En enero pasado, un hombre de 30 años fue detenido en Punta Arenas por amenazar con un rifle a su polola, de solo 17 años. Un caso que recuerda al de Gabriela Alcaíno, quien falleció en 2018, a esa misma edad, tras ser agredida sexualmente y luego apuñalada por su pareja. Se trata de un crimen que abrió una profunda discusión sobre las sanciones a estos ataques y que decantó en una nueva normativa, próxima a promulgarse, que amplía la tipificación del delito de femicidio para incluir las relaciones de noviazgo y pololeo.

Y en medio de este debate, las estadísticas del Ministerio de Salud dan cuenta de un aumento de estos ataques entre los jóvenes. De acuerdo al registro, durante el primer semestre de 2019 las denuncias por violencia sexual y de pareja crecieron un 64%, comparado a igual período de 2018.

En total, se trata de 2.811 jóvenes que fueron atendidos en recintos de la red pública por estos criterios (ver infografía).

El origen de este incremento no está claro. La subsecretaria de Salud Pública, Paula Daza, señala que "las cifras muestran un alza, pero no sabemos si es un incremento real de los casos de violencia o un aumento en la notificación y pesquisa, que ha mejorado de parte de los servicios de salud". Añadió que "pensamos que probablemente también ocurría esto antes y no se notificaba, porque ahora las personas, en este caso los jóvenes, están más dispuestas a denunciar".

Un tema generacional

Para la médico familiar y especialista en adolescencia del Hospital Sótero del Río, Paola Ciocca, "hoy existe una diferencia generacional. Se habla más de que esto existe". Sin embargo, la problemática es que "algunos adolescentes empiezan a percibir que son víctimas, lamentablemente, cuando ya lo son y no antes", señala Ciocca.

La experta añade que esto se explica porque "dentro del desarrollo adolescente hay una idealización del amor, y como están en proceso de identificarse y de validarse con una pareja, muchas veces tienden a normalizar situaciones que no deberían ser".

Para la directora nacional del Instituto Nacional de la Juventud (Injuv), María Asunción Cekalovic, la mayor cantidad de denuncias de debe al "empoderamiento basado en la concientización; mayor información, dando cuenta que la violencia no es algo normal. La frase de 'quien que te quiere te aporrea' ya no se da en esta generación juvenil. De hecho, el cambio cultural asociado a los movimientos feministas ha sido puntal en que las personas, sobre todo mujeres, visibilicen y denuncien estos hechos".

Postura que comparte la sicóloga infanto juvenil de la Clínica Vespucio, Ronny Cruz, quien asegura que "ya no es normal que tu pololo te zamarree, te apriete el brazo o te obligue a tener relaciones sexuales. Creo que el contexto social pone a la mujer como víctima de esta situación en lugar de buscar una razón por la cual pueden haber sido violentadas, pues eso no corresponde".

¿Ha aumentado la violencia en las relaciones de adolescentes? La directora del Instituto Nacional de la Juventud, María Asunción Cekalovic, aclara que no. "En base a los datos de la 9° Encuesta Nacional de Juventud, se ve una mayor prevalencia en actitudes tradicionales de violencia (física, sicológica, sexual) en población adulta que en joven. De hecho, en la propia población de entre 15 y 29 años, el tramo 15-19 declara una menor ocurrencia de estos hechos en relación al tramo 25-29 años".

Esto apunta a que no necesariamente existen más agresiones y sí una mayor decisión a denunciar estos hechos.

Brechas de género

Al analizar los datos del Minsal, del total de casos de 2019 se despliegan dos grupos: adolescentes que presentan violencia de pareja/pololo y jóvenes víctimas de violencia sexual, siendo este último el de mayor brecha entre hombres y mujeres: mientras los hombres presentan 246 casos, las mujeres alcanzan los 1.860.

Para la directora del Servicio Nacional de la Mujer y la Equidad de Género (Sernameg), Carolina Plaza, es evidente que las acusaciones por violencia en adolescentes son mayores en mujeres. Lo anterior, porque "los hombres históricamente tienen una menor convicción a denunciar cuando se trata de violencia sexual, porque hay un mal entendimiento de posición de la pareja".

Perspectiva que reafirma el siquiatra infanto juvenil de la Red de Salud UC, Jonathan Bronstein. "Si bien esa cifra muestra una realidad de que hay más violencia del hombre hacia la mujer, debe existir más de lo que dictan esas cifras, porque también para el hombre hay más estigma y sensación de humillación", dice.

La vocera de la Red Nacional Contra la Violencia a la Mujer, Lorena Astudillo, reflexiona: "El debate ha permitido comprender que la violencia estructural es mucho más amplia, y las mujeres no solo las recibimos cuando estamos en relaciones formales, que es casada o conviviendo con alguien, sino que, al ser cultural, es un patrón que es aprendido desde la niñez".

A pesar de las brechas, para Ciocca es llamativo que la violencia hacia hombres y mujeres, en el tramo de menores de 10 a 14 años, sea relativamente similar. "Eso puede demostrar dos cosas; o que las mujeres están siendo más violentas, o que los hombres se están atreviendo a reconocer que son violentados por mujeres, lo que hasta hace unos años era inconcebible de reconocer por un hombre, porque era un signo máximo de debilidad".

Protocolos

La subsecretaria Daza expresa que existe una serie de protocolos en los centros de salud para abordar los casos de violencia en adolescentes. "Si es un menor, hay que notificar a la fiscalía y tomar las medidas legales. Y si es un mayor de edad, apoyarlos en hacer la denuncia. Pero también se hace un acompañamiento para apoyar los casos de violencia sexual, especialmente considerando que una gran mayoría viene de relaciones cercanas".

Ciocca, quien trabaja en el servicio público de salud, explica que para evaluar a un adolescente se debe aplicar el Examen de Salud Adolescente, el que incluye la pregunta de violencia en el pololeo. "Primero debo hacer un examen del menor con sus padres, y luego con él o ella solo. Por ley, si nosotros tenemos la develación de un abuso sexual o de una violación, debemos denunciar. Uno en general ayuda a que los adolescentes puedan conversar esto con algún familiar para ayudarlos en la protección, dependiendo de quién haya sido el abusador", dice.

En caso de que el niño o adolescente decida no denunciar, el personal de salud igualmente se encuentra en la obligación de dar aviso por medio de fiscalía o el Tribunal de Familia, para que se apliquen las medidas de protección.

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