Viracocha III alista su odisea desde Arica hasta Australia

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Hasta la tarde de ayer continuaban los trabajos para su traslado al mar.

Cientos de personas trabajaron ayer para "botarla al mar", luego de tres años en reparaciones.


Tres años ha tenido que esperar el expedicionario estadounidense Phillip Buck para poder "botar al mar" la Viracocha III, un barco hecho en su totalidad de totora y cuya construcción se inició en La Paz, Bolivia. Luego fue trasladada a Arica, donde se trabajó en su terminación y eventual zarpe.

Cuenta con 19 metros de largo, 4,5 metros de ancho y 2,5 metros de largo, ocho velas y tres mástiles para alcanzar la máxima velocidad. Todo realizado con cuerdas y totoras, una especie de junco proveniente de Huatajata, Bolivia.

El 4 de febrero del 2017, la tripulación ingresó la embarcación por el paso fronterizo Chacalluta arriba de un camión. Esto significó graves daños al transporte, que fue diseñado para flotar en el agua. Todo un año de preparación debió pasar, en el que la nave fue tomando forma.

El objetivo es probar la teoría de que los polinésicos pudieron viajar miles de kilómetros poblando distintas islas del océano Pacífico gracias a este tipo de transporte marino.

"Elegimos Arica porque es el centro de los lugares donde existían este tipo de balsas. Aquí en el Río San José se podían apreciar muchas totoras hace 100 años atrás. Además, es uno de los puertos más cercanos del lago Titicaca, por eso hay teorías que dicen que gente de allá llegó hasta acá para salir en estas embarcaciones", señaló Phillip.

La primera parada en esta travesía de 18.500 kilómetros será la isla Mangareva, en la Polinesia Francesa, trayecto que tomará cerca de 75 días. De ahí se trasladará hasta Tahití, pasará por islas Cook, isla Norfolk, para finalmente culminar en Sidney, en un viaje diseñado para durar 5 a 6 meses.

Previo al zarpe, la nave debe ser llevaba al mar, proceso que hará la tripulación a fuerza de brazos, tal y como ocurría hace cientos de años y que se inició ayer con la custodia de Carabineros y de La Armada, además del apoyo de cientos de personas que llegaron hasta el sector de La Puntilla en Playa Chinchorro.

Por ello se aflojaron los troncos que sostenían la embarcación, para luego ir sacando uno por uno los mástiles improvisados ante la atenta supervisión de Phillip Buck. Si bien el objetivo era llevarla al mar, hasta el cierre de esta edición continuaban esos trabajos. Aún quedando algunos detalles finales por ajustar, como la instalación del timón, la idea es que la Viracocha III descanse en el agua por dos semanas, para finalmente zarpar rumbo a Sidney el próximo 19 de febrero.

Tripulación

Tres de los diez tripulantes serán chilenos. Uno de ellos es Jorge Parra, encargado de hacer los más de 60 mil nudos que componen cada unión de la balsa. Oriundo de Copiapó y radicado en Arica, ha sido parte de los dos viajes realizados por las Viracochas anteriores. "Los nudos más comunes son el ballestrinque, el cabeza de turco, el unión y el engrasamiento. Yo aprendí de un viejito iquiqueño, Ernesto Romero, cuando iba a pescar con mis cuñados. Tres sabíamos este arte, han fallecido dos. Soy el único que va quedando", contó Parra, quien, además, es uno de los más veteranos de la tripulación. Junto a los chilenos y el estadounidense viajarán personas de Bolivia, Colombia, Francia e Inglaterra.

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