Alcaldesa de Antofagasta: "La inmigración ha generado una segregación que muestra la cara más negativa de los chilenos"

Karen Rojo explica cómo se gestiona a una de las urbes más multicultural del país. "Existe una percepción de inseguridad, que es errada", dice.




Fue Seremi de Salud de la II Región en la administración de Sebastián Piñera, convirtiéndose en un rostro conocido en la zona por fiscalizar supermercados, lugares de venta de comida y cerrar un vertedero. En las pasadas elecciones municipales obtuvo un sorprendente 47% de los votos, presentándose como candidata independiente. Karen Rojo (34), química farmacéutica de profesión, se transformó en la alcaldesa más joven en la historia de Antofagasta, una de las urbes con más población extranjera y la capital de la región con mayor ingreso per cápita del país, cercano a los US$ 37.000.

¿Cómo es administrar una de las ciudades más multiculturales de Chile?

En la municipalidad no diferenciamos el origen de las personas para entregar nuestros servicios y atenciones. Hemos tenido un crecimiento significativo de la población inmigrante y eso ha generado una segregación sociocultural, que ha mostrado la cara más negativa de los chilenos hacia el foráneo.

¿La municipalidad brinda acceso a salud y educación? ¿Tiene cifras sobre estas prestaciones?

En la educación municipalizada, de un total de 40 mil estudiantes, tenemos matriculados 1.980 niños extranjeros (cerca del 5%). Hay casos de chicos cuyos sus padres no están de manera regular, pero no por eso vamos a negarle una matrícula. De hecho, tenemos establecimientos educacionales emblemáticos en la ciudad, que poseen cursos completos de chicos inmigrantes. En salud también atendemos a todo público (…). Al primer semestre de este año, se atendieron cerca de cuatro mil personas de otras nacionalidades. Número que creo se repetirá, este segundo semestre.

¿Pero existe una percepción negativa por parte de algunos vecinos de Antofagasta?

La Defensoría Penal Pública manifestó que las tasa de delincuencia cometida por personas inmigrantes es de un 4,7% y a mi juicio eso es bajo. Sin embargo, la percepción de la comunidad no es la misma. Hay un sentir de inseguridad por la presencia de inmigrantes en la ciudad que es errado. Pero insisto, los índices no lo dicen. Por supuesto que se ha visto, no podemos tapar el sol con un dedo, un cambio en los últimos cinco años en la ciudad. Hay una sensación de inseguridad al andar por la calle: se ve el microtráfico, un aumento de la prostitución y denuncias por ruidos molestos. Peleas callejeras de igual modo son vistas no sólo en el centro, sino también en el sector norte alto. Yo acojo las demandas de la ciudadanía, pero no sé en qué terminan. Vamos a fiscalizar, notificamos, pasamos el parte correspondiente, pero más allá no podemos hacer más.

¿Critica la actual Ley Migratoria?

Claro. Es un tema que venimos solicitando hace mucho tiempo y donde pedimos básicamente dos cosas: una fiscalización al empadronamiento de los vecinos extranjeros que tenemos en la ciudad y que exista un filtro para las personas que ingresan al país. Esto es, que busquen su visa de trabajo o turismo, lo que sea, en el país de origen. Eso agilizaría mucho los trámites y eliminaría esas filas interminables e inhumanas a las que se exponen día a día. La ley migratoria es del año 75, la más añeja de Latinoamérica, necesitamos renovarla.

En octubre de 2013 hubo incluso peleas entre chilenos y ciudadanos extranjeros. A raíz de eso usted formó una mesa de trabajo. 

La llamamos mesa multicultural. Partió precisamente en octubre de ese año y la integra la Defensoría Penal Pública, la PDI, Carabineros, organizaciones sociales y la municipalidad. Hemos invitado en cuatro ocasiones a la gobernadora, pero no ha participado. Sería bueno que se sumara, porque como municipalidad no tenemos la facultad para intervenir en muchos de estos temas. Hemos realizado campañas en establecimientos educacionales, firmamos un convenio con el Instituto Nacional de DD.HH. para capacitar a docentes y directivos. El próximo año vamos a abrir una oficina, cuyo enfoque será la no discriminación. No sólo racial, sino también de género, discapacidad o condición sexual.

¿Este aumento de inmigración ocurre en el contexto de que Antofagasta es una de las ciudades más costosas del país?

Antofagasta siempre ha sido y es la ciudad más cara. Lo que tiene relación con la minería. Lamentablemente, acá no todos viven del rubro, no todos tienen grandes sueldos y sí que ha generado una diferencia económica, una inequidad, una desigualdad en la ciudad. En los supermercados, los precios están hechos para un solo grupo, el de mayor poder adquisitivo.

¿Cómo explica el número creciente de campamentos?

El problema de viviendas en nuestra ciudad es un tema que surge a simple vista. Hace 10 años que no se hace una inauguración de viviendas sociales en Antofagasta y acá lo que más nos sobra es terreno.

¿Usted se ha quejado de manera constante por el nivel de la salud local?

La salud, a mi juicio, es la debilidad más grande que tiene el Gobierno con la región. Tenemos sólo un hospital regional que atiende a los vecinos de Mejillones, Taltal, incluso a los derivados de María Elena, Sierra Gorda y Calama. Este único hospital está en condiciones precarias, es el peor hospital que tenemos en el país y ésta es una de las ciudades más ricas: una paradoja.

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