Francisco Javier González, académico Instituto de Historia de la U. de los Andes: "Guste o no, el rodeo representa algo muy identitario en la conciencia chilena"

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El especialista ahonda en los mitos, historias y verdades tras nuestra celebración patria. Que en 1810 las ramadas no tenían cueca y en vez de chicha servían "chacolí". Que entre 1819 y 1837 se celebraron "dos Fiestas Patrias". Que en 1837, el intendente Vicuña Mackenna prohibió el palo ensebado porque causaba accidentes. Dos siglos de anécdotas.


Hoy y antaño. "Indudablemente que se han producido cambios. Por ejemplo, en 1810 no era la cueca el baile popular en las ramadas y tampoco era la chica la bebida más típica de la ocasión, se bebía preferentemente el chacolí", explica Francisco Javier González, académico del Instituto de Historia de la Universidad de los Andes, respecto de la forma como los chilenos celebramos las Fiestas Patrias. Así, desmenuza el ajetreo que el país vive esta semana. Este es su juicio. Su lectura.

La actual celebración del 18, ¿qué es lo que más ha mantenido?

El elemento más permanente de la celebración dieciochera parece evidente que son las fondas o ramadas. Estas tienen un origen que se remonta al mundo rural durante el periodo colonial. Para la trilla o las labores de marca, apartamiento y matanza del ganado, realizadas en épocas de verano, era frecuente construir ramadas donde los peones podían "hacer un aro" o tomarse un descanso cobijado bajo la sombra. Hay testimonios de viajeros que señalan que, por lo menos en las trillas, en las ramadas se instalaban unas cantoras y se bebía algo de vino u otra bebida alcohólica. Siendo la sociedad chilena de fuerte contenido rural, las ramadas comenzaron a ser frecuentes en los pueblos y ciudades para la celebración.

La cueca pareciera tener un segundo aire, tal vez por la cueca brava, pero hoy es más valorada por los jóvenes que hace un par de décadas...

Sobre el origen de la cueca, mucho se ha escrito. Algunos le asignan influencia africana, más en concreto de la danza de Guinea llamada lariate. Otros, como José Zapiola, la entroncan directamente con la zamacueca, llegada a Chile desde el Perú pocos años después de la Independencia. No faltan quienes le asignan un origen precolombino, como tampoco los que señalan que deriva del fandango andaluz o de bailes y cantos del sur de la península durante el largo período de dominación árabe. Como se ve, no hay un consenso sobre sus orígenes. Pero lo que queda claro es que, a partir de mediados del siglo XIX, se fue imponiendo como la expresión más representativa de nuestro folclor. Me parece que, efectivamente, en los últimos años se ha producido un renacimiento de la cueca, pero que no lo veo tan ligado a la llamada cueca brava de origen más urbano. Me parece que la respuesta está más ligada a un creciente interés por enseñarla y resaltarla a nivel de establecimientos educacionales. Por otra parte, creo que este mayor interés por la cueca también se inserta en la revalorización de las tradiciones, a través de la celebración de las fiestas en municipios e instituciones públicas.

¿Hay otras tradiciones olvidadas, como hacer un regalo de Fiestas Patrias o pintar la casa?

Más que anécdota, se trata de un curioso hecho. Entre 1819 y 1837 se celebraron en Chile "dos Fiestas Patrias". El primer 18 de septiembre que se celebró en Chile fue el propio de 1810. Se trató de una fiesta espontánea nacida del entusiasmo de los partidarios del trascendental paso que se había dado. En ella no faltaron las ceremonias religiosas, recepciones, música y fuegos de artificio. Dos años más tarde, el entonces jefe de gobierno, José Miguel Carrera, oficialmente determinaba que se celebrase con la mayor solemnidad el aniversario de la instalación de la junta. A partir de 1819, después de lograda la Independencia, el 12 de febrero (aniversario de la Batalla de Chacabuco) y el 5 de abril (aniversario de la Batalla de Maipú) eran días festivos en los que abundaban los conciertos, misas y desfiles. Con el tiempo se vio la necesidad de establecer un solo día en el que la patria estuviese de aniversario. Al menos eso pretendió Bernardo O'Higgins con el decreto de 5 de abril de 1821, que establecía que los días 11, 12 y 13 de febrero de cada año serían días festivos para conmemorar la Independencia.

¿Y qué pasó luego de eso...?

A partir de entonces, la fiesta de la conmemoración del triunfo de Maipú decayó, pero no así la celebración del 18 de septiembre, pues tal fecha continúo celebrándose solemnemente. Claramente, el 18 de septiembre ocupaba un lugar principal en la conciencia de los chilenos. Esta extraña dualidad festiva llegó a su fin con el decreto del ministro Diego Portales del 8 de febrero de 1837, que reducía el día 12 de febrero a una fiesta menor. El argumento para tal decisión era que la fiesta originaba "perjuicios de consideración al servicio público y a las ocupaciones de los particulares". En buen chileno, cortaba las vacaciones a todo el mundo.

Los antiguos juegos de pillar el chancho, las carreras de ensacados, el palo ensebado, ¿van en retirada?

No tengo una información amplia sobre el tema, pero todo parece indicar que van en retirada. En todo caso, el palo ensebado no siempre fue bien visto por las autoridades y por la prensa. Por ejemplo, en 1873, el intendente de Santiago, Benjamín Vicuña Mackenna, lo prohibió, medida que fue alabada por el articulista Fanor Velasco, pues lo consideraba un "brutal desnucadero que costeaba la autoridad". Seguramente hacía referencia a los accidentes que provocaba el juego.

¿Cuáles son el juego y el héroe patrio, a su juicio, que mejor representan la chilenidad?

Guste o no, el rodeo, y todo lo que conlleva, representa algo muy identitario en la conciencia de los chilenos. Respecto del héroe patrio, resulta difícil calificar a alguno que represente mejor la chilenidad. En el fondo, el mismo hecho de que alguien sea considerado héroe patrio, sea O'Higgins, Carrera u otros, manifiesta de suyo que en él se encarnan virtudes identificadas con el amor y el servicio a la patria.

La última polémica animalista es el rodeo. ¿Es realmente una tradición chilena que debiera cultivarse, o así como los zoológicos está out?

Ya expuse lo que veo respecto de este mundo. Frente a las críticas de algunos animalistas, me parece que la Federación de Rodeo ha tomado una serie de resguardos importantes en torno al tratamiento de los novillos. No veo que esta actividad esté en retirada, por el contrario, en los últimos años han crecido los clubes y asociaciones y cada vez atrae a más público.

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