Las interrogantes que deja el paso de la misión Scicluna por Chile

Scicluna

Tras ocho días de trabajo en Santiago y Osorno, y luego de entregar su testimonio a la Fiscalía Metropolitana Sur por el caso maristas, el enviado papal regresó al Vaticano.


Este martes finalizó la visita de los enviados papales a Chile, el arzobispo de Malta, Charles Scicluna, y el sacerdote Jordi Bertomeu, quienes desde el pasado martes 12 desplegaron su trabajo pastoral y "de escucha" en Santiago y Osorno. Uno de los motivos del viaje era apuntalar la reconciliación de la comunidad osornina, dividida tras el paso del ya renunciado obispo Juan Barros Madrid.

Durante la mañana, antes de partir a Roma, el prelado maltés se reunió con la prensa y entregó su balance: "Ha sido una experiencia hermosa compartir con diversas comunidades, llenas de hombres y mujeres que, todavía con sus heridas a cuestas, nos han abierto su corazón".

También agradeció "la confianza que han depositado en nosotros tantas personas que nos han solicitado audiencias o enviado cartas y documentos". Y subrayó que "nos hemos reunido con cientos de personas en la Nunciatura Apostólica, en Santiago, y en la amada Diócesis de Osorno".

La visita, sin embargo, también abre interrogantes respecto de la crisis que vive la Iglesia Católica criolla.

El misterio de Barros

El pasado lunes 11, un día antes de la llegada de la misión, el Papa Francisco le aceptó la renuncia al cuestionado obispo de Osorno, Juan Barros Madrid, apuntado como supuesto encubridor de Karadima, y lo reemplazó por el administrador apostólico Jorge Concha Cayuqueo. Pero, hasta ahora, no se ha explicitado cuál es la razón para haber aceptado esa dimisión. En el caso de las renuncias de Valparaíso (Gonzalo Duarte) y Puerto Montt (Cristián Caro) fue por edad, pues ambos superaban el límites de 75 años. No ocurre lo mismo con Barros.

Si se debe a un eventual encubrimiento, ¿no se debe abrir una investigación? Scicluna apuntó que "este asunto (la aceptación de la renuncia) es del Santo Padre. La decisión sobre un obispo es una decisión soberana de él".

¿Su informe a la fiscalía?

Los históricos allanamientos del OS-9 de Carabineros del miércoles 13 a la Diócesis de Rancagua y al Tribunal Eclesiástico de Santiago, para incautar documentos sobre denuncias de abuso sexual, marcaron un precedente. En ese momento, el arzobispo de Malta recalcó el deber de la Iglesia de "colaborar con la justicia civil". De hecho, esa misma tarde se reunió con el fiscal nacional, Jorge Abbott.

Actualmente, la Fiscalía Nacional evalúa la posibilidad de solicitar el Informe Scicluna, aquel documento de 2.300 páginas que el arzobispo elaboró en su primera visita a Chile, en febrero pasado. ¿Se lo entregarán? El prelado dijo que "el informe no es mío, es del Papa Francisco. Cada demanda, cada petición, debe ser entregada al Papa, que como pastor de una Iglesia tiene jurisdicción no solamente en la forma externa, sino también en el foro de conciencia. Y hay que respetar no solamente la libertad de la autonomía de la Iglesia, sino también en el foro de conciencia".

Oficina "sin obispo"

Este martes se ratificó la creación de una oficina en las Obras Misionales Pontificias para recibir denuncias de víctimas o testigos de abusos de poder, conciencia y sexuales. La misión papal también informó sus integrantes. "Luego de reunirnos en varias oportunidades con los miembros del Consejo Nacional de Prevención de Abusos de la Conferencia Episcopal (Cech), hemos estimado oportuno que sean algunos de sus expertos quienes asuman esta tarea transitoria en nuestro nombre", sostuvo Scicluna.

Se trata de Pilar Ramírez, la actual coordinadora nacional del consejo; Josefina Martínez (sicóloga), la religiosa Marcela Sáenz y los sacerdotes Larry Yévenes y David Albornoz. En la Cech se informó que "los restantes consejeros, es decir su presidente, el obispo Juan Ignacio González (San Bernardo), y la abogada Ana María Celis, continuarán abocados a las labores propias del consejo". Por parte de Scicluna no hubo explicación de por qué se dejó fuera de esta tarea al obispo González , quien hace un mes reemplazó al prelado Alejandro Goic en ese cargo de prevención de abusos.

Por qué Santiago

A fines de mayo, cuando se confirmó la segunda visita de Scicluna a Chile, llamó la atención de que, además de Osorno, el prelado se quedara cuatro días en Santiago. Más allá del alojamiento y trabajo en la Nunciatura Apostólica, se especuló respecto de si habría anuncios de cambios en esta diócesis, cuyo titular (el cardenal Ricardo Ezzati) ya superó los 75 años y donde hay tres casos de alta connotación: Karadima, maristas y el autodenunciado canciller del arzobispado. Una fuente de Iglesia asegura que Scicluna habría "estudiado" a los obispos auxiliares (Galo Fernández, Fernando Ramos y Cristián Roncagliolo) pensando en nuevos administradores apostólicos para diócesis en las cuales, dentro de poco, se aceptarían más renuncias de obispos.

Como testigo

En tanto, en una oficina de la PDI del aeropuerto, en calidad de testigo y durante 40 minutos, Scicluna entregó este martes su declaración a la fiscalía metropolitana sur, en la investigación por el caso maristas. En rigor, el prelado no es testigo de hechos, sino que conoce a eventuales víctimas. La interrogante es si su testimonio ampliará el mapa del Ministerio Público en esta indagatoria. Trascendió que no habló de casos ni testimonios, sino de la relación del Vaticano con las congregaciones. "Tenemos cerca de 25 personas que están siendo investigadas, pero también más de 30 víctimas", dijo más tarde el fiscal sur Raúl Guzmán.

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