Ministra Cubillos: "Obligar a leer un texto, a la larga, mina la vocación por la lectura"

Marcela Cubillos
La ministra apoyó el derecho de los alumnos a elegir sus lecturas. Foto: Agenciauno

Autoridades y artistas opinan en el marco de la polémica por la decisión de alumnos de un establecimiento de negarse a leer un texto de Pedro Lemebel.


Esta semana hizo noticia la decisión adoptada por un grupo de escolares de un liceo de Independencia, quienes decidieron no leer un texto del fallecido escritor Pedro Lemebel. Los estudiantes de tercero medio del Liceo San Francisco de Quito acordaron, en votación a mano alzada, rechazar el libro La esquina es mi corazón, que formaba parte de las lecturas complementarias que promueve el establecimiento. Algunos apoderados, en tanto, habrían comentado que con la lectura del texto se promovería una supuesta "homosexualización" de los jóvenes.

Desde el Ministerio de Educación aclararon que los programas de estudio de Lengua y Literatura de enseñanza media únicamente sugieren la lectura de determinados libros, pero los establecimientos son libres de sugerir otros. Añadieron que el citado texto de Lemebel no es de lectura obligatoria ni se encuentra en la lista de libros sugeridos en los programas oficiales, en ninguno de los niveles de la educación media.

Consultada por el tema, la ministra de la cartera, Marcela Cubillos, puntualizó que "hay que combinar dos cosas que son fundamentales: por una parte, condenar cualquier dicho o término homofóbico que se puedan usar por parte de estudiantes o apoderados de la comunidad educativa y, por otra parte, me parece deseable que busquemos que, en la enseñanza media, los jóvenes y la comunidad educativa puedan elegir con mayor libertad cuál es la lectura complementaria que quieren hacer".

"Siempre me ha parecido que obligar a leer un texto u otro, independiente de los autores y la temática, a la larga, mina la vocación por la lectura", añadió la secretaria de Estado.

Reacciones en el Congreso

Para la diputada María José Hoffmann (UDI), "el problema queda resuelto de inmediato, porque no es una lectura obligatoria".

"Hay que avanzar en dar mayor autonomía a los profesores y directores de establecimientos, pero me parece bien que los estudiantes tengan una opinión, más allá de la polémica que genere la figura puntual", agregó.

Por otra parte, el diputado Gonzalo Winter (MA) cree que, "en principio, los jóvenes deben leer lo que les dé la gana, pero mi recomendación es a la amplitud de mirada".

"Considero que es muy peligroso que los jóvenes comiencen a autocensurarse. Cabe recordar que los peores episodios del ser humano han empezado con quemas de libros", recordó.

El ineludible Lemebel

Más allá de la polémica, representantes del ámbito literario y cultural hicieron sus planteamientos en torno a la pertinencia de incluir o no la obra de Lemebel en los planes de estudio de la enseñanza secundaria.

Para Matías Rivas, escritor y director de publicaciones de la Editorial UDP, "cada uno sabe dónde le aprieta el zapato, pero perderse a Lemebel, estéticamente, es un error".

"Me parece que él vale por su prosa y sus crónicas, antes que todo. Es un autor bastante central e ineludible del siglo XXI, porque fue capaz de mostrar algo que los chilenos no habían visto pero que, curiosamente, la mayoría de los chilenos se sintieron atraídos por eso: la marginalidad".

Respecto a su aporte a la literatura nacional, Rivas admite que "es una prosa cruda. La literatura no tiene por qué eludir la realidad. Lemebel trabaja con las palabras que ocupa la gente en la calle, que habla en las poblaciones, y es capaz de darle a eso un espacio".

Sergio Parra, poeta y librero, apuntó que a mediados de los 80 "la prosa de Pedro no solo era rechazada porque había una dictadura, pues también había un rechazo a la homosexualidad en todos los partidos políticos, tanto de derecha como de izquierda". "En la obra de Lemebel hay un talento extraordinario para poder trasladar las voces de las calles, el habla callejera, a la escritura. Eso es algo que a muchos escritores les gustaría tener".

Para Parra, "esto de la negación de los estudiantes a leer tiene que resolverse con diálogo. Tienen que conversar en la sala y ver estos temas, porque la sociedad chilena está cambiando".

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