El incierto futuro de 55 haitianos en Estación Central

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El sacerdote Pedro Labrín acoge en su parroquia al grupo de haitianos.

Isleños que pretendieron sin éxito subir al avión del Plan Retorno pasan los días en medio de la incertidumbre.


"¿Usted sabe cuándo sale el avión?". Eso es lo que pregunta Gostal Lapoint (60) a cada persona que ingresa a la parroquia La Santa Cruz, en Estación Central. Él es uno de los 55 haitianos que el pasado miércoles trataron, sin éxito, abordar el avión de la Fuerza Aérea (Fach) que el gobierno dispuso para los ciudadanos del país caribeño que quisieran volver voluntariamente a su país.

"Estos días nos han dado comida y han sido buenos con nosotros, pero de verdad queremos irnos", declara Lapoint. "He pensado en mi vida y en mi familia, pero no hay nada que pueda hacer. Tenemos que esperar que el gobierno decida que nos va a dejar ir", agrega.

En el patio de la parroquia, cinco haitianos se dan pases con una pelota de fútbol. Otros se distraen jugando al dominó.

Un carabinero encargado de la custodia del recinto incluso se dio el tiempo para jugar al básquetbol durante un rato con los migrantes, para amenizar la guardia. "Son humildes y tranquilos. Uno trata de ayudarlos, de animarlos. Es difícil el momento que ellos viven: no están en sus casas y esperan un viaje que quizá cuánto demorará", expresa el uniformado.

Para el párroco, el jesuita Pedro Labrín, la situación que viven sus huéspedes le recuerda el teatro del absurdo, especialmente la famosa creación de Samuel Beckett Esperando a Godot. "Es una obra pesimista, en la que el sinsentido de la espera se expresa dramáticamente. Creo que estas personas están viviendo la misma experiencia", argumenta.

Según el religioso, en el procedimiento para organizar los vuelos de retorno a la isla "no se consideraron elementos culturales, como las dificultades idiomáticas para comunicar el proceso, lo que se traduce en esta tragedia humana. Las cosas no se hicieron bien".

En la parroquia reconocen que la convivencia ha experimentado momentos tensos. "Están molestos, porque no tienen una respuesta concreta, una fecha clara de cuándo se van a ir. De a poco han ido sacando su rabia, aunque entienden que nosotros los estamos ayudando", relata Cristina Castro, secretaria de la parroquia.

El momento crítico se vivió el primer día. A la hora del almuerzo nadie comió en señal de protesta. En otro momento, incluso, se formó una fila de haitianos con maletas fuera de la parroquia, porque se corrió la voz, erróneamente, de que quienes consiguieran entrar en el templo tendrían un asiento asegurado en el próximo avión a Haití. La aglomeración obligó a cerrar con llave el acceso y a establecer horarios de entrada y salida.

El alcalde de Estación Central, Rodrigo Delgado, reiteró que el municipio gestiona operativos de salud, actividades deportivas, cul- turales y recreativas" como la que hoy (ayer) están viviendo en el Zoológico Metropolitano", indicó.

Desde el Departamento de Extranjería y Migración (DEM) explicaron que aún se están revisando los antecedentes de los 55 haitianos y que no hay una fecha definida para el segundo vuelo.

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