El adiós de Waitzer, el díscolo vicepresidente de SQM

Edward J. Waitzer

El canadiense Edward J. Waitzer es uno de los directores que no integrarán la nueva etapa de la compañía. Dice estar feliz de dar un paso al costado para ayudar a que la firma tenga el gobierno corporativo que merece. Soquimich "ha sufrido por no tener un directorio independiente y diverso", asegura.




Durante dos años, el canadiense Edward J. Waitzer fue uno de los directores independientes que tuvo la Sociedad Química y Minera de Chile (SQM), ostentando en ese período la vicepresidencia de la entidad.

Ed, como lo conocen en el extranjero, no era un novato. El ejecutivo de 63 años fue presidente de Stikeman Elliott LLP, uno de los estudios de abogados más importantes de Canadá; ejerció como director de varias empresas y fue presidente de la Comisión de Valores de Ontario (superintendente), además de vicepresidente de la Bolsa de Valores de Toronto y asesor de la Superintendencia de Valores y Seguros de Chile (SVS), al inicio del período en que Alejandro Ferreiro lideró la entidad. Pero a pesar de sus credenciales, su estadía en la mesa de SQM no fue fácil.

El aterrizaje del canadiense se produjo semanas después de que el directorio de la minera no metálica detectara el eventual pago de boletas y facturas sin respaldo utilizadas para el financiamiento irregular de campañas políticas, hecho que generó una crisis interna y la apertura de una investigación por parte del Ministerio Público.

No sólo la acción de SQM-B cayó drásticamente, perdiendo incluso casi 20% de su valor en ese período, sino que SailingStone Capital Partners, uno de los principales inversionistas que entonces tenían ese tipo de acción, envió una carta a la SEC (el regulador de valores de Estados Unidos, por sus siglas en inglés) denunciando la inacción del directorio y exigiendo su reestructuración.

Así, cuando Waitzer ingresó a la mesa directiva, el 24 de abril de 2015, se produjo un acontecimiento histórico en la minera no metálica: Julio Ponce dejó la presidencia de SQM, tras 28 años en el cargo.

Con la última renovación del directorio el viernes último se inicia una nueva etapa en SQM, al alero del acuerdo entre sus principales accionistas: Cascadas, la canadiense PotashCorp y la japonesa Kowa.

Waitzer es uno de los directores que no continúan. En esta entrevista, la única que ha dado en sus dos años en la mesa de SQM, repasa su experiencia como director en la minera y expone su diagnóstico: la firma exhibía importantes debilidades en su gobierno corporativo.

Ed, el "díscolo"

Edward J. Waitzer asumió como vicepresidente de SQM en medio de un importante desafío: clarificar las irregularidades y ordenar la compañía, cuya mesa sería liderada por Juan Antonio Guzmán Molinari.

Dice que aceptó no sólo porque sentía que podía ser un aporte precisamente en ese escenario, dada su experiencia profesional y su conocimiento en temas de gobiernos corporativos -tiene una clase en la Universidad de York, en Toronto, Canadá, sobre este tema-, sino también, porque tenía un profundo y antiguo vínculo con Chile.

Waitzer fue un profesional determinante para convencer a los fondos canadienses de pensiones para que invirtieran en el país. Era una decisión inédita y trascendente conseguir que parte de los ahorros previsionales de sus compatriotas fueran invertidos en un país sudamericano. Hoy, cuando los fondos de pensiones canadienses son de los principales inversionistas extranjeros en Chile, en su entorno afirman que el esfuerzo de Waitzer fue exitoso y significativo.

Tras cerrar su vínculo con SQM, Waitzer no duda en afirmar que la compañía "ha sufrido por no tener un directorio independiente y diverso", opinión que se fue fraguando durante los dos años en que fue director de la compañía.

Pese a que Julio Ponce ya no participaba del directorio, el canadiense revela que su última conversación con el empresario chileno fue hace más de un año y que no han vuelto a hablar. "En nuestra última reunión (Julio Ponce) fue muy crítico del directorio y la administración de ese entonces por no hacer nada para mejorar la compañía. Dada la cantidad de tiempo y esfuerzo que habíamos dedicado a limpiar el desorden al que él había contribuido, y a estabilizar y mejorar la gestión de la empresa, me pareció inconducente continuar con nuestras discusiones", relata.

Las polémicas votaciones

El abogado canadiense reconoce que durante su primer período como director "hubo muchos desacuerdos legítimos en el directorio, pero nunca hubo una votación dividida". Eso cambió durante el último año, admite, cuando se generó ese escenario "en dos votaciones, cada una sobre un tema importante. En cada caso, el presidente (Eugenio Ponce) emitió el voto decisivo, en circunstancias en las que no creo que él haya actuado con la debida independencia".

Uno de esos enfrentamientos, recuerda hoy el ex director de SQM, fue en el marco de la búsqueda de una solución para enfrentar el conflicto laboral de la compañía con el ex gerente general Patricio Contesse González, ejecutivo al que se vincularon todos los pagos irregulares a políticos.

"Inicialmente, apoyé la propuesta para resolver la demanda laboral de Patricio Contesse en términos que eran económicamente favorables para la compañía. Pero cuando quedó claro que estábamos recibiendo asesoría legal incompleta y posiblemente incorrecta sobre asuntos relacionados con Contesse, y tras una votación dividida en que el directorio rechazó mi solicitud de contar con asesoría legal oportuna y realmente independiente, cambié mi voto y me opuse a dicho acuerdo", revela Waitzer.

Finalmente, el acuerdo que permitió el retiro de la demanda laboral del ex gerente general implicó una indemnización a Contesse González en torno a los $ 2.700 millones.

En tanto, la otra votación a la que hace referencia el abogado fue la que enfrentó en noviembre, cuando se debatió la aprobación de un dividendo provisorio que, finalmente, resultó un 50% más alto que el acordado en 2015.

"En el medio de una reunión de directorio se presentó una propuesta para pagar un dividendo provisorio sustancialmente superior a las utilidades que la compañía acumulaba a la fecha. Eso se hizo sin previo aviso, sin estudios ni antecedentes previos, y fue aprobado en votación dividida y con el voto dirimente de Ponce, a pesar de la responsabilidad personal que asumieron los directores que votaron a favor", comenta hoy.

¿Una nueva etapa?

El 17 de abril pasado, las sociedades Cascadas, Potash Corporation y Kowa informaron en un hecho esencial enviado a la SVS un acuerdo que se rige por las leyes del estado de Nueva York, para votar en conjunto, decisión que elimina la figura del voto dirimente del presidente de la mesa.

Para muchos aquello representa el inicio de una nueva etapa que busca dejar atrás los conflictos e impulsar mejoras al gobierno corporativo. Para otros, eso permitirá enfrentar el frente abierto con Corfo, que ha generado duras críticas al directorio de la administración.

Waitzer no duda en recalcar que "SQM es una empresa extraordinaria, con un gran equipo administrativo. Es una historia de éxito empresarial de la cual los chilenos deberían estar orgullosos" y que espera que "el acuerdo (entre Potash, Cascadas y Kowa) muestre avances en la calidad del gobierno corporativo de la compañía".

Pese a que él es uno de los que no continúan, declara estar "feliz de dar un paso al costado en el interés de ayudar a que SQM tenga el gobierno corporativo que se merece. Supongo que mi salida era una condición del acuerdo".

Confidencia, a su vez, que "no tiene mucho sentido servir en un directorio dividido, donde las decisiones son enfrentadas por el directorio sin previo aviso y sin la asesoría adecuada. En ausencia de confianza mutua, la situación del gobierno corporativo se convierte en una distracción ante los importantes desafíos de la compañía y de la función primaria del directorio de apoyar a la administración".

El alto a Bitrán

Otra de las batallas que ha tenido que enfrentar la compañía han sido las críticas del vicepresidente ejecutivo de Corfo, Eduardo Bitrán, entidad estatal con la que SQM mantiene un juicio arbitral por el contrato de explotación del Salar de Atacama.

En este contexto, el personero ha cuestionado repetidamente la participación de Julio Ponce en la propiedad de SQM, condicionando el vínculo comercial a la permanencia del empresario en la propiedad.

Cuando se analizaba la venta de un paquete de acciones de Pampa Calichera, perteneciente a Ponce, en enero de este año, Bitrán condicionaba la posibilidad de generar nuevos negocios con la compañía a la necesidad de "un buen gobierno corporativo y que los cambios de control y las transferencias de acciones se hagan dentro del marco de la legislación vigente", porque "en este momento no están las condiciones de un contexto de transparencia e integridad".

Este tipo de declaraciones han agotado la paciencia de varios. Uno de ellos es el propio Waitzer: "Afortunadamente, SQM es una empresa extraordinaria -por la que Julio y Eugenio Ponce se merecen mucho crédito-, con un equipo de gestión fuerte y dedicado y trabajadores leales que se enorgullecen de lo que han logrado frente a muchos desafíos. Es lamentable que Bitrán continúe demonizando injustamente a la compañía, en detrimento de sus accionistas, trabajadores, proveedores y del país, presumiblemente para avanzar su propia agenda política".

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