Raúl Sáez, mayor de Carabineros que desactivó bomba enviada a Rodrigo Hinzpeter: “Todos los que tocaron ese artefacto estuvieron en peligro de muerte”

El oficial del Gope relató cómo fueron las dos horas en que trabajó para neutralizar el artefacto. “Lo mínimo que uno arriesga es perder la mano”, dice.


En 2012, cuando Francisco Solar y Mónica Caballero fueron absueltos del “caso Bombas 1” y alistaban una nueva vida en España, el mayor del Gope Raúl Sáez también se estaba en la península ibérica, realizando un curso sobre desactivación de explosivos. Siete años después, tuvo que aplicar en Chile lo aprendido en Europa, en una bomba que se imputa a Solar.

El 25 de julio de 2019, el mayor Raúl Sáez, instructor del Gope en la International Association of Bomb Technicians & Investigators, fue el encargado de desactivar la bomba que, según la Fiscalía Sur, Solar envió al exministro del Interior Rodrigo Hinzpeter, a su oficina en Las Condes.

¿Había visto una bomba similar?

Sí, me había tocado ver una bomba de estas características. Eso sí, lo llamativo de este elemento eran los 105 gramos de dinamita que tenía en su interior, lo que la hacía muy peligrosa.

¿Qué tan peligrosa era?

Si se hubiese activado, mataba a la persona que abría la caja. Esta bomba era 10 veces más destructiva que la que estalló en la 54° Comisaría de Huechuraba, donde el artefacto que explotó ahí tenía pólvora y no dinamita. La pólvora tiene un poder de expansión de 400 metros por segundo, en cambio, la dinamita es de 4.500 metros por segundo.

Esta bomba fue enviada por correo desde El Bosque hasta Las Condes. Casi cruzó Santiago en una camioneta y fue manipulada por muchas personas. ¿Pudo estallar en ese viaje?

Si bien el sistema de activación que tenía el artefacto estaba dado para que estallara cuando la persona lo abriera, igual tenía un componente de riesgo, ya que es un elemento de fabricación artesanal. Ante cualquier movimiento brusco, pudo ser activado, por lo que todos los que tocaron ese artefacto estuvieron en peligro de muerte.

¿Cómo trabajaron con esta bomba al detectarla?

Cuando estábamos trabajando en la 54° Comisaría de Huechuraba nos avisan que estaba este elemento en Quiñenco. Nos trasladamos al lugar, activamos los protocolos de aislamiento, usamos el equipo de Rayos X y confirmamos de qué se trataba. En seguida, la sacamos en una frazada especial y la llevamos hasta nuestras dependencias en Cerrillos, en un camión del Gope que se llama “transportador de explosivos”.

¿Qué ocurre después?

La bajé del camión y la cargué hasta una zona de seguridad, la depositamos en el lugar y empezamos a trabajar. Lo primero que hay que estar claro para desactivarla es que hay que tener los conocimientos para hacerlo, porque nadie se va a querer suicidar. Acá lo mínimo que uno arriesga es perder la mano. Se hace la valoración de riesgo y se decide desactivarla.

Estallar o desactivarla

¿Cómo se enfrentó a la disyuntiva de hacerla estallar o desactivarla?

Quiero destacar que el Gope tiene 40 años de experiencia y no todas las policías saben desactivar un artefacto de esta magnitud. Por eso la relevancia de esto, donde lo fundamental en este caso era resguardar la evidencia, y algo tan clave como el ADN que se podía encontrar ahí. Al final, eso fue fundamental.

¿Cuánto duró ese proceso de desactivación y cómo fue ese momento?

Duró dos horas. Comencé con luz de día y terminé con luz artificial. Ahora, también se debe aclarar que yo no estoy solo, detrás mío había un equipo completo de policías apoyando en esta labor, es lo mismo que pasa con un doctor en una cirugía. Además, es un momento de mucho estrés, pero nos hemos capacitado para eso, tanto en Chile como en el extranjero, en la Guardia Civil y el FBI, por ejemplo.

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