Un protocolo para la muerte

"El rector Sánchez está trabajando con especialistas en bioética en un desafío que genera muchas preguntas inquietantes. ¿Llegaremos a tener que poner una edad de tope de ingreso a la unidad de cuidados intensivos?, es una de ellas".



Al cumplirse, casi, un mes desde que se conoció en Chile del primer contagiado por coronavirus –un joven pediatra que llegó de su luna de miel por el sudeste asiático- se comienza a elaborar un protocolo ético que guíe al personal médico en el manejo en caso de muerte de un paciente para estar preparados al momento de comunicárselo a su familia y –quizás más duro- que lo oriente para cuando tenga que tomar la decisión de definir quién vive y quién muere.

El encargado de esa tarea es el rector de la Universidad Católica, Ignacio Sánchez, quien integra la Mesa Social por COVID 19 conformada por autoridades de gobierno, alcaldes, Colegio Médico y especialistas. Sánchez -médico de profesión- entregará en los próximos días su propuesta.

Ante el colapso del sistema de salud en otros países, el dilema de decidir quién será apto para medidas como la utilización de ventiladores u otras de carácter intensivo o incluso quién califica para hacer uso de una cama en un centro hospitalario ha sido recurrente.

En Chile ya superamos la barrera de 3000 contagiados y los muertos –al momento de escribir esta columna- llegan a 16; las medidas de aislamiento social –la mayoría voluntaria, pero también obligadas por cuarentenas totales en varias comunas del país y los constantes llamados a mantener –por ejemplo- lavadas las manos y evitar contactos físicos no evitarán que los casos aumenten, aunque los esfuerzos están en evitar el eventual colapso del sistema de salud.

En Italia, por ejemplo, donde el coronavirus ha proliferado con especial velocidad y dureza, se optó por garantizar tratamientos intensivos a pacientes con mayores posibilidades de éxito terapéutico, lo que en la práctica significa priorizar en general a los más jóvenes.

El rector Sánchez está trabajando con especialistas en bioética en un desafío que genera muchas preguntas inquietantes. ¿Llegaremos a tener que poner una edad de tope de ingreso a la unidad de cuidados intensivos?, es una de ellas.

Lo importante del protocolo es que los criterios sean claros y que –llegado un nivel de crisis del sistema sanitario- factores como la condición socioeconómica, nacionalidad, sexo o plan de salud no sean condicionantes para el acceso a tratamientos.

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