategia global para eliminar el cáncer cervicouterino como problema de salud pública hacia 2030.

Sí, es la estrategia que establece las metas 90-70-90. Es un programa que nosotros pensamos que tiene mucha importancia y trascendencia y en el Cecan vamos a trabajar para eso. Y el programa 90-70-90 significa que para el 2030 el 90% de las mujeres debería estar vacunada contra el virus papiloma, el 70% deberían haber sido testeadas y el 90% de las mujeres con cáncer cervicouterino debería recibir un tratamiento oportuno. Igual, estamos lejos, y va ser difícil llegar a eso en 2030, porque la pandemia nos retrasó mucho.

¿Qué opina de las políticas públicas que existen?

El cáncer cervicouterino está en el GES y la vacuna está disponible en el plan de vacunación. Igual, creo que nos falta en testeo, todavía estamos al debe. Hoy solo hacemos Papanicolaou y lo ideal es hacer un cotesteo, es decir, un Papanicolaou y un estudio del virus papiloma con algún test PCR.

¿Cada cuánto tiempo se deberían testear las mujeres?

Se sugiere hacer un cotesteo a los 25 años, y si es negativo se repite a los tres años e incluso cinco. En las pacientes de alto riesgo, es decir que tienen varias parejas sexuales, se debería hacer un cotesteo cada tres años.

Entonces, ¿qué falta? ¿Es malo el diagnóstico?

Falta mucha educación. La educación del testeo, de la vacuna y la de una vida sana, lejos del tabaquismo. Y de una vida sexualmente sana, enseñarles de pequeñas a las niñas a tener una vida sexual sana. También hay que hacer hincapié en el tamizaje, en la vacuna y en la detección precoz. Hay que insistir que si la paciente tiene síntomas sugerentes como flujo vaginal o dolor en el acto sexual tiene que consultar a su ginecólogo y testearse. La detección precoz es fundamental, porque es un cáncer que se puede curar, pero es curable en la medida en que uno lo detecta precozmente. Y en eso debemos volver a avanzar.

¿Hay alguna proyección de cómo va a afectar la pandemia en términos de muerte?

Dos mujeres mueren al día por cáncer cervicouterino y la proyección del futuro es brutal. Aún no tenemos la proyección oficial, pero probablemente se va a triplicar.