Vaticanistas aseguran que cita será clave y marcará precedente

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"Ninguna otra Conferencia Episcopal querrá terminar en la situación de la chilena", dice el experto italiano, de la revista L'Espresso, Sandro Magister.


"En lo que me toca, reconozco, y así quiero que lo transmitan fielmente, que he incurrido en graves equivocaciones de valoración y percepción de la situación, especialmente por falta de información veraz y equilibrada", escribió el Papa, en la carta que el 8 de abril pasado envío a los obispos chilenos.

El hecho, producido menos de tres meses después de una visita a Chile, que diversos vaticanistas, como Ross Douthat -autor de To Change the Church: Pope Francis and the Future of Catholicism- no dudaron en calificar de "desastrosa", volvió a concentrar la atención en la situación de la Iglesia chilena y en el caso del obispo Juan Barros.

Como destacó el biógrafo de Francisco, Austen Ivereigh, a La Tercera, "la carta es extraordinaria, porque no es normal que un Papa admita graves errores de juicio; es una muestra de tremenda humildad y capacidad de autocorregirse". Pero en ella el Pontífice también llamaba a los obispos chilenos a reunirse con él para "dialogar sobre las conclusiones de la visita "del arzobispo de Malta, Charles Scicluna, "y mis conclusiones".

La convocatoria a toda la Conferencia Episcopal chilena trajo a la memoria lo sucedido en abril de 2002, cuando tras los escándalos en el Arzobispado de Boston, el Papa Juan Pablo II citó a 12 cardenales estadounidenses y al presidente y vicepresidente de los obispos de ese país a Roma, para abordar la crisis.

El encuentro permitió establecer la política de tolerancia cero que cambió la forma no solo de enfrentar el tema en EE.UU., sino que en el resto del mundo. Y también recordó la carta que envió el Papa Benedicto XVI en marzo de 2010 a los católicos irlandeses tras las masivas revelaciones de abusos reunidas en el llamado Informe Ryan, en la que calificó los hechos de "vergüenza" y conminó a los obispos a adoptar acciones concretas para recuperar "el respeto del pueblo irlandés" y "alentar a los laicos" a que ocupen un papel más activo en la Iglesia. Desde entonces, en todas las parroquias irlandeses hay un encargado de proteger a los niños y se creó el Consejo Nacional para la Protección de Niños.

"Reunión histórica"

Por eso, lo que suceda desde hoy en Roma ha despertado interés más allá de las fronteras de Chile. "Será una reunión histórica, que marcará el paso de la tolerancia cero teórica a la tolerancia cero concreta y real en dos ámbitos: el abordaje de la plaga de la pederastia y en el cambio del chip de la jerarquía para que los obispos pasen de príncipes y señores a servidores", señala el director del sitio español Religión Digital, José Manuel Vidal.

Una mirada que comparte el editor de Vatican Insider y autor de nueve libros sobre el Papa Francisco, Andrea Tornielli, para quien la cita "representa un hecho importante y significativo". Si bien insiste en que no es un caso totalmente inédito, considerando lo sucedido con EE.UU. e Irlanda, "lo nuevo es que esta vez el Papa dijo claramente que se equivocó por haber recibido información no completa" y demuestra en el caso de Chile que "las leyes duras y las normas valientes no son suficientes si no cambia también la mentalidad encubridora, la mentalidad del peor clericalismo".

Para algunos vaticanistas como Sandro Magister, de la revista L'Espresso, el caso de Chile "funcionará como una señal de alarma, porque a ninguna otra Conferencia Episcopal le gustará terminar en la situación que terminó la chilena". Sin embargo, sobre las medidas que se tomarán en forma inmediata las opiniones son dispares.

Hay coincidencia de que lo más probable es que se aceptará la renuncia del obispo Juan Barros, pero sobre otras decisiones, la visión no es coincidente. "La incógnita es qué cosa decidirá el Papa sobre el cardenal Errázuriz, si mantenerlo todavía, por ejemplo en el C9 o no", dice Magister, que concluye: "Yo apuesto que lo mantendrá".

Mientras que el director de la agencia Aciprensa, el peruano Alejandro Bermúdez, cree que "las decisiones que ahí se tomen no se conocerán inmediatamente", aunque no descarta que -además de la salida de Barros- "el Papa podría tomar alguna decisión respecto de limitar la influencia del cardenal Errázuriz, que ha sido duramente criticado por las víctimas con las que el Papa se ha reunido recientemente".

Para Juan Vicente Boo, vaticanista del diario español ABC y autor de El Papa de la alegría, Francisco sí animará a los obispos "a pedir perdón de verdad, pues hay varios obispos negligentes que no lo han hecho, y a ponerse a la cabeza del país en cuanto a la prevención de abusos de menores". Si bien, según él, "el Papa aceptará la renuncia de los obispos que han gestionado mal este problema, el caso de abusos en Chile no se resolverá si no se aborda, sin tabúes, en toda la sociedad".

José Manuel Vidal va más allá y espera que los obispos "pidan perdón pública y sinceramente y compensen a las víctimas de los abusos moralmente, pero también económicamente". Mientras que Tornielli cree que "si su actitud antes fue la de rechazar las renuncias de unos obispos involucrados y ahora dice que no fue bien informado, creo que tendrá que reconsiderar la decisión anteriormente tomada".

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