El ex ministro de Economía, Juan Andrés Fontaine, es uno de los profesionales que volverá al gabinete de Sebastián Piñera en su segunda administración, aunque esta vez desde Obras Públicas, cartera que no tarda en asemejar a "un barco grande, pero muy grande", y que el economista considera clave para el reimpulso de la capacidad de crecimiento de la economía. Fontaine subraya que uno de los focos centrales de su gestión serán las concesiones, apuntando a la necesidad de dar mayor celeridad y certidumbre a la inversión privada.

¿Cuál es su balance sobre la gestión del gobierno saliente en esta área?

Personalmente, aprecio el empeño que el ministro (Alberto) Undurraga puso en sacar adelante una cartera importante de licitaciones y de adjudicaciones de obras por la vía de las concesiones. Todos sabemos que el mecanismo de las concesiones al comienzo de este gobierno fue objetado por razones ideológicas, en mi opinión. Chile es un país pionero en las concesiones en el mundo. Las concesiones son una asociación público privada para desarrollar determinadas infraestructuras que ha funcionado bien, han hecho un enorme aporte al desarrollo económico y social del país. Entonces vi con mucha desazón cuando se produjo esta discusión ideológica que paralizó las concesiones y creo que el ministro Undurraga puso un énfasis que me parece correcto en avanzar en la dirección de un programa masivo y contundente de concesiones. Dicho eso, sin embargo, debemos reconocer que estos proyectos suelen encontrarse con muchas dificultades después que son licitados.

¿Eso es lo que más le preocupa?

Hay casos impresionantes. Se acaba de echar a andar Vespucio Oriente, que fue licitado hace cuatro años y medio y recién está iniciándose la construcción. Eso crea demoras que son extraordinariamente costosas. Cuando los proyectos de inversión en buena infraestructura se retrasan, lo que se está sacrificando es el crecimiento potencial de la economía y el progreso social. Hay que agilizar los procesos de evaluación y aprobación ambiental y hay que hacer un debate respecto de esos estudios en el caso de obras públicas concesionadas, si se hacen antes de llamar a la concesión o después de la licitación.

¿A qué se refiere?

En el pasado, muchos de estos proyectos se licitaban una vez que ya tenían la Resolución de Calificación Ambiental (RCA). Hoy día no es así, primero se licita y después se hace el estudio ambiental. Esa es una fórmula que podríamos cambiar, para que haya rapidez para evaluar los costos posibles y también identificar los cambios que por razones medioambientales u otros tenga que experimentar el diseño de un proyecto que haya sido licitado. Lo que interesa es reducir las demoras. Nuestro mandato por parte del Presidente Piñera es agilizar los procesos, destrabar los proyectos, y eso significa no solamente destrabar las licitaciones, sino construir las obras. Este no es un ministerio de licitaciones públicas, sino de obras públicas. Entonces creemos que es sumamente importante poner el énfasis en sacar adelante los proyectos, no solamente las licitaciones. La otra observación que tenemos de la situación actual es que tenemos una cartera amplia de proyectos recién licitados o incluso recién adjudicados, pero cuando uno mira hacia adelante, la tubería está bastante más vacía, hay una cierta sequía de proyectos

¿Qué opina sobre las concesiones en materia de hospitales?

El caso de los hospitales es el que mejor ilustra que por razones ideológicas se detuvo el programa de hospitales que venía del gobierno anterior. Mientras el Hospital Félix Bulnes se concesionó y está prácticamente listo, en vías de ser lanzado, el Sotero del Río, pese a estar ya adjudicado, el gobierno de la Presidenta Bachelet retiró de la Contraloría la toma de razón del proyecto, y hasta el día de hoy es un sitio eriazo. Son dos proyectos que partieron al mismo ritmo, compartieron el mismo momento, y mientras uno está terminado, el otro todavía no parte. Creo que eso ilustra bien que fue un error haber abandonado el uso de este instrumento de concesiones, sin perjuicio de que hay complejidades.

Los hospitales de Maipú y La Florida son los primeros reales funcionando. Hay quienes señalan que fue un error dejar la administración también en concesión…

Bueno, la concesión no solamente de la construcción, sino también de la operación de ciertos servicios es una formula perfectamente válida y hay que ver cómo se diseña en la base de la licitación una regulación adecuada de los estándares de calidad que se le exigen al prestador de esos servicios. Pero eso es bastante habitual hoy en el mundo. Hay muchas concesiones que se están haciendo en Australia, es Estados Unidos, Canadá, España e Inglaterra, que son no solamente de construcción, sino que de servicios, de manera que eso es un camino perfectamente válido, que hay que analizarlo caso a caso.

¿El Metro también?

En el caso de las líneas de Metro, en Londres se ha utilizado ese sistema. Está en el programa de gobierno estudiar esa opción, hay una definición programática de ampliar fuertemente la red de Metro y la concesión es un camino viable que tiene ciertas ventajas.

En materia de carreteras, ¿evalúan incorporar cambios en los futuros contratos?

Hay muchas cosas que tienen que ver con la eficiencia con la que se utilice una determinada inversión en infraestructura, pensando que a futuro cada vez habrá mejoras tecnológicas que permitirán usar la misma infraestructura con más eficiencia. Ese es un tema que las nuevas bases de licitación tienen que tomar en cuenta. Los temas de seguridad de las carreteras, de los peajes de entrada y salida, que hay que revisar también. Hoy en día es inconcebible que tengamos una red tan desarrollada de infraestructura y sigamos teniendo el grueso de los peajes en forma manual, entonces nuestro propósito en el ministerio es poner en práctica un calendario acelerado para avanzar en un sistema de peaje inteligente, el denominado free flow.

¿Se fijan un plazo para eso?

No vamos a fijar metas mientras no tengamos las conversaciones que hay que tener con las concesionarias, pero el objetivo sí lo tenemos definido: darle prioridad a esto que en el programa de gobierno se llama Chile sin Barreras, sin barreras de peajes, y eso se asocia al concepto de que las carreteras no solamente permitan reducir los tiempos de desplazamiento de las personas y de las cargas y por esa vía dar más movilidades a las personas y a los productos, sino también que mejoren la experiencia de uso de las carreteras. Temas como peajes inteligentes, buena señalética, el tema de los avisos camineros, áreas de descanso, por ejemplo que tengan Wi Fi, ese tipo de cosas es una parte importante de considerar en los futuros diseños de bases de licitación. Ocho de las vías estructurantes de Chile expiran su contrato en los próximos años, en consecuencia, podrían ser relicitados y deberían tener ese concepto de trafico.

La situación del puente Cau Cau es uno de los casos más cuestionables que ha enfrentado el MOP en el último tiempo, incluso, es materia de broma en cualquier rutina de humor. ¿Cómo esperan solucionarlo?

Para nosotros lo más grave no es eso, lo más grave es que los valdivianos llevan años y años esperando una solución y durante los últimos cuatro años esa solución no ha llegado. Nuestro compromiso es, efectivamente, darle una solución técnica a este problema. Estamos a la espera, o sea, vamos a recibir prontamente los informes técnicos correspondientes, hay una empresa internacional a la cual el ministerio le ha encargado dar su opinión respecto de qué solución es la más adecuada, ya sea reparar lo que hay o demoler y volver a hacer. No podemos pronunciamos mientras no tengamos la recomendación técnica correspondiente, pero nuestra decisión es actuar en base a las recomendaciones técnicas y proceder a solucionar el programa.

¿Eso significa tener un puente funcionando?

Yo debo reconocer mi ignorancia, no sé cuánto se demora la construcción, pero resolver el problema al final, obviamente, tiene que tener al puente operando. Para mí resolver el problema es tomar un curso de acción, lo que no parece aceptable es pasar cuatro años sin que realmente se resuelvan las únicas dos opciones que en realidad son concebibles: reparar o demoler.

"Es un acto de confianza del Presidente darme esta responsabilidad"

Descarta algún sentimiento encontrado tras su salida del gabinete en la primera administración Piñera y dice que el principal desafío es retomar la capacidad de crecimiento.

¿Qué lo motivó a aceptar la propuesta de encabezar el Ministerio de Obras Públicas?

Primero, una motivación profesional. Tengo una vocación por las políticas públicas que he ejercido desde el gobierno y desde el sector privado. He estado permanentemente involucrado en políticas públicas tanto en una línea macroeconómica como con el objetivo de elevar la capacidad de crecimiento de la economía chilena, que creo que es el principal desafío en materia de política económica. Y también tengo una motivación política de colaborar en el desafío de reencauzar a Chile por la senda del desarrollo, ya que los últimos cuatro años hemos tenido un semiestancamiento. Es sumamente importante retomar el rumbo del desarrollo y, por eso, cuando el Presidente me llamó para invitarme no tuve la menor duda.

Dicho eso, usted participó en la primera administración de Piñera como ministro de Economía y tuvo una salida bien bullada de la cartera, sorpresiva para muchos, cuando fue reemplazado por Pablo Longueira. ¿No fue un tema para usted al momento de aceptar ahora el MOP?

La oportunidad siempre es inesperada cuando hay un cambio de gabinete. Sin embargo, tratándose de un cargo de confianza del Presidente, sabemos que está sujeto a cambios de estrategia. Por eso no tuve en ningún momento algún sentimiento personal. Esta inestabilidad laboral, por decirlo de alguna manera, no le resta al atractivo profesional y personal que significa sumarse a la posibilidad de reencauzar a Chile en el desarrollo. Participar desde el Ministerio de Obras Públicas me parece extraordinario y sumamente atractivo.

¿Y se sorprendió cuando lo llamo el presidente para integrarse al gabinete?

Como había estado trabajando en el diseño del programa de gobierno no lo descartaba, obviamente. Me sorprendió sí que fuera para Obras Públicas, más bien pensaba que podría volver a ser Economía u otra cosa de ese orden. Pero insisto en que creo que es un desafío muy atractivo y un acto de confianza por parte del Presidente de darme esta responsabilidad

Una de las iniciativas emblemáticas que usted impulsó en Economía fue la Ley de Pesca, que luego con su sucesor tuvo cambios significativos y que ha sido muy cuestionada. De hecho, el futuro ministro de Economía, José Ramón Valente, ha señalado que es una normativa que se va a revisar. ¿Es una mala ley la que se aprobó finalmente?

Lo que dijo el futuro ministro de Economía es lo que está en el programa de gobierno del cual yo participé en su elaboración. Por eso suscribo plenamente lo que está escrito en el programa, que es la necesidad de hacer una revisión de ciertos aspectos de la ley. Más allá de eso prefiero no pronunciarme, porque es un tema que no está en estos momentos en mi ámbito.

¿Cuáles cree que son las principales diferencias entre los desafíos que tiene esta segunda administración Piñera respecto de su primer gobierno?

Hay una ciudadanía más activa y más exigente, lo cual lo creo positivo, es un signo de progreso. Creo que la alta votación que obtuvo el Presidente Piñera en la elección revela que una mayoría de los votantes piensa que efectivamente la manera de satisfacer esas exigencias que ellos mismos están imponiendo es con una economía más próspera. En consecuencia, creo que el principal desafío es asegurar que la economía retome un ritmo de crecimiento en el empleo, en la productividad y la inversión. Para esto, Obras Públicas es una de las herramientas principales.

¿Hay alguna autocrítica respecto de ese primer gobierno, errores que no se quieren volver a repetir?

Se han hecho autocríticas efectivamente respecto de varios temas de manejo de comunicaciones, de manejo político. Dicho eso, mi opinión es que el desempeño del gobierno fue sobresaliente. Los resultados económicos y sociales del primer gobierno de Sebastián Piñera son sobresalientes en cualquier comparación internacional que uno haga. Hay que considerar, además, el hecho del impacto enorme que tuvo el terremoto.

¿Hasta qué nivel podría alcanzar el crecimiento de la economía este año?

Prefiero no hacer ese pronóstico de la situación actual. Más allá del rebote que siempre ocurre después de un periodo de crecimiento muy bajo, mi preocupación es aumentar la capacidad productiva del país, la capacidad de crecimiento potencial, lo que requiere un esfuerzo muy importante de inversión pública y privada.