Es un nivel de contagio muy alto. Es como si aquí, en la Región Metropolitana, tuviésemos ocho mil o 10 mil casos (diarios). La red asistencial ha podido dar respuesta, (pero) estamos aeroevacuando a un promedio de dos pacientes diarios.

Así definió el subsecretario de Redes Asistenciales, Arturo Zúñiga, la situación que vive la Región de Magallanes, tras la nueva oleada de contagios por coronavirus que se inició a fines de julio.

Y si bien a mediados de abril la zona tuvo -o así, al menos, se estimó- un primer peak de la enfermedad, el panorama actual es diametralmente más complejo. Mientras en el episodio inicial la jornada más crítica fue el 11 de abril, cuando se reportaron 50 contagios, cinco meses después, el 25 de septiembre, se confirmaron 282 nuevos casos. Y con subidas y bajadas, el brote no parece ceder: ayer el Minsal informó 132 infectados y una positividad que se eleva al 33%.

¿Segunda ola?

Para el epidemiólogo de la U. de Chile Gabriel Cavada, no hay dudas: la progresión del virus durante las últimas 10 semanas corresponde a la “gran ola” de contagios. Para atrás, entre abril y mayo, “lo que se puede decir es que hubo una cantidad relativamente pequeña de casos”.

En este panorama, el experto descarta que el caso de Magallanes se trate de un rebrote, y sindica como un punto crucial de la curva de contagios la semana del 27 de julio. Así, considerando esa fecha, son 7.076 los casos registrados en esta ola, es decir, el 82% de los 8.646 contagios totales confirmados en la zona.

“Hasta antes del 27 de julio, desde marzo, hubo un crecimiento de la epidemia y una meseta. Definitivamente, lo que hubo ahí, más que un relajamiento de las medidas sanitarias, fue una anulación de las medidas”, señala Cavada.

El experto agrega que a una semana del 27 de julio, el 3 de agosto, ya se registraba un R efectivo -es decir, a cuántas personas contagia un caso- que indicaba a todas luces un brote en pleno desarrollo. “Había 48 contagios nuevos con un R efectivo de 3,6, es decir, que contagiaron a casi cuatro personas cada uno. Ahí se puede identificar este reventón. La primera supuesta ola fueron indicios de ola, la gran ola es ahora”, afirma.

Desde el Consejo Asesor Covid-19, la epidemióloga María Teresa Valenzuela plantea que sí se trata de una segunda ola y que si bien a inicios de la pandemia “hubo un aumento importante en abril, es decir, un primer brote epidémico en toda regla, esta ha sido una ola bastante más pronunciada. La diferencia es que ahí los casos tuvieron cuadros un poco más graves y ahora son más estables”.

Medidas

El descontrol de los casos, principalmente en la comuna de Punta Arenas, llevó a que el gobierno adelantara el toque de queda a las 20.00, mientras que en el país se mantiene desde las 23.00 a las 05.00.

El alcalde de Punta Arenas, Claudio Radonich, apunta que aunque la medida aporta, debe sumarse una amplia fiscalización. “Los toques de queda bajan la movilidad, pero tienen que ir acompañados de otras medidas. Por ejemplo, tuvimos el caso de un pequeño restaurante, con delivery, que tenía 400 permisos colectivos de trabajo”, relata.

La recién asumida intendenta de Magallanes, Jennifer Rojas, dice que el aumento de los contagios puede deberse a una variación genética del virus, algo que estudian universidades de la zona. Sin embargo, y al igual que Radonich, enfatiza que “necesitamos bajar la movilidad, especialmente en Punta Arenas, y para ello se debe cumplir y respetar la normativa; el uso de los permisos debe ser responsable”.

Para el académico de la Usach Claudio Castillo, la cara más “benigna” que muestra el brote responde, al menos en parte, a la condición socioeconómica de la región: “Es la zona con menos pobreza del país, por lejos”. El académico dice que las fallas apuntan a una mala coordinación en el gobierno local (servicio de salud, seremi y municipio) y a una baja implementación de la estrategia de testeo, trazabilidad y aislamiento.

El promedio nacional es de 2.672 casos por 100 mil personas y Magallanes está en 4.758, lo supera con creces. y no debería ser, pues las particularidades geográficas y socioeconómicas de Magallanes están dadas para hacer una contención rápida y efectiva del brote.

Claudio Castillo, académico Usach

Refuerzo

Desde agosto se ha enviado a 49 funcionarios de salud -entre médicos intensivistas, enfermeras y técnicos- para reforzar la labor clínica contra el Covid-19. Además, los traslados de pacientes desde Magallanes a otras regiones por vía aérea -que se reanudaron a fines de agosto- ya suman 39, cifra que supera ampliamente las 15 aeroevacuaciones que se realizaron durante abril.

Zúñiga recalca que “estamos poniendo a disposición de Magallanes la red integrada total, ya sea con funcionarios, equipamiento y traslados de pacientes”.

Además, y aunque se han enviado 42 equipos -entre cánulas de alto flujo, cascos C-PAP, monitores y ventiladores mecánicos invasivos-, desde el nivel central se enviarán a la región otros ocho respiradores no invasivos.