Carta del Pontífice agudiza diferencias en Conferencia Episcopal por caso Barros

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En la entidad que agrupa a los obispos del Chile incluso se asume posibilidad de que se designe un visitador apostólico para intervenir algunas diócesis.


Diez sesiones, en tres días de reflexión. Ese era el espacio que la Conferencia Episcopal de Chile (CECh), que hasta hoy desarrolla su 115° Asamblea Plenaria de Obispos, en Punta de Tralca, tenía pensado dedicarle al tema de la visita del Papa Francisco, efectuada en enero pasado.

La idea era analizar tanto los aspectos sociales y pastorales de la gira, como meditar sobre efectos colaterales, fundamentalmente marcados por la presencia del obispo de Osorno, Juan Barros.

La asistencia de la Comisión Organizadora de la Visita, y de un grupo de laicos y religiosos en los dos primeros días, era prueba de ello.

Sin embargo, la carta que les envió el Papa Francisco, y que fue dada a conocer ayer, movió las aguas. Y remarcó las diferencias que sobre este tema tiene la treintena de prelados presentes. "La valoramos mucho", confiesa uno de los religiosos, respecto del documento en el cual el Pontífice no solo da total crédito a los relatos de víctimas efectuados a su emisario, el arzobispo de Malta, Charles Scicluna. También dice que eso le causa "dolor y vergüenza" y que, en un hecho inédito, convoca a toda la CECh a Roma "para dialogar sobre las conclusiones de la mencionada visita (Scicluna) y mis conclusiones".

No obstante, aquel verbo de "dialogar" es el que hace ruido en los pasillos de la jerarquía católica. La mayoría lo ve como un gesto diplomático, por el que se debe entender "comunicar", sin que exista la posibilidad de que los prelados chilenos puedan entregar alguna propuesta.

De todos modos, ayer, el obispo castrense y presidente de la Conferencia Episcopal, Santiago Silva, dijo en radio Cooperativa que al Papa "se le va a proponer un plan de renovación de la Iglesia". Por ahora, sin embargo, no se trataría de una carpeta o trabajo específico, sino que de la voluntad de viajar con absoluta actitud y apertura a una cirugía completa.

Hasta el miércoles, este viaje en pleno al Vaticano no estaba en el mapa de las posibilidades. Pero con su irrupción también comenzaron a dibujarse otros eventuales cambios. Por ejemplo, según reconoce una fuente de la Iglesia, ahora no se ve como una probabilidad tan lejana que en Roma el Pontífice disponga de algunos cargos y envíe un visitador apostólico, a modo de interventor, a algunas diócesis. Las que aparecen en los relatos entregados a Scicluna son Linares, Talca, Osorno y Santiago.

Otro tema son las renuncias por edad. Los arzobispos y obispos que ya han presentado su dimisión por haber cumplido los 75 años son Ricardo Ezzati (Santiago), Alejandro Goic (Rancagua), Cristián Caro (Puerto Montt) y Gonzalo Duarte (Valparaíso).

Convivencia

"Nuestra convivencia es de hermanos, de mucha fraternidad, y la carta del Papa la vemos como el mejor empujón para mejorar", comentó a La Tercera el obispo de Temuco, Héctor Vargas, asegurando que el clima que se vive en la casa de retiros de Punta de Tralca es bueno.

De hecho, ayer por la mañana se continúo con las actividades previstas, donde se escuchó al ministro secretario general de la Presidencia, Gonzalo Blumel, quien fue a presentar el programa de la administración del Presidente Sebastián Piñera.

En medio de ese ambiente, los tres obispos apuntados como los cercanos a Karadima (Horacio Valenzuela, de Talca; Tomislav Koljatic, de Linares; y Juan Barros, de Osorno) participaron de todas las actividades, pero claramente serios y afectados por la misiva del Pontífice, según se comentó.

Ningún obispo de la asamblea tiene la facultad de solicitarles la renuncia. Esa es prerrogativa exclusiva del Papa. Sin embargo, en diferentes momentos, varios han hecho gestos dando cuenta de que un paso al costado, por "el bien de la Iglesia", mejoraría mucho el escenario. En ese grupo estarían Ricardo Ezzati, Fernando Chomali, Alejandro Goic, Cristián Contreras V., Luis Infanti y Héctor Vargas.

Sobre lo ocurrido, Luis Bahamondes, doctor en Ciencias de las Religiones y académico de filosofía de la U. de Chile, indicó que "el hecho de que se le solicitara a Barros apartarse de su cargo no sería ninguna sorpresa. El verdadero golpe sería el retiro de un arzobispo y apartar al Nuncio Apostólico".

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